En esta edición quiero llamar la atención, con el apoyo del documento de la Juventud Obrera Católica, sobre las condiciones en las que el personal de salud a nivel mundial está laborando en medio de esta pandemia.
Parece mentira, pero el personal de primera línea que es el de la salud, y en especial los miembros del personal de cuidados y de primera línea que deben combatir el virus, son los más desasistidos. Todos ellos y ellas hacen lo mejor posible para aplicar las medidas de bioseguridad y contribuir a minimizar la propagación de este terrible virus mortal. No obstante, esto los hace a estar más expuestos al virus y en varios países, por lo que varios trabajadores y trabajadoras de la salud han muerto o se han enfermado. La falta de material de protección se está convirtiendo en un problema, como el caso de Filipinas o Venezuela, volviendo vulnerables a médicos, médicas y a los enfermeros y enfermeras que arriesgan sus vidas para salvar las de otros y las de otras.
En las últimas décadas, los cuidados de salud vieron como algunas administraciones recortaron sus presupuestos y muchos de ellos han sido privatizados en cierto número de países. Los efectos sobre el colapso de algunos sistemas de salud se hicieron palpables antes de la pandemia, pero en los tiempos actuales han adoptado un término más drástico. Previo a la pandemia, ya existían trabajadores y trabajadoras de la salud sobrecargados y sobrecargadas de trabajo, y esa sobrecarga se intensifica ahora. Y esa sobrecarga se ha convertido en un riesgo para su salud, incluso a nivel mental.
Teniendo en cuenta los riesgos propios de este sector, la protección es insuficiente. Todo esto contribuye a la propagación de la enfermedad en hospitales y residencias de ancianos.
Por ejemplo, en Ghana, existen fuertes medidas de apoyo a los trabajadores de la salud tales como: Subsidio adicional del 50% y no pago de impuestos durante tres meses. Además, se les proporciona autobuses de transporte gratuitos hacia y desde su sitio de trabajo y su hogar y viceversa, durante todo el período de vigencia de las restricciones.
Pero no es menos cierto también que el secreto para sortear la pandemia es la solidaridad. Sí, la solidaridad, la misma que le critican a Chávez, y que ahora es tan necesaria para poder hacer más llevadera nuestra situación. Por ejemplo, hay vecinos que les hacen compras a grupos vulnerables (niños, niñas, ancianos, personas con discapacidad, migrantes). De igual manera de adoptan medidas para apoyar a personas que no tienen hogar. A veces son a través de acciones individuales, movimientos sociales o políticos, Ong, comunidades o Estados.
En Brasil por ejemplo existen iniciativas locales, por parte de estados y municipios, organizaciones de trabajadores y trabajadoras, con el apoyo de parlamentarios, que proponen leyes y presiones para aprobar medidas de transferencia de ingresos para transformadores informales y desempleados. En menor medida, también hay iniciativas de empresarios locales que, individualmente o junto con otros, han puesto a disposición de infraestructura, materias primas, mano de obra para producir equipos como respiradores, visores, máscaras, delantales y gel hidroalcohólico, suministrándola luego a uno o varios hospitales.
El confinamiento también ha tenido algunos aspectos positivos, como los siguientes:
1.- Las actividades son más lentas, la gente viaja menos y algunos tienen más tiempo para leer, ver cosas y para estar cerca de su familia.
2.- Además, nuestra forma "normal" de vivir a alta velocidad tenía varios impactos negativos en el medio ambiente. Algunas ciudades están más limpias hoy en día porque hay mucho menos
tráfico. También se necesita menos electricidad para la economía desacelerada y la reducción de los
vuelos hace que haya menos polución.
3.- De repente vemos que la economía no siempre es la primera prioridad y que es posible tomar
medidas en las que nunca habíamos pensado.
4.- Por otra parte, la situación actual visibiliza
vulnerabilidades e injusticias en nuestro sistema, por lo que aumenta la conciencia. Las condiciones de vida y de trabajo precarias se hacen particularmente evidentes en crisis como esta. Por ejemplo, el
reconocimiento del trabajo cumplido por los trabajadores del sector de la salud muestra la necesidad de actuar y el debate respecto a las condiciones de trabajo en ese sector se ha
intensificado, especialmente en lo que se refiere a los salarios, el pago de primas y de riesgos y la
pertenencia a una asociación o un sindicato.
También esta situación obliga a redefinir las verdaderas prioridades de la sociedad actual. He aquí algunas interrogantes o preguntas generadoras que podríamos hacernos:
1.- Por ejemplo, si los centros comerciales se consideran
tan importantes que deben permanecer abiertos hasta la víspera del cierre, pero los servicios religiosos están cerrados. ¿Es tan importante ir de compras?
2.- En algunos países, los responsables religiosos no están incluidos en la redacción de los protocolos de medidas de precaución y es necesario que aboguen firmemente por la concienciación sobre las
actividades de las iglesias.
3.- ¿Y cuál es la verdadera importancia de los grandes
eventos deportivos? En Japón, los jóvenes trabajadores tienen la impresión de que la verdadera prioridad antes de tomar otras decisiones son los Juegos Olímpicos. En Alemania,
los juegos de fútbol (sin espectadores presentes) comenzaron antes de la apertura de las escuelas.
4.- La gran pregunta subyacente es: ¿La prioridad es la
salud o la economía? Algunos jóvenes trabajadores concluyen lo siguiente:
La salud es más importante que los contactos sociales, la educación, la cultura y el bienestar mental. Pero la producción industrial sigue estando por encima de la salud y el bienestar. Las decisiones nacionalistas centradas en el beneficio del Estado y de las empresas causan incomprensión."
También podemos constatar situaciones como éstas:
1.- En muchos países el comienzo del confinamiento
estuvo acompañado ̈de compras de pánico ̈, lo que significa, que la gente estaba comprando
enormes cantidades con el fin de constituir provisiones, lo que dificultaba a los grupos
vulnerables la compra de artículos de primera necesidad.
2.- A nivel ecológico, si bien la situación actual ha permitido de reducir ciertos tipos de
contaminación, estamos lejos de salvar nuestra tierra. Esta pandemia minimiza el movimiento de la
gente (coches, aviones, cualquier transporte público). Pero las actividades de las grandes
empresas que explotan y/o producen emisiones de carbono siguen en marcha. Cada vez más zonas
costeras son sumergidas por el mar, gran parte de ella se encuentra en Asia y el Pacífico.
3.- Los jóvenes trabajadores de varios países denuncian que los grandes empresarios y grupos
empresariales nacionales e internacionales que operan en sus países y que poseen la mayor parte de su riqueza producida, no han o poco han contribuido a compensar los costos de la pandemia, en vista de su rentabilidad y los impactos sociales y ambientales que generan sus negocios en el país.
4.- Lamentablemente, también vemos casos de empresas que abusan del sistema de seguridad social
existente destinado a apoyar a las empresas en esta crisis. Abusan de los sistemas de solidaridad y pone más carga sobre los trabajadores. Esto se traduce en mayor concentración de los trabajos e incluso pérdidas de puestos de trabajo.
5.- En el mismo orden de ideas, vemos con frecuencia
personas a las que no parece importarles, ni su propia salud ni la protección de los demás.
En la próxima entrega de esta columna, espero poder presentar las conclusiones sobre el impacto o los impactos de la Covid 19 en la realidad de la juventud trabajadora a nivel mundial, inspirado en el webinar de la JOC que ya tenemos tres partes comentando.
¡Bolívar y Chávez Viven! ¡Y sus luchas y la patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!