El salario, el petro y el devaluado sindicalismo. Se buscan unos cuantos sindicalistas con moto y cerebro propios

Lunes, 07/03/2022 03:10 PM

Un personaje que, según es importante representante sindical de los trabajadores del Estado o como ellos se mal llaman, "empleados públicos", pese tienen el derecho a contratar, ha declarado lo siguiente:

«Caería de perlas que el primero de mayo se esté produciendo el segundo ajuste de las escalas salariales de la administración pública en función del medio petro.

https://www.aporrea.org/trabajadores/n372012.html

Ese mismo personaje, antes, no muchas horas, de hecho, se declaró en contra del nivel del aumento, como lo hubiera hecho cualquier trabajador y sindicalista que se respete, pero cometió un error, esos que uno comete cuando se pone a hablar de lo que no sabe. Pues se manifestó en desacuerdo con el aumento en medio Petro y sobre todo que fuese en esa moneda que, según él, ya la hiperinflación "se había comido".

Se equivocó, pues no es al Petro a quien se ha comido la inflación y el manejo cruel del sistema cambiario paralelo, sino al bolívar y, en consecuencia, al salario de a quienes nos pagan con esta moneda. Pareciera desconocer que la moneda de uso "legal", de hecho y no de manera fortuita u obra y gracia de la Virgen del Valle, y masivo en Venezuela, es el dólar y, que la mayoría de los trabajadores del sector privado, están cobrando en base a ella, siempre a un nivel muy inferior al de los de los demás países del mundo.

Por eso, dado que los trabajadores nacionalistas y conscientes de lo que eso significa, no podemos pedir se nos aumente y cancele el salario en la divisa extranjera, sino en otra que sea nuestra y los piratas del cambio no puedan sabotear. Y esta sería el Petro. Pero no basta que el presidente diga que fijará el salario mínimo en ½ medio Petro, que hoy equivale a unos 126 bolívares, que sigue siendo demasiado bajo, sino que debe decretar que el ingreso de los trabajadores queda indexado a esta moneda digital. Esto significa demandar no suceda lo de la vez anterior, cuando también habló del salario mínimo a medio Petro pero en realidad lo fijó en bolívares, tal como salió en la gaceta oficial. Por lo que a los pocos días, el dólar hizo añicos ese nuevo esquema salarial.

Pero para garantizar lo anterior no bastan buenos deseos, lo que deja muy mal parado al sindicalismo, sino organizar las luchas para los fines consiguientes.

Este mismo sindicalista, ahora vuelve más o menos con la misma actitud y se limita a manifestar "su buen deseo", diciendo que el nuevo o segundo aumento, pues el ya habla de dos, lo da como un hecho, "nos caería de perlas".

En el lenguaje coloquial venezolano, esa expresión, como también en la novela "La perla", de John Steinbeck, es sólo eso, un buen deseo, algo así como "ganarse la lotería" o "pegar el único cuadro con cinco y seis". De donde el sindicalista, pareciera quitarse la braga del trabajador para ponerse una sotana y en lugar de luchar y agitar al movimiento obrero por su justa causa, opta por ponerse a rezar el Padre Nuestro y el Ave María. O divagar y contar historias crueles, como esas a las que son aficionados, quienes uno suele llamar "protestantes", cuando se instalan en el medio de una plaza pública.

Pero para ser justo, y no vaya uno a indisponer al muchacho, es bueno advertir que esa es la actitud de casi todo el movimiento sindical venezolano, sean del gobierno o de la oposición, hasta esa que se llama de izquierda.

En los tiempos de la IV República, los dirigentes sindicales y gremiales del magisterio, nos mantuvimos en lucha constante por la contratación y la renovación de los mismos. Y en la medida de lo posible, salvo algunas fallas, la base sindical terminaba aprobando su propuesta contractual, aunque al final, como siempre sucedió y a eso estaban sujetos por la realidad, las conclusiones o acuerdos definitivos estuviesen por debajo de lo solicitado.

Y era acostumbrado que, hasta los partidos del puntofijismo, los gobernantes, en un nivel de intensidad, dependiendo de sus compromisos y presiones, apoyasen los contenidos del contrato y las luchas por el mismo.

Pese las fallas que en aquello hubiese, los sindicalistas mayormente hacían el rol que les correspondía, el de luchar por el compromiso contraído con los trabajadores, sin que eso niegue que, en algún momento, alguien se desentendía del compromiso y caía en componendas con el patrón.

Eso de nos "caería de perlas", es una manera casi inocente de pintar o confesar el verdadero rol que ahora juega la mayoría de la gente del movimiento sindical, estén comprometidos o no con el gobierno o los patronos; pues se conciben así mismos como carteros de a pie. El derecho a contratar lo han entregado y se conforman que el patrón decida lo que debe pagar.

Días atrás, como de manera subrepticia, los gremios docentes, introdujeron un proyecto de contrato ante el MPPE, que es "un secreto bien guardado", algo de lo que hasta ellos mismos no saben, supone uno ya que no dan ninguna explicación o información y además, por lo mismo, para nada están interesados que las bases gremiales se pronuncien sobre el asunto. Ellos metieron unas propuestas secretas, hasta inmateriales y están a la espera que el patrón les diga lo que nos va a dar y eso no tendría discusión. Es más, parece ser que ya el gobierno, al anunciar el aumento por venir, dio la respuesta y ante esta no hay nada que decir, no hay derecho a pataleo y si acaso, sólo nos queda "ir a llorar al Valle", cuando la ONAPRE, esa cruel oficina, verdugo de los trabajadores, decida sobre las tablas salariales..

Ya sabemos que, siendo el nuevo salario mínimo el equivalente a medio Petro, digo así porque no se ha hablado de indexación, lo decidido por el MPPE, será la aplicación de las tablas criminales de la ONAPRE, en la cual a los profesionales de la docencia se nos roba una cantidad exorbitante. Y seguro, dado el procedimiento, que los sindicalistas, como hermanitas de la caridad o buenos sacerdotes, bajaran la cabeza y dirán "Gracias al Señor".

En "La Perla", Kino, en medio de las dificultades que genera la pobreza, particularmente la enfermedad de su hijo, encuentra, después de buscar afanosamente, una enorme perla que le pinta una perspectiva diferente. En mi novela por editar, "Los perdedores", Papaíto, el electricista del pueblo y al servicio de la planta local, se gana la lotería. Fueron hechos fortuitos, esos derivados de manera azarosa por la suerte o decisión del "Todo poderoso", más no de los derechos del trabajador.

Esa expresión "sería de perla que el primero de mayo se esté produciendo otro aumento", sobre todo usada por un sindicalista en apariencia no comprometido con el gobierno o, por lo menos, de los inconformes, lo que quedó en evidencia al denunciar con razón el aumento como insuficiente, es todo un pobre discurso acerca del rol que los sindicalistas juegan o la concepción que tienen del mismo en este momento.

No se trata que el gobierno sea autoritario, que algo de eso tiene, como lo han tenido todos los gobiernos que en nuestro mundo "han sido", sino que en estos largos años, llevamos veinte, se ha forjado la idea que la lucha de los trabajadores no tiene sentido ni valor y que los agentes sindicales sólo son para hacer trámites insustanciales, burocráticos, apoyar en determinados casos o simplemente pedir dádivas al patrón.

Por lo anterior, no existiendo sindicalistas libres, ni con claridad de su rol y por eso que ahora llaman "delibery", por copiar a los imperios y las culturas dominantes, pues eso siempre ha existido, solo que le llamábamos repartidores, para lo que un buen día aparecieron las bicicletas de reparto, en sustitución de las cestas o maras, es valedero solicitar "sindicalistas con moto propia", como que sean libres, al servicio de la clase trabajadora y se fundamenten en las luchas y no en lo fortuito, buenos deseos del patrón o a espera nos saquemos la lotería como "Papaíto" o encontremos una enorme perla como Kino.

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