Resulta difícil de creer que en un país tan gigantesco en lo que respecta a recursos naturales y riquezas de nuestro suelo como nuestra Venezuela, todavía existan pensiones y jubilaciones que no llegan siquiera a 2 dólares, al igual como el salario mínimo, como también salarios irrisorios para nuestros médicos y enfermeras de toda nuestra medicina pública, que van de la mano con los tristes salarios de nuestras fuerzas públicas tanto policial como militar, como también todos los empleados públicos, lo que me recuerda la suba exagerada y desmedida en las tarifas de Notarias y Registros, (de seguro que vendrán acompañados de aumento de salarios para dichos empleados de 300 dólares como mínimo (salario mínimo en toda nuestra América Latina)…
Dejando de lado todo lo antedicho, hoy solo quiero profundizar en las miserables pensiones y jubilaciones de nuestros abuelos, luego de transitar toda su larga vida, trabajando en pro de nuestra amada tierra como para el bienestar de su familia…
Estos hechos lamentables y desolados me recuerdan dos escritos míos que escribí con mucha humildad en tiempos de nuestro comandante Chávez…
Vayan dedicados a nuestros ancianos, que de seguro sentirán tristeza al leerlos, pero más que nada van dirigido también a nuestro presidente, donde es importante resaltar "Que todos llegaremos a viejos"…
Cuando ya no cuentes…
José Varela
Cuando comprendas…
Que en el libro de tu vida, se queman las últimas hojas…
Sentirás que ya no cuentas
Tus ojos ya casi no serán parte de ti, y no te dejaran leer las últimas páginas
Al despertar cada mañana, no habrá hueso que no te duela…
Sentirás que tus piernas caminan en cámara lenta…
Cuando te hablen, será como que estás viendo cine mudo…
Tendrán que gritarte al oído…lo que a ellos no les gusta…
Cuando sientas el coraje de mirarte en un espejo…
Descubrirás que tu nariz y tus orejas, son las únicas que crecen cada día…
No será necesario llamar a Pedro, Ramón o José, porque ellos ya no están…
La vieja también se fue…
Te han dejado solo
La muerte ya será tu compañera, la esperaras tal vez, con los brazos abiertos…
Hasta con alegría si se quiere…
¡Pero como tarda en llegar!
Tendrás que resignarte a que tu hijo te diga entre risas:
"Pero viejo ya me lo contaste 100 veces"
Devolviéndole la galantería de la risa, pero la tuya será como una mueca, y le dirás con tus ojos:
"Me faltan 900 más, para que me puedas escuchar"
Te verán hablando solo…
¿Solo?...Piensan ellos…
No ven a la vieja, que siempre está contigo
Por la ley de la vida, diste un paso al costado…
Tu hijo tomó las riendas
Hoy tienes tiempo para todo, las horas pasan lentas…
Hablas con las matas, las cuidas como nadie, principalmente las de María…
Que las dejó a tu cuidado
¡¡Las preocupaciones del pasado ya no cuentan!!
El alquiler, la comida, el colegio de los niños, el dinero que no alcanza, los remedios, el hijo que se enferma…
¡¡Viejo!!
Tú no serás el único que le falla la memoria…
La vida también se olvida…
¡Por eso ya no cuentas!…
Cuando te ven sentado, cansado y con la mirada perdida, te miran con nostalgia…
La misma que tú sientes recordando tu pasado
Tú primera afeitada…
La primera vez que el amor llamo a tu puerta…
Cuando hiciste el amor…
Cuando te sentiste hombre
¡¡Que saben ellos de todo eso!!
Cuando te ven con la mirada perdida…
A veces, un aliado viene en tu ayuda…
Es el que te jala de los pantalones a la altura de la rodilla…
¡¡Él si sabe que estás vivo!!
¡¡Le da otro rumbo a tu vida!!
Es el que te dice a media lengua…
"¡Abuelooo!"
Es tu compañero para jugar… el regreso a la niñez…
(…) Cuando una lagrima quiere hacerle una mala jugada, recuerda a su padre, cuando decía:
"No es de hombres llorar"…
Aprieta la mandíbula (porque dientes ya no tiene)…
El anciano mirando sus manos arrugadas y desgastadas por la vida…
Recuerda una frase lanzada a los pueblos, por los torbellinos de los vientos, en la pluma de nuestro Eduardo Galeano:
"Tengo las manos vacías, de tanto dar sin tener, pero las manos son mías"
Será por eso que a veces no comprendo, a los que se olvidan, que también ellos llegaran a viejos…
Vayan estas simples letras, a mi abuelo que ya no está…
Como nos decía Gardel: "Salute viejo"
si nuestro presidente no tuvo suficiente para la reflexión….
Aquí le va el siguiente:
EL BANCO DE LA PLAZA…
José Varela
Con el pasar del tiempo y sin desearlo...
¡Pase a ser parte de las fotos amarillas!...
Que al igual que un Mago ilusionista...
Son las portadoras de la mágica tristeza de desaparecer a las personas.
Mis amigos, los viejitos del ayer...
Me han dejado junto al tiempo, todas sus vivencias.
He sido el dueño de las primaveras que llegaban y se marchaban en carreras apresuradas...
Sin comprender que con su prisa me robaban, lo que yo no quería perder.
Pasé de ser el alegre protagonista, al nostálgico espectador...
De un beso robado en la mejilla de una muchacha, de un atrevido mozuelo que tuvo la osadía de dar el primer paso.
Sin imaginar que en el silencio, ella lo deseaba más que él.
Pasé de ser el preguntón que por momentos fastidiaba a los mayores...
A ser la voz de la experiencia…
El viejo padre que a veces "molesta", pero que se transforma en el último reducto, de un hijo preocupado...
Soy por reglas de la vida, la enciclopedia obligada de un nieto que pregunta...
Buscando las mismas repuestas que yo buscaba en mi niñez...
Y que hoy están tan lejanas en mi ayer.
Hoy la vida...
Pretende encerrarme en la cárcel de la vejez
Soy el que no puede pasar indiferente al lado de unas rosas, que hoy me niegan su fragancia...
Sin importarles que sean las mismas flores que tanto amaba mi mujer.
Me he vuelto con el paso de los años...
En el portador de la nostálgica tristeza de saberse olvidado.
A veces escapo entre las sombras...
Y sin que nadie lo sepa...
Me he hecho propietario... del viejo banco de la plaza
Se lo compré a un viejito...
Que comprendiendo que se marchaba...
Logro que le pagara, con una promesa arrancada de mis labios.
"Que todas mis mañanas alimentaré a las palomas"
(…) Cuéntame Nicolás, te sirvió de algo leer esto (que de seguro no leerás)…
Abuelos pidiendo ayuda en nuestras calles (medicinas, para comer, etc.), cuando viven solos y no existen hijos que los socorran…