El gobierno privatiza por culpa del imperio y a trabajadores vuelve víctimas y victimarios

Lunes, 16/11/2020 07:05 PM

Los asesores de Maduro, según en lo que creen, de una forma u otra, le convencieron que aquí lo que "le sale", para quedar bien con los votantes e intentar resarcir al país de este estado de quiebra material y moral en la que está hundido, pues es el votante como la joya a cuidar, siendo demasiados como para darle lo que merecen, y estén contentos, es entrar en una honda privatizadora en gran escala. Algo así como, poner al carro en retroceso y pisar la chola, pese se corra el riesgo de encontrarse con un fuerte muro.

Pero mejor, lo que queda por hacer, es meter el freno, dar la vuelta y, una vez completada esta maniobra, empujar chola a fondo. O lo que es lo mismo, hacer todo lo contrario de lo que aspiraba Chávez, sin que sus dolientes se incomoden y ni siquiera se percaten. Tanto que crean que, pese empiecen a ver las señales que habían dejado atrás, imaginen que son otras que les estaban esperando, porque el "camino es largo y duro, está lleno de sorpresas como esas y nadie dijo que iba a ser corto, como quien va allí mismito y fácil". Y si se dan cuentan que sean ellos quienes eso pidan a gritos.

"Eso sí", dicen los asesores, "vamos a prolongar las vicisitudes, los sufrimientos, lo más que podamos, para que ellos, los votantes, pues sólo eso son, no se den cuenta de la maniobra y crean que es una dura y larga lucha que venimos dando contra las sanciones y el enemigo". Y agregaron, "ni de vaina deben darse cuenta que esto le teníamos programado, saliese sapo o rana, para aplicarlo en vista de la debacle en la que estamos metidos y terminen cobrándonos las vainas juntas, la debacle, en la que hasta Rafael Ramírez metió las manos y las privatizaciones para intentar sacar las patas del barro".

La idea, según los asesores, es que la gente empiece a pedir a gritos que privaticen y entonces, ya no habría ni que apelar a las sanciones para justificarse sino, al contrario, en su debido momento, mostrarse como demasiado atentos al pedido privatizador de la multitud para salvarnos.

"Deben pensar los votantes que, si privatizamos, eso sucedió porque nos vimos obligados a hacerlo y ellos lo pidieron, no teniendo más opciones y porque hasta los saboteadores de adentro, junto con los sancionadores, nos llevaron a eso, como a cualquiera se le obliga a pecar a punta de pistola".

La estrategia es pues que hasta las privatizaciones se deben a los sancionadores y como tal, a ellos echen toda la culpa, pues en fin de cuenta, eso es lo que quiere el neoliberalismo y la gente de Trump.

Por esto, la estrategia privatizadora en Venezuela, toma un camino hasta creativo, destinado a convertir al mayor número de ciudadanos en cómplices y, en última instancia, hasta aplaudidores de lo que acontece, por aquello de mejor es poquito que nada.

Cuatro días atrás, como resultado del abandono por parte de los manejadores del servicio eléctrico, tanto que dejaron de prestar el debido mantenimiento desde hace mucho tiempo, antes se hablase de sanciones, dos guayas o líneas de alta tensión que parten de un banco de transformadores, también ya pidiendo cacao, colocado en la esquina de mi casa, se desprendieron, una tras la otra, con intervalo de unos 15 minutos, produciendo sendas explosiones descomunales. De inmediato, los pocos vecinos congregados, hechas las revisiones en las respectivas casas, reportamos que eso no había producido efecto en ninguna de ellas, por lo menos, de quienes allí concurrimos. Por lo que pudimos apreciar, apenas en un poste, uno de los pocos que hasta la noche anterior sus lámparas alumbraban, se había apagado.

Pero las dos guayas estaban tiradas en el suelo y guindando de uno de los postes, con el temor nuestro que allí hubiese carga y fuese aquello un peligro hasta mortal. En lo particular, aquellas guayas, impedían salir de mi casa por la puerta frontal, pues allí estaban ellas recostadas.

Dos días estuvieron allí tiradas, pese las insistentes llamadas de los habitantes de la zona a la empresa eléctrica. La actitud fue la misma de cuando alguno de los transformadores presenta desperfectos. La empresa ignora aquello y los vecinos deben hacer la "vaca" para pagar a alguien dentro de la empresa misma para que venga a reparar el desperfecto.

Desde los tiempos de María Castaña, en Venezuela, el servicio eléctrico fue definido como de las industrias básicas y de primer orden, tanto que, hasta Raúl Leoni, un viejo socialdemócrata, sacando del baúl de los recuerdos sus inclinaciones izquierdistas, en la inauguración de unas plantas de Guri, en su discurso dijo que, con obras como esa, esperaban que, en el futuro, éste y el del agua, serían de prestación gratuita.

Y ser el servicio eléctrico de las industrias básicas y hasta destinado a prestarse gratuitamente, según la visión y misión de los socialdemócratas y revolucionarios, debía estar bajo el control y propiedad estatal y a espera que, el petróleo y el posterior desarrollo de las fuerzas productivas, creasen las bases para hacer realidad aquel sueño.

Y eso llenó gran parte del discurso y la oferta de Chávez a los venezolanos y, sin duda, en "El Plan de la Patria", es una de las joyas de la corona.

Al fin, al tercer día, apareció una cuadrilla de hombres a bordo de un pequeño vehículo de transporte de la empresa eléctrica y empezaron las tareas de reponer los cables, para lo que estos empataron, nada de sustituirles. Viendo a uno de ellos allá arriba, en lo alto del poste, me acerqué a quien, por su propia iniciativa y lo gestual, identifiqué como el líder del grupo.

"Amigo, buenas tardes. Ya que el señor está allá arriba, permítame sugerirle y solicitarle el favor de revisar esa lámpara, pese imagino la bombilla en buen estado, pues esa la mandé a montar un tiempo atrás, cuando todavía eso estaba a mi alcance y a los pocos días dejó de encender. Supongo que, por un incidente anterior, por lo que movieron de allí todos esos cables, la lámpara fue accidentalmente desinstalada".

"Por favor, amigo", repetí el ruego, "estando ya allá arriba que es el mayor trabajo, instruya al señor para que haga esa reparación".

El señor que me había escuchado atentamente, me dijo:

"¿Por qué no habla usted eso con su vecino", dijo aquello mientras señalaba una casa, "para que sea él quien lo ordene?"

"¿Cómo es eso?" Pregunté haciéndome el inocente. "¿Acaso ese señor, a quien bien conozco, como un empresario respetable, es el gerente de la empresa eléctrica?"

"Usted debe saber porque le digo esto. Pero si habla con él y me autoriza yo haré esa reparación en caso que, como usted cree, la bombilla está buena".

"Bueno amigo", le dije, "haga usted lo que crea su deber. No molestaré al señor, con quien no tengo la confianza necesaria y menos creo sea esa la manera de abordar este asunto".

Repusieron los cables, como antes dije, empatándoles; bajó el trabajador de arriba y para nada revisó la lámpara a la que hice alusión.

El lector sabe bien todo lo que llamaré la intimidad del asunto. Como que mi vecino fue afectado por el desprendimiento de los cables y, los trabajadores de la empresa eléctrica, estuvieron allí haciendo un trabajo contratado y pagado por él.

Afortunadamente, mi vecino, tiene los medios para eso, lo que no posee un maestro de escuela jubilado. Los trabajadores de la empresa eléctrica se ven obligado a esos procederes porque la miseria del salario les obliga y, la empresa y sus gerentes, se hacen los locos a manera de mantenerles en servicio y hasta a ellos mismos, quizás, no sé, supongo llegue alguno de aquellos beneficios.

Y así mismo opera Cantv, donde a cualquiera le quitan la línea para vendérsela a otro y en la empresa telefónica nadie sabe ni dice nada al respecto. En la práctica, esos servicios están siendo privatizados o mejor pirateados y lo que es peor, ella, la práctica, está convenciendo a la mayoría que así es mejor. No habiendo nada, esas tracalerías legalizadas, por lo menos sirven para que quien tenga como pague y encuentre quien le resuelva un enredo. Quien, como un maestro jubilado, no tenga como operar de la nueva manera, que se joda, pues en fin de cuentas, para los débiles y pobres será el reino de los cielos después de muertos, por pendejos.

Lo primero que hicieron, de manera habilidosa, fue quitarnos el derecho al reclamo.

El venezolano terminará conformándose y esa es la estrategia de quienes asesoran a Maduro y hasta agradeciéndole al gobierno esas empresas privatice, convencido, como suele decir el pensamiento neoliberal, que toda empresa, sin excepción, salvo educación y salud, las que más ocasionan gastos y donde la oportunidad de negociar es menor, deben estar en manos del sector privado. Pues, todo lo que le cae en las manos lo despaturra.

¿Qué diría Chávez viendo, como en su nombre, se hace todo lo contrario de lo que predicó?

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