La política del actual gobierno antiobrero venezolano, repite la vieja receta neoliberal, por supuesto muy bien disimulada, que hace ya un buen tiempo impuso en Venezuela el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Esas órdenes provenientes de dichos organismos financieros transnacionales, se aceptaban sin discusión y se ponían en práctica dócilmente en todas las administraciones anteriores que formaron el pacto de Punto Fijo. Las directrices principales consistían en no incrementar sueldos y salarios, desconocer los derechos que contenía la Constitución Nacional, la Ley del Trabajo y convenciones colectivas. La estrategia se fundaba en acabar con las prestaciones sociales e imponer unilateralmente cualquier ajuste salarial, no atender los servicios públicos de educación, salud, transporte y todo lo que constitucionalmente correspondía como derecho garantizar al Estado venezolano. El propósito estaba muy claro: justificar luego su privatización.
La actual administración sigue esos mismos pasos. Ahora le dieron la dirección del Banco Central a un "empresario socialista" (mayor disparate de denominación no se había visto) y que para combatir al llamado "dólar criminal" y resulta que dicha divisa que se oferta por el BCV no solo es asesina, sino fuente de grandes tasas de ganancias para los comerciantes, extranjeros y criollos, y para la clase de nuevos ricos: los rojos rojitos, la burguesía agrupada en Fedecámaras, eterna aprovechadora de los ingresos petroleros, así como para esa gama de vampiros que siempre han robado la fuerza de trabajo a la clase obrera venezolana. La intención del actual gobierno hambreadores volver los salarios bonos y borrar cualquier vestigio de derechos laborales, utilizando para ello a la infame e incondicional Asamblea Nacional y a los convidados de piedra de los desacreditados Tribunal Supremo de Justicia y Poder Moral. Qué desastre de gobierno "socialistero-neoliberal-PSUVECO".
Frente a todo eso, los trabajadores no deben ceder en sus exigencias. Históricamente, ese esfuerzo siempre ha sido inevitable y necesario. La clase obrera venezolana ha tenido eternamente que enfrentar a quienes la han atropellado, jamás ningún gobierno le regaló nada, todo el tiempo, con su lucha, han arrancado a sus enemigos de clases y explotadores los beneficios que habían tenido hasta hoy, tanto a los del sector público como del privado. Harto demostrado ha sido que los peores inquisidores de los pueblos siempre fueron quienes viniendo de sus propias entrañas, al llegar al poder del Estado cambiaron de posición, se desclasaron y se volvieron sus más terribles perseguidores y negadores de sus derechos.
La clase trabajadora es la creadora de la riqueza material y espiritual del país, quienes les quieren desconocer su importancia son los mismos que ahora forman parte de la clase parasitaria, holgazana y aprovechadora, pero que a su vez son, contradictoriamente, quienes más se benefician. Bien dijo Marx en una ocasión: " El capital que en sus cuentas tienen los terratenientes, grandes comerciantes e industriales (y algunos políticos, agregaría yo) es trabajo no remunerado y robado a los trabajadores".
¡Vivan los trabajadores y sus justos reclamos a tener un salario digno y suficiente que les permita la reproducción de la vida de manera holgada, feliz y tranquila!
¡¡Apoyemos su lucha!!