"Esta sala debe advertir un hecho público y comunicacional, consistente en la estrecha vinculación entre el asunto que subyace a la presente demanda y la matriz comunicacional que se ha venido creando en los últimos meses, pretendiendo imputar a la ONAPRE y, en fin, al Estado venezolano, un acto cuya existencia no ha sido demostrada y, por ende, mucho menos su autoría, con lo cual, a pesar de su inexistencia, se ha utilizado para generar malestar en ciertos sectores de la colectividad, crear conflicto social y atentar contra valores y principios cardinales previstos en nuestro orden constitucional, lo que debe ser objeto de investigación por parte de las instituciones competentes, incluso, determinar la posible existencia de forjamiento y otros ilícitos, tanto en el presente como en otros asuntos vinculados; caso en el que se deben determinar las posibles responsabilidades a que hubiere lugar (penal, disciplinaria, administrativa y/o civil) (http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/00252-14722.2022-2020-0155.HTML).
Según existen los llamados silogismos de atinencia y que, en general, los más simples constan de una premisa mayor, otra menor que puede contradecir la anterior y desencadenan un corolario o conclusión que, como se dice coloquialmente son como las frutas maduras: caen por su propio precio. De acuerdo con Wikipedia "El silogismo es un tipo de razonamiento deductivo que hace parte de la lógica de origen griego. Consta de dos proposiciones como premisas y otra como conclusión, siendo la última una inferencia necesariamente deductiva de las otras dos. Fue formulada por primera vez por Aristóteles".
Mutatis mutandis, si se lee en esta perspectiva de la lógica aristotélica el fragmento de la sentencia citada supra, acerca del espinoso caso de la ONAPRE, herida abierta que puede hasta costarle la reelección presidencial a Maduro y sus Onapre-boys en el 2024; si la resolución de la tal oficina de presupuesto nacional que echa serrucho a los salarios, primas y bonos de todos los trabadores de la administración pública venezolana es inexistente y tiene a más de uno caliente como plancha de chino; entonces dada ese tal vacío fuerza es concluir como al desgaire que la Sala Política Administrativa del TSJ de Venezuela, cuyo presidente es antiguo militante del Partido Comunista de Venezuela, PCV, hoy dimisionario como sacerdote de aquella iglesia, Dr. Malaquías Gil, es un genio de la lógica jurídica.
Dice un viejo compañero de estudios de Derecho en la Universidad de los Andes-Mérida que, en su juventud, no se sabe si él o el interfecto, era un revolucionario que con fe de carbonero y como sentenciaba a Tercera Internacional, optaba por el proletariado mundial (Uníos); de allí que no entiende cómo es que hoy, ese camarada de ilusiones juveniles, se pone de espaldas ante las demandas de los trabajadores. Bueno, él ya no gana treinta dólares mensuales, claro; y después de sesudos análisis tan preclaro jurisconsulto, junto a otros sectarios del alto tribunal de la república (pocos en realidad, pero que deben pagar por sus servicios prestados a la AN), vengan y digan eso de que la resolución de a la ONAPRE que se pasa por el forro todos los derechos laborales de los asalariados de este país, es inexistente. La onapre es un ente metafísico y sus acciones intangibles, que para nada se meten con la comida del trabajador y sus familiares, critican por criticar; además, lo contrario viene a ser una campañita que tienen por ahí algunos revoltosos que conviene aleccionar como en la vieja escuela punitiva. El que no quiera entender los razonamientos del TSJ Sala Política Administrativa no es sino activador de un plan para tumbar el gobierno, que de tan bueno que es debería ser un régimen a perpetuidad. Y al que no le guste, pues, que se atenga a las consecuencias. Además, todos esos maestros, profesores y empleados son agentes de la CÏA, ya está. Aplausos.