¿Revocatorio, otra forma de distraer la lucha por los salarios?

Miércoles, 19/01/2022 02:36 PM

Entre mucha gente, dicho así sin definir el universo político de la misma, porque parece muy diversificado, pareciera prender la idea del revocatorio. Es decir, hay como bastante bulla y quienes eso quieren.

Las elecciones de Barinas o mejor sus resultados, parecieran haber convencido a mucha gente opositora que "si se puede". Es decir, los hechos electorales y sobre todo este dado en el estado del piedemonte andino, han mostrado que hay posibilidades de ganarle elecciones a quienes gobiernan.

La fortaleza con la cual arrancó Chávez, por aquello del desgaste y hasta descrédito de los gobiernos y partidos de la IV República, el posterior respaldo que al comandante le dio un ingreso petrolero cuantioso, en buena medida derivado de sus gestiones y sin duda su identificación a través del discurso, eso que alguien suele llamar lo emocional y sin duda sus políticas, acertadas o no, pero llenas de buena intención, con los más humildes, postró a la oposición que se organizó contra él y le vio imbatible por la vía electoral. Conclusión esta que se fortaleció después de haber revertido en horas aquel golpe de Estado que hizo de Carmona Estanga, presidente por 24 horas, luego por haber desafiado el primer y único intento de revocatorio habido hasta ahora en Venezuela y sus posteriores y cómodas victorias electorales.

Gringos, desde Bush, llegaron a la conclusión que, dada la competencia mundial, había que deshacerse de Chávez y por supuesto luego de Maduro. Para eso, dado que los burros se buscan para rascarse – seguro que esto no le gusta a los filósofos y académicos- se unieron con quienes en el país estaban, electoralmente hablando, con las tablas en la cabeza, para meterse en una "odisea" de guarimbas, golpes de Estado y hasta invasiones.

Ganarle elección a Chávez, por los momentos y esto parecía como muy largo, lucía imposible; pero además, aún ganándole, la repartición de los poderes del Estado, como AN, TSJ, gobernaciones y hasta alcaldías, no sería la apropiada para que el capital gringo hiciese lo que quiere y anhela. Por eso, lo repito y lo seguiré repitiendo hasta el cansancio, porque siempre hará falta, surgió la idea de optar por lo ilegal, el golpe y la invasión.

Por lo anterior y para favorecer las cosas o las salidas ilegales, el expresidente Obama, declaró a Venezuela, un país pequeño y débil, como lo han demostrado los hechos, "una amenaza inusual y extraordinaria". Es decir, contra este país hay que tener todas las opciones sobre la mesa y, sobre todo, en primer y único lugar, las ilegales.

Se dice, cosa que no es del gusto de filósofos y académicos, pero sí de narradores y el común de la gente, pese el estereotipo, que "tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe".

Tanto intentó la oposición, apoyada por EEUU y la UE, en tumbar al gobierno, desatar una guerra interior y hasta causar una invasión, que se le quebraron las lanzas, fuerzas y entusiasmo. Y, pese a que antes habían visto muestras, era posible hacerlo por la vía electoral, como cuando casi derrotan a Maduro y luego le ganan la AN de manera casi cómoda, siguieron en el viejo cuento de la guerra y bajo los consejos de la injerencia.

Llegaron estas elecciones y los resultados les volvieron a mostrar que todas sus derrotas, como esta misma, se debían a su dispersión, división y falta de conexión con un universo que quiere paz. Barinas, al parecer, terminó de convencerles y los gringos, visto el avance de China y Rusia, pudieran haber aprendido que mejor es lo poco alcanzable que nada. Como tener un gobierno al cual respeta, pero en disposición de entenderse, que un enemigo.

Por todo lo anterior y por lo que uno lee, por fortuna, pareciera que la opción electoral, al fin, comienza a imponerse en Venezuela nuevamente; lo que podría ser una oportunidad para ganarse a la mayoría que se viene absteniendo al optar por una candidatura y un programa pertinente y correspondiente con sus anhelos. En este proceso de cambio comienza a tomar fuerza la idea de convocar un revocatorio contra el presidente Maduro. Y es como curioso, pero más bien una muestra de lo que decimos, que el CNE, ayer mismo aprobó una "solicitud para iniciar un posible revocatorio al presidente". https://www.aporrea.org/oposicion/n370791.html

Y el debate sobre el revocatorio ya está desatado. Factores de la oposición lo evalúan, discuten e intentan discernir sobre ventajas y desventajas. Pero la prontitud como el CNE decidió al respecto, es una muestra que en las esferas del gobierno ya ese asunto ha sido suficientemente discutido.

Hay quienes hablan de la dificultad que implica recoger las firmas. Dado se trata de una tarea a ser realizada por organizaciones inscritas en el organismo electoral y bajo la supervisión del mismo, para evitar posibles falsificaciones de firmas como las hubo en el pasado, parece y luce complicada; más por la necesidad misma que varias organizaciones deben ponerse de acuerdo para ejecutarla, habiendo todavía en la oposición muchas heridas y apetencias abiertas, lo que ha creado demasiado enemistades y desconfianzas. No obstante, en sí misma, no parece difícil y menos imposible, pues se trata de una cifra de poca magnitud, pero si lo bastante para necesitar mucho esfuerzo, organización, cierta unidad o acuerdos e inversión.

Pero hay otro escollo. Para revocar al presidente haría falta una cifra de votantes en favor de ese propósito superior a 6 millones de votos. Una muy cercana a la que el Psuv y la oposición misma, vienen alcanzando en las últimas elecciones. Recordemos que en las elecciones del 21-11, pese su enorme interés, dadas las circunstancias política, la abstención alcanzó el 58%.

No obstante, el número de votantes de la oposición toda, más el relativo a la abstención está muy por encima, de manera desbordante, al que todavía viene acompañando al gobierno, sin hacer alusión que ese viene en permanente descenso. Pero dado lo hondo que todavía está la idea abstencionista, impuesta por la oposición y surgida de quienes se han decepcionado del gobierno, no parece fácil alcanzar esa cifra de más de 6 millones de votos. No cabe duda que, quienes voten por revocar a Maduro, pudieran alcanzar una cifra muy por encima de la inherente a quienes quieren siga, pero no lo necesario para revocarlo. Y eso implica un grave riesgo, pues pudiera hacer cundir más la decepción.

Pero gobierno y oposición bien saben que, revocado el presidente habría que convocar en 30 días nuevas elecciones. Y esto plantea a la oposición un nuevo y descomunal reto, muy difícil de afrontar en tan corto plazo.

Lo cierto es que mientras este debate está ya desatado, para satisfacción del gobierno, que está dando muestras eso le gusta y conviene, como lo demuestra[ED1] la rapidez de respuesta del CNE, la lucha, movilización y vocerío de los trabajadores por los salarios, que no se viene escuchando, va a quedar más opacada aún y hasta en el olvido.

Pero los trabajadores tienen una pregunta pertinente que hacerse, ¿es cierto que cualquier cosa es mejor que esto? ¿Un nuevo gobierno, vistas las circunstancias y la historia reciente de la economía venezolana, vendría en disposición de favorecer a los trabajadores? ¿Acaso en la oposición ha habido muestras de desear asumir para sí los derechos de los trabajadores? ¿No es acaso mejor para estos, que quienes dicen ser sus partidos y partidarios, se aboquen desde ya, ahora y como lo han debido hacer antes, a la lucha por sus derechos?

Y siendo esto, lo del salario y todo lo que de ello se deriva y lo de la salud y la escuela y el comer, de enorme importancia para los trabajadores y un serio reto para el gobierno, al quedar opacado por una nueva lucha electoral, favorece a este y los factores económicos, partidarios del gobierno y de la oposición casi toda que, de hecho, sin importar sus posiciones ideológicas y políticas, de eso se favorecen.

Por eso, quienes quieren ser perspicaces y justos, de verse envueltos en tales tareas electorales, en un sentido u otro, deberían hacerlo levantando las banderas de la justicia, de mejores salarios para los trabajadores, lo que al contraer tal compromiso, pudiera favorecer a estos sustancialmente. Hay que presionar a las partes a tomar posición clara y definida frente a asunto tan dramático. Olvidar, dejar eso a un lado, como se viene haciendo, no significa ningún cambio ni forma de atraer a las multitudes y menos una demostración de estar de parte de los trabajadores, en disposición de defender a los asalariados, jubilados y pensionados por ancianos. La política no es un ejercicio en sí mismo.

En síntesis, el revocatorio podría terminar en una maniobra, no acordada, entre factores del gobierno y oposición, para eludir el debate sobre el salario, asunto en el que ambos universos coinciden.

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