Así les arrebatan los ingresos y conquistas laborales a los profesionales de PDVSA

Lunes, 29/05/2023 03:39 PM

Hasta el entorno de 2007-08; antes de arraigarse R. Ramírez, su mafia y el arranque del nefasto plan siembra petrolera; antes de superpoblar la industria petrolera con individuos sin filosofía, ni valores corporativos, procedentes de las empresas de servicio que fueron expropiadas entre 2008-2009; antes del florecimiento de la corrupción como el nuevo modo de gerencia petrolera entre 2008-2012+, y antes de la invasión del clientelismo político y militar que luego le sucedió, los sueldos y las prerrogativas de los empleados de PDVSA aún era aceptables para el costo de vida relativo del país. El personal de la industria disfrutaba de sueldos decentes, seguros (HCM + dental) aceptados y reconocidos a lo largo y ancho de Venezuela y múltiples beneficios, bonificaciones y ayudas para sus trabajadores.

Para 1979 un ingeniero joven podía fácilmente ganar entre $1,000 y $1,200 por mes, al cambio de entonces y según sus méritos (idioma, educación). Para 1991 el sueldo de un profesional de 10 a 15 años era de cerca de $1,450 más beneficios, bonos y ayudas; excepto el comisariato. El costo de vida era aún bajo en el país y ese; en su conjunto, era un paquete remunerativo envidiable. Muchos le tenían "ganas" a PDVSA, sin considerar que esa era la empresa e industria que sostenía en gran parte al país y por ende sus trabajadores debían estar bien remunerados. Aunque había otras empresas que pagaban mejor en el país, la industria se mantenía alrededor del 80 @ 85 percentil.

Un ingeniero común podía irse de vacaciones con su familia al exterior, comprarse un carro y hasta un apartamento entre sus ahorros, bonificaciones y facilidades de la empresa. Para antes de 2008 PDVSA era aún una industria que mantenía control sobre sus indicadores, donde los empleados no tenían que pensar en cómo darle de comer a su familia. Eran los tiempos en los que el costo por barril se mantenía aun por debajo de los $4, en los que producíamos más de 3,000,000 BPD de crudos en su mayoría (>70%) livianos-medianos y eran los tiempos en los que la eficiencia de nuestras operaciones superaba el 90%.

Para el arranque de 2005 con la llegada de Ramírez, PDVSA tenía una plantilla de 38,518 empleados y un costo de producción de $3.77 por barril. Cada empleado generaba el equivalente a 82 BPD, un valor superior al promedio de las 7-grandes y un 34% por debajo de aquellos de las NOC’s del golfo pérsico. Su deuda financiera apenas $2,260 millones. PDVSA era una empresa sana y bien manejada, que generaba ingresos superiores a los $100,000 millones anuales, de los cuales un 8% eran ingresos netos, sin la trampa de los ingresos especulativos cambiarios nacidos luego de 2008. En 1998; en la mitocracia de L. Giusti, la relación de ingreso neto a bruto llegó a caer por debajo del 3% con solo $663 millones de ingreso neto.

Hoy PDVSA es un verdadero desastre. En lo que va de 2023 su producción promedia 750/701 MBD según formato OPEP directo/secundario, su eficiencia operacional es menor al 40% y su costo operacional supera $35 @ $37 por barril integral. El número total de empleados ronda los 70,000 @ 75,000 con climax en 2014 de 152,072 empleados y la deuda financiera ronda los $34,390 millones (2022), con climax en 2014 de $46,150 millones.

Los empleados comunes de la PDVSA de hoy; a los efectos, no gozan de seguro médico, dental, ni funerario. Sus empleados se mueren en los hospitales. Los sueldos en PDVSA dan verdadero dolor. El sueldo de un ingeniero de petróleo de 15 años de experiencia no supera los $70-mes, con un paquete total cercano a $190-mes, en promedio. Es decir, los ingresos de los ingenieros de hoy son más del 65% compuestos de bonificaciones que no impactan sus prestaciones. Un crimen cometido desde el corazón del poder mismo, que sentencia al futuro anciano-jubilado, a vivir en la indigencia.

Pareciera un plan trazado para destruir las conquistas salariales-contractuales de los trabajadores calificados de la industria petrolera. Un gobierno que busca desesperadamente afianzarse más en la "clase obrera" y una macolla o directiva político-militar, para dirigir PDVSA. Lo desafortunado para el madurismo es que su plan no tendrá éxito jamás, porque la industria petrolera a diferencia de los ministerios o los partidos políticos, si requiere de tecnología, experticia, tradición y conocimiento, para poder ser rentable. No sirven los paracaidistas. Ello ha quedado claro desde 2017.

El código corporativo desde donde todo se regía; el manual de normas y procedimientos aprobado por las directivas de la industria ya no existe. Las directivas de hoy están plagadas de paracaidistas llegados de manos de sus padrinos políticos y militares, sin ninguna tradición de carrera dentro de ella.

No existe empresa petrolera en el mundo donde los ingenieros petroleros, y geo-científicos sean peor pagados y más despreciados que en la PDVSA de N. Maduro. Y reducimos nuestro análisis a este grupo de profesionales por ser las especializaciones de mayor demanda en el mundo petrolero y gasífero, y los mejores pagados. Muy por encima del resto de las áreas profesionales. Un profesional petrolero cotizado internacionalmente de más de 20 años de experiencia, postgrado y nivel gerencial gana más de $300,000-año en el Medio Oriente, con un seguro médico envidiable para él y sus dependientes, jugosas bonificaciones anuales, vehículo de primera, vivienda, vacaciones pagas, y para colmo; libre de impuestos. Aun así, dichas empresas tienen grandes márgenes de ganancias.

El problema principal de los sueldos y beneficios radica en la utilización de PDVSA para fines proselitistas, para el asentamiento de la corrupción y la burocracia. Ellos desean tener más dinero para sus fines personales-políticos, arrebatándoselos a los trabajadores que precisamente se supone deben producir esa rentabilidad y riqueza que el país demanda.

El promedio del componente de sueldo de las empresas petroleras del golfo y las más conocidas IOC’s excluyendo beneficios supera 2% del ingreso bruto, mientras que en PDVSA no llega al 0.55%, calculados a ingresos del 2022 y con la salvedad que aquellas reportan ingresos brutos desde $73,000 millones como el caso de KOC, hasta $550,000 millones como el caso de Aramco, mientras que PDVSA parece (caja negra) haber recibido unos $18,000 millones durante 2022 (no confirmado). Cuando se integra el paquete de beneficios completo, el porcentaje de las empresas del golfo pérsico supera 3.2% del ingreso bruto. Aun así, con esos envidiables sueldos y prerrogativas, esas empresas son las de mayor rendimiento en el mundo petrolero.

Hasta el reciente desfalco milmillonario de PDVSA, nadie sabía a donde iban a parar las ganancias y los dineros que se supone debían ser de todos los Venezolanos. Ahora el país si está claro dónde están los reales [¿Por qué Tareck El Aissami no está detenido por desfalco a Pdvsa? - Venezuela - Internacional - ELTIEMPO.COM].

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