Propongo otra mesa de diálogo entre quienes anteponen los intereses del país y los trabajadores; estén donde estén

Domingo, 23/07/2023 06:05 AM

El gobierno, sin duda, ha puesto demasiado interés en dialogar con una parte de la oposición y hasta ahora, pese las últimas informaciones, como que está prevista una próxima reunión en París, puesto que sólo hay acuerdos insustanciales, formales, eso que uno suele llamar "saludos a la bandera".

Unos pocos días atrás, publiqué un artículo titulado "¿Será por la polarización? ¿O el odio polariza? Las izquierdas, como el gobierno, se derechizan. Venezuela, casi toda, se escora a ese lado", en el cual recordé, pues aquello fue demasiado obvio, que "Desde el mismo momento del fracaso del golpe del 2002, la oposición que, entonces eran todos los grupos, factores, partidos y hasta individualidades, distintos a quienes apoyaban a Chávez desde el MVR y el Polo Patriótico, construyendo una narrativa falsa, como que el presidente era un dictador, empezó a desarrollar una política persistente, al margen de la legalidad, hasta llegar a propuestas absurdas, insustentables como aquello de "La Salida", concretada en acciones de violencia que llevaron al terrorismo y al horror".

https://deeligiodamas.blogspot.com/2023/07/sera-por-la-polarizacion-el-odio.html

https://www.aporrea.org/actualidad/a323254.html

Se trata de una oposición que se planteó, y en eso sigue, como meta, tumbar al gobierno y, sin duda, arremeter contra todo vestigio de legalidad, derechos de la gente y los trabajadores en particular y en favor de negociaciones que otorguen todo tipo de ventajas al capital internacional, sin dudas ni temor al pecado.

Como dato curioso, en ese accionar, el capital interno y externo, a través de las sanciones y las acciones de sus aliados políticos internos, ha logrado acorralar al gobierno e ir logrando de éste concesiones, como lo demuestran las políticas salariales, las leyes de Inversiones extranjeras y Zonas Económicas Especiales, a las cuales, un personaje de la idoneidad y confianza de Luis Britto, ha denunciado como antinacionales.

Es un cuento que todo el mundo ya se sabe, esa oposición con el aval y todos los respaldos habidos y por haber, políticos, económicos, propagandístico y hasta de otra naturaleza del gobierno de Estados Unidos, desde Bush en adelante, optó por deshacerse del gobierno nacional a como diera lugar. El venezolano se sabe bien el cuento, por eso sólo hay que darle pistas para que recomponga sus recuerdos.

Desde aquel mismo momento, empezando por la imbecilidad del golpe de Carmona, la oposición que creció y se aglutinó velozmente ante aquel espejismo, pero fue inoculada por un virus expansivo que la llevó a radicalizarse en la misma medida que sus planes fracasaban y eran víctimas de aquello que Chávez solía llamar la estrategia de "alargarles la mechita".

El triunfo en aquellas elecciones legislativas del año 2014, resultado de la pérdida de apoyo popular de parte del gobierno, ante los efectos de las sanciones, deterioro de la economía y descenso del nivel de vida de los venezolanos, fenómeno que sigue "in crescendo", fue muy mal manejado por el extremismo que controlaba el frente opositor. Lo emocional, odio y oportunismo, no les permitieron leer adecuadamente la realidad y hasta percibir las ventajas y eso les llevó a la derrota. Facilitaron a Maduro la victoria en la elección de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, asumiendo la posición abstencionista de la cual han sido víctimas.

Al gobierno de Estados Unidos, al de entonces como el de ahora, no le conviene un gobierno, sea quien sea el presidente que, pese sea su aliado, no tenga el poder necesario para tomar las decisiones que le venga en gana. Le es preferible negociar con Maduro, si este y sus colaboradores acceden, dada las ventajas que les da el estado de cosas creado en Venezuela por las sanciones, los errores de gubernamentales, sin dejar por detrás las infamias de una lista interminable de pillos y ladrones, que con un gobierno distinto, formado por personas identificadas con la derecha, pero sin el suficiente poder para tomar decisiones trascendentes, como por ejemplo privatizar PDVSA y volver a las viejas relaciones en el negocio petrolero y otras áreas de la economía.

En este momento, pese se diga que el gobierno tiene poco apoyo, no obstante tiene el control de las Fuerzas Armadas y todos los poderes del Estado. Y no sería extraño, dada la tendencia abstencionista que caracteriza a Venezuela y el cuadro político, donde las demás fuerzas están fragmentadas al máximo, impera la idea abstencionista, el gobierno vuelva a ganar las elecciones, dado que aún goza del respaldo necesario derivado de su asociación a la figura de Chávez. Y si nos equivocamos y gana la candidatura de la extrema derecha, la situación seguirá siendo la misma.

A los gobiernos de EEUU no le sirve, no le es suficiente, como quisieran, un gobierno de extrema derecha, que no sea una verdadera dictadura, sin el control absoluto de la AN, el ejército e insuficiente apoyo popular; no les sirve de mucho, porque lo de ellos, más en la actual coyuntura, cuando su hegemonía ha entrado en decadencia, es jugarse "el topo a todo". Es decir, volver a maniatarnos al estilo de los tiempos del gomecismo y el perezjimenismo.

A ellos de poco les sirve un gobierno de ese contubernio que llaman grupo G, que carezca de la fuerza necesaria para tomar las decisiones que anhelan. Por eso, no sé si ellos generaron o fueron embaucados en aquella aventura que comenzó con el traslado de las infantiles prácticas de "las revoluciones de colores", "las manitas blancas", hasta llegar, por el fracaso de todo aquello, a las guarimbas con toda la crueldad que eso implicó y, al final, al terrorismo, intento de golpes de Estado y hasta invasión. Y en eso cayeron, porque encontraron un apoyo interno entonces cuantitativamente muy significativo y el cual se prestaba para alcanzar sus íntimos y soñados deseos, el poder absoluto para decidir. Hasta llegar a la ridiculez de la presidencia interina, para lo que justamente escogieron a un payaso, al primero que hallaron en la fila y expandieron el abstencionismo electoral.

Pero por el fracaso de todo aquello, paulatinamente, la oposición aglutinada alrededor de la MUD, comenzó a fragmentarse. Todo se tradujo en cansancio, desencanto y los dirigentes políticos percibieron como la multitud comenzaba a abandonarlos. Y en medio de ese proceso, el extremismo se incrementó en violencia y en un hacer sin tomar en cuenta a los aliados más discretos, con otros valores y expectativas.

Esa erosión, llamémosla convencionalmente paulatina, rompió la unidad opositora y hasta a los partidos, incluso en la misma AD, que de ella formaban parte. Hasta llegar al cuadro de hoy, el cual se caracteriza por la existencia de un mundo opositor amplio y muy dividido.

Pero desde los tiempos mismos de Chávez, dentro del "chavismo", dicho así de manera convencional, también comenzó a producirse una tendencia a la fragmentación, derivada de la concepción de partido, el mal manejo de las relaciones con los aliados, la incertidumbre en el por hacer, la que se ha incrementado ahora, estimulada por las políticas económicas y relaciones con el capital del gobierno que preside Maduro. Hasta dentro del mismo partido se manifiestan muchos desacuerdos.

Uno podría decir, de manera general, que hay tres oposiciones. La primera de ellas es la extremista que ya en nada se parece a la MUD y tampoco al G-4, sino simplemente es una G solitaria, con un respaldo entre la gente no muy amplio o numeroso, pese sigue disponiendo del aval o apoyo de EEUU, más que todo por un asunto de política transitoria, como un nudo aun sin desatar, mientras pone en juego una estrategia diferente, dado que en medio de la tempestad, pudiera haber encontrado un mejor aliado.

Pero hay otra oposición, lo que es por demás evidente, formada por aquellos factores que antes estuvieron en la MUD y hasta en el G4 y a causa de tantos disparates y contradicciones, se separaron y optaron por una estrategia diferente. Y esto, haber optado por una lectura distinta de la coyuntura, hizo que este sector, formado por varios partidos y una gran cantidad de individualidades significativas, rompieran casi de manera absoluta sus relaciones con el extremismo y ahora se enfrentan como enemigos irreconciliables. Tanto que, la oposición extremista, la del grupo G, define y asume a la otra, antes su aliada, como partidaria del gobierno y hasta les llama "alacranes". Para esta gente del G, el mundo es blanco y negro, estás conmigo o en contra; entre tú y yo no hay espacios vacíos. Y esto tiene fundamento en una contradicción sustancial y genera debilidades.

Pero hay una tercera opción opositora que no deja de ser numerosa, sólo que le cuesta unirse por viejas concepciones, añejos sentimientos y hasta atavismos, conformado por ese universo que solemos llamar la izquierda, donde hay partidos, como el PCV, otros tan numerosos que cuesta mencionarlos, grupos y una multitud inconmensurable de individualidades. En este espacio incluso, siempre ha abundado el abstencionismo.

Y se hace necesario mencionar que, la inmensa mayoría de los venezolanos de hoy, no sólo no están en partido alguno, dado la impericia y la falta de sindéresis que han mostrado todos, sino que se muestran anti partido y anclados en el abstencionismo. Algunos hablan de una cifra que ronda entre el 70 y 80%. Y en ese inmenso espacio, una muy buena cantidad, quizás la mayoría, que votó antes por Chávez.

Pero hay algo más, si estas dos oposiciones maduran, diluyen los malos sentimientos heredados del pasado, pudieran hallar en la actual coyuntura un espacio enorme para llegar a acuerdos, dado que en el gobierno, como en el grupo G, también pareciera imponerse la extremista idea de "conmigo o en mi contra", una disposición a imponer sus opiniones y no hacer concesiones de ningún tipo.

El gobierno de Estados Unidos ha percibido o detectado que sus sanciones, pese no han logrado tumbar al gobierno, han venido teniendo resultados. Tanto que han logrado imponer, más con la ayuda de Fedecámaras, en buena medida, sus políticas, sobre todo en materia económica y que el gobierno venezolano se muestre suplicante y en actitud de hacer concesiones, como la ha venido haciendo. lo que señalamos anteriormente, pese el discurso diga lo contrario.

Y como esto lo saben en la Casa Blanca, la diplomacia estadounidense se pone cada día más dura e exigente en favor de la gente del grupo G. Como muestra de ello, leamos las declaraciones de un alto funcionario estadounidense, donde de paso, insiste en decir que las sanciones sólo atañen a funcionarios del gobierno venezolano:

https://www.elnacional.com/mundo/ee-uu/estados-unidos-no-tiene-previsto-levantar-sanciones-pero-si-crear-incentivos-que-tienen-una-fecha-de-caducidad/

Es decir, EEUU maneja dos opciones; logra que la extrema derecha, la del grupo G gane las elecciones o consigue mediante negociaciones que el gobierno continúe haciendo concesiones hasta lograr lo que aspiran. Hay que valorar, según lo que podemos percibir, dado el cuadro actual, el gobierno podría volver a ganar las elecciones, pero en un mayor grado de debilidad y para más, habiendo una importante representación en la AN de la extrema derecha, para obligarle a hacer mayores concesiones.

Ante ese cuadro, habría que volver a lo anteriormente planteado, la necesidad de conformar una fuerza, no un partido, más bien una alianza o un frente, en toda la franja opositora, distinta a la del grupo G, que si no alcanza el respaldo necesario para ganar las elecciones, si para que contenga la tendencia que pudiera poner a Estados Unidos en control absoluto de la economía venezolana, creando una nueva correlación de fuerzas, más si las elecciones presidenciales y legislativas se hacen al mismo tiempo como se viene hablando; un bloque en la calle y en la AN que impida al nuevo gobierno, ese que creemos pudiera emerger de las próximas elecciones, pero debilitado, continuar en las relaciones con EEUU en condiciones de peligro para la soberanía, derechos económicos de los venezolanos y contrarias al diseño de la ya vieja soñada política económica independiente.

Por eso, como digo en el título "Propongo otra mesa de diálogo entre quienes anteponen los intereses del país y los trabajadores; estén donde estén".

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