Según diversas fuentes oficiales, como el Ministerio del Trabajo, Educación Superior y MPPE, el gobierno ha reconocido lo dispuesto en la legalidad, ley del trabajo y los contratos firmados con la representación de los trabajadores a su servicio; lo que significa pagar lo correspondiente al bono vacacional y recreativo, este último correspondiente a los jubilados. Es decir, la decisión arbitraria, ajena absolutamente a la legalidad y hasta neoliberal, los fines de los trabajadores y los revolucionarios, emanado de la ONAPRE en el aspecto que hemos mencionado, ya que hay otros asuntos, como las primas sobre lo que hasta ahora nada se ha dicho, fue derogado.
Es cierto que los de la ONAPRE no actuaron por su cuenta sino con la anuencia de alguien con la suficiente competencia para decidir sobre asunto de tanta trascendencia. Pero tampoco es valedero negar que, de ese organismo o de la mente de alguno de quienes allí deciden y "planifican", haya surgido la iniciativa.
También es verdad que el gobierno todo y hasta sectores sindicales a él ligados, quizás por eso que llaman disciplina mal entendida, se mantuvieron callados por demasiado largo tiempo mientras importantes y abundantes sectores, incluyendo mucha ajena, cercana, amiga del proyecto que inició Chávez y hasta militantes del PSUV, se movilizaron, como corresponde a los trabajadores en defensa, no sólo del pago de unas vacaciones, sino de algo más trascendente, la defensa de los derechos laborales y los contratos de trabajos, conquistas de muchas años, intensas luchas y grandes sacrificios en correspondencia con eso que llaman lucha de clases.
No hay duda, por las razones que sean, de lo que hablaremos más adelante, el manejo gubernamental de todo este asunto, fue absolutamente ajeno y hasta contradictorio con los intereses de los trabajadores todos, sin importar las razones que se esgriman para justificarlo. Pudo manejarse de otra manera, sin negar nunca asuntos tan principistas como esos. Pudo haber sido por falta de recursos o atendiendo a norma monetarista frente la inflación, lo que para alguna gente justificaba la decisión, pero incurrieron en el garrafal error de intentar violar las leyes, derechos, conquistas de los trabajadores y eso es para los revolucionarios, un pecado mortal.
Intentamos hacer entender que quienes gobiernan, deben reconocer que se equivocaron, intentaron manejar un asunto de manera indebida y deben agradecer a los trabajadores todos, se hayan movilizado y obligado a hacerles reconocer cuánto de malo y contra revolucionario intentaban, hasta el punto de afectar, más allá de la simple cantidad de dinero que para cada uno de los trabajadores significa el pago de las vacaciones. Estaban incurriendo en el garrafal error de ponerse, en asuntos de principios, inherentes a la lucha de clases, de parte del contrario. Estaban creando hasta "jurisprudencia", un precedente y hasta excusa, con la anuencia hasta del TSJ, que se mantuvo también mudo, para que la clase capitalista negase a todos los trabajadores conquistas derivadas de tantos sacrificios que constituyen el motor de la lucha por el cambio.
Es natural, que dadas las circunstancias, a los reclamos y protestas de los trabajadores, limitados a defender sus derechos, factores opositores de la ultraderecha se aprovecharon de la situación para "arrimar la brasa a su sardina". Es por demás evidente que esos sectores para nada le interesan las luchas y aspiraciones de los trabajadores, dado que estas están en contra de todo eso por las clases que representan y en función de quienes hacen política a su servicio. Cualquiera que lo dude, sólo tiene que revisar "las luchas" o mejor guarimbas de ellos en los últimos 20 ó 22 años y no hallará en ellas ningún reclamo en favor de los trabajadores.
Pero el gobierno cometió un garrafal error, como intentar arrebatar, sin que tengamos todavía suficiente claridad acerca del por qué, unas conquistas fundamentales que obligaron a los trabajadores a movilizarse en defensa de lo suyo, lo que aprovechó la oposición de ultraderecha para agitar sólo en función de su ancestral y persistente objetivo. Pero esto, lo que interesa a los guarimberos y agentes del capital externo, nada tiene que ver con las luchas de los trabajadores. Más bien es todo lo contrario.
Si los trabajadores lograron imponer sus derechos, es lógico pensar que la derecha pro capitalista, neoliberal, al servicio de los intereses del capital privado y los empresarios, salió derrotada.
¿Quién pudo haber salido triunfante en el cómo se desenvolvió el conflicto sí, pensando de buena fe, esperamos que el gobierno habrá de cumplir tal como corresponde y se acaba de comprometer, lo que significa reconocer haber incurrido en un error?
Yo diría que, en primer término, los trabajadores recuperan sus derechos y pueden continuar luchando por otros nuevos y mejores. Entre estos miles de militantes y simpatizantes del partido de gobierno y, en teoría, la tarea del cambio social que el gobierno se propone de conformidad a los sueños de Chávez.
Pero también, si partimos de la idea que el gobierno y el partido que le respalda y sustenta, representan los intereses de los trabajadores y la lucha por el cambio de la sociedad en una justa y equilibrada, salió si no ganancioso según su orgullo, si favorecido. Haber corregido a tiempo, en todo caso, resulta más beneficioso que haber insistido en el error.
Por eso parece como infantil que, factores del gobierno, que se definen así mismo como revolucionarios y militantes de una izquierda "equilibrada", nada insensata, trasnochada y fracasada, celebren como un "triunfo solo suyo", contra la reacción y enemigos de la clase trabajadora, lo que no es sino haber reconocido un grave error y hasta evitar caer en un abismo. Si acaso, sería esto lo digno de celebrar y es bueno y saludable, pues les pone en el camino correcto, el de acercarse y comprometerse más con los trabajadores y no un "triunfo", propiamente dicho, o haberle infringido una derrota no a la ultraderecha por su propia iniciativa sino a los trabajadores y la izquierda toda, incluso militante del PSUV, que salieron a protestar persistentemente por sus derechos.
Si juzgamos con equilibrio, por acción de factores que están obligados por "El Plan de Patria" y la herencia de Chávez, hasta instinto de clase y simples necesidades materiales, en esta lucha donde se puso en peligro la pérdida de derechos fundamentales de los trabajadores, estos terminaron triunfando pero en verdad, no a costo de quienes gobiernan, quienes al haber corregido su error, desobedecido las propuestas del neoliberalismo y los monetaristas, dieron un giro que pudiera llevarlos a retomar el camino. Y siendo así, ellos también pueden celebrar lo acontecido como un triunfo pero en común con otros. Reconocer las razones de quienes nos enfrenten en un determinado momento, cuando erramos el camino, se convierte en un triunfo común de quienes advirtieron y los advertidos, cuando estos corrigen a tiempo.
Y así deben verlo. Y la izquierda, el movimiento progresista todo, junto con los trabajadores que, en buena medida son la misma cosa, han triunfado de nuevo frente a la derecha neoliberal, monetarista, el capital externo y agiotista que sueña con un país donde puedan imponer sus leyes y normas para explotar la fuerza de trabajo a su gusto y placer y los partidos que les hacen el juego o el trabajo.
Pudiera ser esta la oportunidad para que, en la izquierda, se comiencen a revisar muchas cosas y haya un reacomodo como debe ser y quienes por sus propias definiciones y aspiraciones, son de hecho aliados, dejen de verse como enemigos y, al contrario, "cada quien debe estar con su cada quien", sin sectarismo ni odios infundados.
El triunfo de los trabajadores en esta lucha, no debe verse como una derrota del gobierno, si este, se asume, como lo dice en su habitual discurso, un representante de aquellos y guiados por lo diseñado en "El Plan de la Patria" y la herencia de Chávez. Y es además, un buen aviso, que debe tomarse muy en cuenta el pensamiento e inherencia de los trabajadores y el pueblo todo en cada asunto, en lugar de insistir en decidir de manera arbitraria y hasta en contradicción con aquellos que tienen el poder y derecho de participar y protagonizar.
En síntesis, el desenlace de todo este asunto terminó en un triunfo popular y sobre todo de los trabajadores, pese faltan algunas cosas por concretar, como que no se trata de eliminar a la ONAPRE, sino negarle a esta disponer lo que está ya prevista en las leyes y los contratos colectivos; y es también un triunfo de todo aquel que se defina y crea revolucionario. No se trata sólo y simplistamente que los trabajadores lograron la promesa de se les pague una deuda tal como está previsto en las leyes, sino que lograron ratificar la validez de acuerdos y conquistas sagrados. Lo otro hubiera sido retroceder 100 años.
Aquí, sí hubo derrotados, fueron los neoliberales, monetaristas o, lo que es lo mismo, la derecha y contra revolucionarios y el capital explotador. Corregir, más si se hace a tiempo, lejos de llevar a la derrota, lo más probables es que conduzca al triunfo. Depende de cómo cada quien se asume.