Keynes no tuvo propuestas para Maduro; los salarios seguirán deprimidos

Viernes, 22/01/2021 12:45 PM

Anteriormente hemos hecho referencia a la carta pública que Jhon Keynes le envió al presidente F. Roosevelt en 1930, su propuesta de la demanda Global fue ampliada más adelante (1936) y posteriormente explicada o interpretada por Piero Sraffa. Estas propuestas siguen siendo objeto de estudio, uno de los últimos fue la tesis doctoral de del actual Gobernador de Buenos Aires y exministro se de finanzas de Argentina Axel Kicillof, la cual se denomina Génesis y estructura de la teoría general de Lord Keynes.

En una conferencia en España el Dr. Julián Pavón, director de la facultad de economía de la Universidad Politécnica de Madrid, desglosa la ecuación de la Demanda Global y la sintetiza de la siguiente manera DG=C+I+G+E, donde DG es la demanda global, C el consumo, I la inversión y E las exportaciones. Esta simple ecuación persigue acabar o disminuir los dos grandes problemas de la economía como lo son desempleo e inflación, incluso para Keynes era antinómico o ilógico que coexista el desempleo con inflación.

La insuficiencia de la demanda global genera desempleo y para bajarlo Keynes plantea que se debe estimular el consumo (C) bajando los impuestos (a las personas) para que haya más dinero para consumir, aumentar la inversión (I) bajando las tasas de interés para que los empresarios inviertan más, aumentar el gasto público (G) con recursos del estado en contratos o empleos directos y aumentar o fomentar las exportaciones (E) disminuyendo el tipo de cambio (depreciando la moneda).

Mientras que para disminuir la inflación, la cual se crea por la demanda excesiva, los precios suben porque sube el consumo, hay que bajar la demanda global (DG), lo que implica disminuir el consumo (C) de tal forma que bajen los precios, lo que implica la subida de los impuestos a los consumidores, bajando la inversión y subiendo los tipos de interés (I), disminuir el gasto público (G) y aumentar el tipo de cambio (E) aumentado la tasa de cambio.

Esas recetas Keynesianas se aplicaron con precisión y funcionaron en los países desarrollados desde 1945 a 1973, pero en 1973 con la crisis del petróleo hace que coexistan desempleo e inflación, para lo que Keynes no tenía respuesta (tal como ocurre en la actual situación venezolana). La inflación de ese año no era por el exceso de consumo sino por los costos de los combustibles, este escenario le dio cabida a los postulados neoliberales de Milton Friedman. Venezuela como país petrolero resultó favorecida mientras se debilitaba la economía de los países desarrollados, con algunas similitudes este escenario se repitió en el año 2008.

Estas propuestas resultan factibles cuando el país tiene capacidad de producción, un sólido aparato productivo o no hay elementos exógenos que lo afecten, como costos de alza de combustibles o bloqueos. En nuestro caso para bajar el desempleo o mejorar los salarios, que en el fondo es casi lo mismo, se necesitaría disminuir los impuestos y aumentar el gasto público pero si el estado no tiene los recursos para auxiliar se generan déficit público y deuda pública respectivamente. Vale recordar que por el bloqueo se tiene impedido solicitar créditos y hasta usar los propios recursos en el extranjero. Mientras que al no haber la producción petrolera no tiene posibilidad de retomar los convenios de créditos con China o Rusia, que son los principales aliados comerciales del país, lo que obliga a utilizar políticas expansivas sostenidas en el tiempo, pero por un período determinado.

En el caso Venezolano, a diferencia de los países de la Unión Europea o de aquellos que aceptaron la dolarización de su economía, puede jugar con el tipo de cambio, sin embargo la experiencia ha demostrado que las constantes devaluaciones no son una opción para la salida de la crisis porque las exportaciones son exiguas. Sí la opción fuese lineal, en los países subdesarrollados se devaluara a diario la moneda para favorecer las exportaciones y disminuir el desempleo, pero ¿qué se va exportar cuando no hay capacidad ni de soportar nuestro propio consumo? Lo que más bien encarece los costos generando inflación.

En un ejemplo práctico, haciendo un análisis a la estructura de la nómina pública, siendo el estado el principal empleador, con una cantidad mayor a cinco millones de empleos y más de tres millones de jubilados, es decir que suman más de ocho millones de personas, sin incluir las estructuras de subsidios de las misiones que fácilmente superan el millón de personas. Si a esta nómina pública se le cancelara un salario promedio de dos petros, que es igual que decir 120 dólares, con una incidencia de bonos vacacionales, aguinaldos, más otros incentivos y se promedie que el ingreso anual por trabajador es de 18 meses, estaríamos hablando que cada trabajador o pensionado tendría un ingreso anual 2.160 dólares al año y si lo ampliamos a los ocho millones cien mil personas (cifras de P. Curcio) tendríamos un monto aproximado a los 17.5 mil millones de dólares que debe producir el gobierno para satisfacer la demanda laboral.

El presidente Maduro en la alocución con motivo de presentar la memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional anunciaba que en el año 2020 sólo ingresaron 743 millones de dólares, o sea un poco más del cuatro por ciento de lo requerido solo para pago de salarios. Pero la estructura pública del estado necesita mucho más que la nómina, también son gastos de funcionamiento, subsidios a empresas, soporte de las embajadas y consulados, así como los compromisos multilaterales que se cancelan en divisas. Por lo tanto pensar linealmente que lo que ingrese es para cancelar los salarios es un error, tanto como pensar que al pago un salario equivalente en dólares o anclado a petros el gobierno soluciona el problema de los salarios. Sencillamente, el país, ha perdido la opción de tener los principales ingresos representados por PDVSA.

En cuanto a la opción de recaudar más impuestos ha sido nuestra insistencia desde hace varios años en la optimización del cobro de los mismos, así como la aplicación de otros, pero contrariamente no se aplicó en su momento y la incidencia de los impuestos en el PIB ha bajado del 13% al 9% en cuatro años.

Recientemente se ha aprobado un incremento en el límite del encaje legal, que se traduce en las posibilidades de los bancos de entregar créditos, no nos oponemos a la entrega de créditos sino a que consideramos que este debe ser controlado por las diferentes desviaciones que puede producir la banca con este instrumento. Sin embargo, el propio estado ha hecho concesiones a la empresa privada nacional e internacional para facilitar la inversión y estimular la generación de empleos o la no pérdida de más puestos de trabajo. El tema de las concesiones a los privados, por las importantes connotaciones políticas, merece un artículo por separado.

Ante todo este escenario, muchos economistas afectos al gobierno, insisten en lanzar ofertas engañosas de salarios a los trabajadores pretendiendo atribuir las acciones de gobierno al modelo keynesiano y dogmático, pero no le explican a nadie de dónde saldrán los recursos para cancelar la nómina que pesa sobre el estado y sus instituciones. Cuando analizamos la propuesta de Keynes presentada en este escrito vemos que el gobierno se encuentra atado de manos por la debilidad de la principal fuente de recursos que es PDVSA, por tanto mientras no se recupere la producción petrolera o no haya productividad en las empresas sean públicas o privadas, no habrá opciones de nuevos impuestos. Por otro lado, también la ineficiencia productiva de las empresas privadas hace que sean los trabajadores y consumidores sobre quienes recaiga el peso de su ineficiencia, obligando a la población a vivir con altos precios y bajos salarios.

En síntesis, los salarios seguirán siendo bajos hasta que no se reconfigure la estructura económica nacional, fundamentalmente lo orientado a recuperar el aparato productivo.

*El autor es docente de la UPTAEB Lara

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