Mi amigo Stalin Pérez Borges

Viernes, 01/03/2024 01:30 PM

Conocí a Stalin Pérez Borges en el año 2005, era mi primera vez en Venezuela, se estaba realizando el Festival Mundial de Juventudes Estudiantiles. En aquella ocasión, el 13 de agosto de 2005, junto con mis compañeros Frederico Henriques, entonces militante del MTL/USP, Sergio García (MST/Arg), yo y otras personas visitamos el principal sindicato de Valencia en el estado Carabobo para conocer a los compañeros exintegrantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) que fue un partido hermano de Convergencia Socialista de Brasil (CS) que formaron parte de la gran corriente morenista histórica en el continente americano.

Fue una experiencia notable, conocí el sindicalismo independiente y combativo que apoyó a Hugo Chávez, quien en ese momento estaba más enfrentado al imperialismo yanqui de lo que lo estaría en los años venideros. Chávez no sólo apoyó posiciones independientes del imperialismo, también se enfrentó al mismo y, además, apoyó posiciones anticapitalistas que evidentemente molestaban a Lula, que aún estaba en su primer mandato, imponiendo un programa social liberal.

Con Stalin, años después, en 2007, tuve la experiencia única de ejercer lo que llamamos internacionalismo militante. Con compañeros de Argentina y Perú partí hacia Caracas, sólo que esta vez para vivir en la República Bolivariana, todavía agitada por un gobierno, ya con más contradicciones, que mantenía, al menos en la retórica, posiciones antiimperialistas e independientes, fundamos, juntos, en Carabobo, a Marea Socialista, corriente socialista, trotskista, morenista, internacionalista basada en la idea (programa) del Reagrupamiento Internacional.

Compartimos la idea de que, dadas las condiciones de la época, el fin de la Unión Soviética como modelo y del estalinismo como movimiento global que detuvo la lucha independiente de los pueblos, para enfrentar al imperialismo, librar batallas anticapitalistas y proponer una programa de socialización, deberíamos reagrupar a los internacionalistas, incluso con tradiciones diferentes a las nuestras. Fue con esa base y convicción que continuamos la construcción de Marea Socialista, ahora dentro del PSUV de Chávez.

Con Stalin Borges, Gonzalo Gómez, Juan García, Chechi (Sergio García) y luego Carlos Carcione, además de Zuleika Matamorros y una columna de jóvenes activistas de la UCV (la principal universidad del país) libramos varias batallas. La principal y más desafiante, sin lugar a dudas, fue la batalla por la nacionalización de Sidor (Siderúrgica del Orinoco), un complejo siderúrgico a orillas del río Orinoco, que garantizaba la soberanía en el suministro de hierro y acero a Venezuela,  entonces poderosa industria que había sido privatizada en la ola neoliberal que precedió a Chávez.

Marea, a través de Únete (Sindicato Nacional de Trabajadores), tenía en Sidor a los principales dirigentes sindicales. Las acciones de la siderúrgica pertenecían a un consorcio internacional de empresas -entre ellas YPF de Argentina, que en ese momento gobernaba Cristina Kirchner, una importante aliada y con quien Hugo Chávez mantenía estrechos vínculos en la política regional. La campaña por la nacionalización de Sidor enfrentó al propio Hugo Chávez, a la burocracia bolivariana y sus intereses. En las calles se enfrentó al ejército bolivariano y a la guardia nacional, hasta arrebatarle al presidente la nacionalización.

La convicción de los trabajadores sidoristas y la firmeza del liderazgo político de Marea Socialista fueron fundamentales para alcanzar tan histórico logro. Mi memoria del camarada Stalin está llena de ejemplos de altruismo y compromiso con el marxismo revolucionario. Fundamos una corriente combativa, nos sumamos al partido de la que entonces era la mayor expresión del antiimperialismo latinoamericano, y aún con todos los "encantos" que se derivan de un gobierno con las mayores reservas petroleras del continente. Stalin se mantuvo firme en sus convicciones y no se dejó conquistar por el aparato estatal, no vendió su alma ni capituló ante el izquierdismo.

Como miles de venezolanos, fue víctima de un país con una economía en ruinas, destruida por el criminal bloqueo económico de Estados Unidos y por un gobierno mafioso y autoritario. Si él, como muchos otros, no hubiera buscado refugio en otro país, estaría en una prisión venezolana, muerto o desaparecido, como tantos otros líderes políticos y sindicales.

Este verano llamé a Stalin, concertamos una reunión en Buenos Aires con él, Juan, Sergio, Sofía y Marilu, viejos compañeros de lucha, y mi compañera Isadora, lamentablemente el 7 de febrero, dos días antes de partir para Argentina, fuimos sorprendidos por la noticia de su hospitalización. Pude verlo, por última vez, todavía en el hospital, inconsciente por los sedantes y evolucionando sin problemas. Desafortunadamente, las complicaciones de la pancreatitis lo llevaron a una cirugía de emergencia y la mañana del 28 de febrero, nos dejó.


Camarada y hermano Stalin, hoy su cuerpo ha desaparecido, pero su legado será una inspiración para nuevos y viejos militantes de la izquierda revolucionaria.


Antonio Neto es un destacado profesor de Geografía en la Escuela Técnica Estatal Senador Ernesto Dornelles de Porto Alegre, Brasil.

 

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