Alguien ha dicho que el aumento del salario mínimo es insuficiente porque al "Petro se lo ha comido la inflación".
Tal juicio, emitido a manera de protesta por un dirigente sindical a quien en Aporrea le dieron mucha importancia, tanto que fue colocado como de manera relevante y vistosa, es por demás confuso y casi disuasivo con respecto a los temas a discutir. Desvía el debate y, de hecho, arremete contra la indexación.
Pues eso que, al "Petro se lo ha comido la inflación", pareciera no ser muy asertivo. Pues si el presidente hubiese dicho, que no lo dijo por guardar las apariencias, que el salario mínimo sería a partir de ahora 27 dólares y fracción, según mi cálculo, lo equivalente a ½ Petro, si hubiese tenido sentido se dijese que eso era poco porque la hiperinflación y el dólar se comieron el salario y la soberanía.
En verdad, lo que se han comido varios factores es al bolívar y los salarios.
Lo juicioso sería decir que el aumento del salario mínimo a ½ Petro es insuficiente. Pues ese salario, que sería un poco más de dos dólares ó 8.5 bolívares diarios, sigue siendo una miseria, lo que haría perder el tiempo demostrarlo.
Pero el juicio es desacertado porque de manera consciente o no, se descalifica la propuesta de anclar el salario al nivel correspondiente y justo, de la manera que sea pertinente, al Petro. Pues es sabido por casi todo el mundo, lo que no niega haya quien no, que esa moneda aumenta su valor de manera paulatina, sujeta al valor del petróleo y está lejos de ser manipulada o estrangulada por el dólar.
No sé, eso habría que averiguarlo - pues el juicio lo emite alguien a quien Aporrea mucho valora -, si lo que se intentó decir es que el aumento debía fijarse en la unidad monetaria estadounidense, el dólar, tal como ocurre con los precios. Lo que sería una medida contraria a la soberanía e intereses de los trabajadores venezolanos. Y sería bueno ventilarlo, porque así como hay confusiones entre quienes gobiernan, sobre todo ante la pugnacidad entre las potencias imperialistas, que nos hacen creer que tenemos vela en ese entierro, también pudiera haberlas entre gente de izquierda, el progresismo, nacionalismo, de los trabajadores, también confundiendo la gimnasia con la magnesia.
Lo que debemos reclamar es un aumento de conformidad por lo menos con la cesta básica, lo constitucional y en una moneda que no pueda ser manipulada de modo que al siguiente día del aumento, las maniobras de guerra contra el bolívar, pongan los precios que se les antoje y dejen a trabajadores igual o peor que antes. Entonces lo pertinente, sobre todo tratándose de los trabajadores, no es protestar porque el aumento se haga en Petros, sino por la mayor cantidad de estos. Pero fundamentalmente que el salario se indexe a esa moneda. El por qué ya lo sabemos, nos lo enseñó la vida. Y hay que reconocerle a Pascualina Curzio todo el empeño que ha puesto en esa lucha y armarnos de esa bandera
Pero lo decidido por Maduro hasta ahora, según parece, es que el salario mínimo sería equivalente a ½ Petro. De la misma manera que lo hizo años atrás, pero sin la debida y necesaria indexación, como estaba previsto. Pues la gaceta oficial, aparecida días después fijó el salario mínimo en bolívares y no en ½ Petro. Decisión que permitió que a los pocos días el ingreso de los trabajadores quedara pulverizado, mientras el precio del Petro subía rápidamente.
Entonces lo por hacer, no es desacreditar al Petro, como decir falsamente que la inflación se lo comió", sino pedir que el salario mínimo, que comparto la idea debería ser superior a ½ Petro, debe indexarse a esta moneda que día a día sube de precio. Y siendo así, los ingresos de los trabajadores aumentarían con este y no pulverizados por el dólar.
Por eso sí, hay que esperar para reclamar, de ser necesario, que la Gaceta oficial por salir, deje constancia y legalizada la indexación del salario al Petro y que no vuelva a suceder lo de la vez anterior; asunto al cual ya hicimos referencia. Pues sería volver a lo mismo de antes, ser víctimas de un engaño.
Otro asunto al cual debe prestar atención desmedida la dirigencia sindical, si es que alguna queda todavía, pues uno que no sale mucho a la calle por la vejez, no tiene como comprobar ella exista, es el relativo al cálculo de las tablas salariales, según las distintas categorías de trabajadores.
Hay una relación fácil de calcular entre el salario mínimo y esas tablas. Pues se trata de trasladar el porcentaje de aumento del salario mínimo a ellas. De modo que si el salario mínimo se aumenta en un 100 por ciento, el mismo efecto debe producirse en las tablas.
Pero la vez anterior, un organismo satánico, por su nombre y conducta, llamado ONAPRE, que siempre he creído se llama "Oficina Nacional de Presupuesto", dependiente del Ministerio de Planificación, al frente del cual, por años ha estado un personaje que, lo menos que voy a decir por ahora es que suele ser muy escurridizo, sumergido entre las sombras y dado a prestarse a hacer todo aquello que a muchos causaría escozor, elaboró unas tablas a capricho y de manera azarosa, para restarle a todos los trabajadores sus ingresos y reducirlos a la pobreza y casi la mendicidad. A los educadores, por ejemplo, área a la cual pertenezco, nos redujo el aumento casi al 500%.
Aquello, llamarlo estafa se quedaría corto, pues más bien pareció un atraco a mano armada.
Entonces lo que habría que reclamar, no es que se nos aumente el salario en base a una moneda que supuestamente "se la comió la inflación", supuesto falso, sino que sea mayor a eso de ½ Petro y aquél se le indexe a esta moneda. Y además, que las tablas salariales sean calculadas con pulcritud, honradez y no con la mezquindad propia de quien trata de ganarse el cielo con escapulario ajeno.
Pero todavía queda algo más. Hay que reclamar el derecho a la contratación y el respeto de los contratos de trabajo. Lo que pasa por privilegiar el salario y dejar sentado definitivamente que los "bonos", no pueden sustituir a este y menos servir de excusa para contener las luchas por aquél.
Pero ese reclamo no sólo habría que hacerlo al patrón, empezando por el Estado que juega el doble rol, sino que deberíamos empezar por los sindicalistas que, más parecen hermanitas de la caridad o miembros de cualquier congregación, dispuestos a admitir todo lo que se le diga desde arriba porque en ello está presente la palabra del señor.