#28J. La encerrona de los trabajadores en estas elecciones: entre el gobierno antiobrero de Maduro y la oposición patronal

Domingo, 09/06/2024 05:01 AM

A la clase obrera venezolana se le presenta una encerrona en estas elecciones: por un lado, Maduro, que se llena la boca hablando de "socialismo", cuando su gobierno somete al pueblo con capitalismo del más salvaje y represión; por el otro lado solo políticos de oposición patronal, ninguno que plantee un programa por los intereses de los trabajadores, desde Edmundo González (María Corina) a Ecarri, sus planes económicos también son para una minoría de empresarios y ricos, y eso no se aplica sin represión.

Por supuesto que hay un enorme hastío con un gobierno tan nefasto como el de Maduro y las Fuerzas Armadas, bajo el cual ha habido una destrucción sin precedentes de los derechos laborales y las condiciones de vida del pueblo, junto a una sistemática y persistente represión contra los trabajadores y luchadores sociales, un período en el cual el país cayó en una verdadera tragedia económica y social. Un gobierno que, todos lo sabemos, se ha mantenido en el poder no precisamente gracias a la voluntad mayoritaria del pueblo. Sin embargo, quienes se postulan como alternativa en estas elecciones son otra variante de esos programas y políticas que sacrifican los intereses del pueblo trabajador.

En declaraciones políticas y artículos hemos venido explicando por qué todos los candidatos en estas elecciones representan los intereses de empresarios, transnacionales y funcionarios gubernamentales enriquecidos a la sombra del control de la renta petrolera. Hemos explicado que el escenario es la disputa entre un gobierno ampliamente repudiado, que apuesta a mantenerse en el poder a como dé lugar, y sus opositores patronales, que no solo son también antiobreros sino proimperialistas, que solo buscan retomar ellos el control de los recursos del Estado y administrar para su beneficio el capitalismo venezolano, hacer ellos lo que hoy hace la casta cívico-militar enquistada.

Este es el telón de fondo de estas elecciones, donde a la izquierda que se reivindica anticapitalista se le proscribe, cerrándole todos los espacios políticos para que no pueda presentar candidatos que representen y defiendan los intereses de la clase trabajadora. Por eso que desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) impulsamos la campaña "La clase trabajadora no tiene candidato", junto a otras organizaciones políticas como el PPT-APR, PSL y Marea Socialista.

Autoritarismo, represión y políticas contra los trabajadores, por donde quiera que se mire

Es claro que un gobierno reaccionario y autoritario como el de Maduro y las FFAA, con sus políticas brutalmente antiobreras, empuja a los trabajadores y sectores populares hacia los partidos de la derecha tradicional proimperialista, al ser la única alternativa visible, ante la ausencia de fuerzas visibles de izquierda que expresen los intereses de los trabajadores y sectores populares. Pero hablamos de una oposición que sin estar en el poder ha venido mostrando su rostro antidemocrático.

Son los que siempre quisieron sacar con golpes militares, paros empresariales, saboteos a PDVSA y desconocimientos de elecciones a Chávez, aun cuando este contara con el apoyo mayoritario de la población; nuestra corriente nunca fue parte del chavismo, pero es evidente que este contaba con el apoyo popular y, aun así, María Corina y sus similares impulsaron golpes de Estado y demás acciones en las que les importaba un comino la voluntad democrática del pueblo. Ya con Maduro repudiado por la mayoría del pueblo, esta oposición siguió apostando a que los militares, o incluso intervenciones extranjeras, lo sacaran del poder: así fue en 2017 y 2019. ¿El poder de los militares es malo solo si mantiene a Maduro, pero es bueno si le pone el poder en las manos a esa oposición? ¿Es "democrático" que al gobierno del país lo imponga una intervención militar estadounidense?

Por eso, ante la pugna de poder entre la camarilla cívico-militar y la oposición pro-imperialista, con cualquiera de los dos que se imponga habrá continuidad de la represión antiobrera y antipopular. ¿Por qué? Porque los planes económicos de María Corina, Ecarri, Bertucci, etc., no son muy diferentes a los de Maduro, en cuanto a privilegiar las ganancias empresariales, de los grandes comerciantes y los intereses de los ricos, por encima de cualquier otro interés o derecho de los trabajadores y el pueblo, ¡y eso no se aplica sin represión! De hecho, avanzarían a partir de lo andado por Maduro, que ha hecho gran parte de ese trabajo reaccionario a favor del capital privado.

Por eso, si Maduro, en pleno acuerdo con los empresarios, aplica la casi total bonificación del salario y el incumplimiento de los contratos colectivos, estos candidatos no cuestionan en lo más mínimo esa alianza antiobrera entre Gobierno y empresarios. ¿No es bastante revelador que ningún candidato opositor denuncie esa alianza del capital privado y Maduro contra la clase trabajadora?

Por eso, si bien los trabajadores y trabajadoras necesitan deshacerse del lastre que impone el Gobierno y sacar las lecciones históricas del falso "socialismo" del chavismo, también deben desechar cualquier esperanza en esa oposición burguesa que anhela llegar al poder al servicio de los poderosos de siempre.

Ante la proscripción de las fuerzas que cuestionan las políticas antiobreras, ante la encerrona reaccionaria: darles la espalda y poner el énfasis en recuperar la capacidad de lucha

Es por estas razones y circunstancias, y ante imposibilidad de que la izquierda que se reivindica anticapitalista pueda presentar candidatos, es que llamamos a votar nulo como voto protesta contra las restricciones a las libertades democráticas del pueblo trabajador, contra la proscripción de la izquierda, y como voluntad de forjar una alternativa político-electoral propia de la clase trabajadora. Llamamos a no otorgar ninguna confianza ni apoyo político a candidatos que no representan los intereses de quienes vivimos de un salario.

Pero también decimos que más allá de las elecciones, es necesario movilizarnos y redoblar esfuerzos por la organización política independiente de la clase trabajadora, única fuerza social que con un programa propio puede dar una salida progresiva a la crisis actual. A la clase trabajadora se le presentan grandes desafíos, teniendo que remontar casi desde el inicio sus formas de organización y lucha, en una situación donde sus condiciones objetivas se han visto altamente debilitadas y su subjetividad (moral de lucha, aspiraciones y programa), tomada en su conjunto, bastante baja. Los trabajadores y las trabajadoras hoy resisten donde pueden y como pueden.

No es para menos, ha sido fuertemente golpeada en esta crisis, viendo reducida sus fuerzas y llegado a niveles casi de mano de obra esclava. La estatización, cooptación y disciplinamiento de las organizaciones de los trabajadores (incluso con amenazas y represión) que se dio con Chávez, jugó un papel importante en esta debilidad de la clase trabajadora para enfrentar lo que le vino encima cuando las condiciones económicas cambiaron bruscamente. Sobre esa base previa actuó la fuerte regimentación que ejerció cada vez más Maduro.

La gran lucha contra la represión, la abolición de todas las leyes represivas, por la defensa de las libertades democráticas y contra la criminalización de la protesta, tiene que ser una gran bandera del conjunto de los trabajadores y el pueblo, pues justamente es contra quienes se redoblan las cadenas represivas y los vejámenes por parte de los sectores dominantes, incluso si cambian los gobiernos, pero se mantienen planes económicos similares.

Ni un trabajador preso por luchar, libertad inmediata todos los trabajadores detenidos por estar al frente de las luchas obreras, anulación de los juicios a trabajadores y campesinos por luchar, por el derecho de la juventud a manifestar en las calles, contra la represión en los barrios a la juventud trabajadora y pobre. Esas son banderas contra el gobierno y también contra lo que representan todos los candidatos opositores. La única garantía de nuestras libertades democráticas, nuestros derechos económicos y sociales, el derecho a la representación política, es la lucha con nuestros propios métodos.

La clase trabajadora, en alianza con los sectores populares, campesinos pobres, las mujeres y la juventud, es la única que puede luchar efectivamente por echar abajo las condiciones de sobreexplotación y pobreza a que está sometida la mayoría del pueblo, luchando de manera independiente de cualquiera de los bandos actuales en pugna. No es con los programas a favor de los empresarios y los ricos, como los programas de María Corina y demás opositores burgueses, sino con un programa obrero y popular, es decir, que invierta las prioridades, que ponga por delante las necesidades y los intereses de los trabajadores y sectores populares, y no como ahora donde son los intereses empresariales y de los ricos, tanto los tradicionales como los nuevos favorecidos por el chavismo, los que se imponen.

El voto nulo, además de un acto de protesta contra la existencia de solamente candidaturas patronales, es también para plantear que la clase trabajadora necesita una alternativa política que represente verdaderamente sus intereses. Creemos que, para salir de estas encerronas, de esa historia en la que solo nos dan a elegir entre proyectos políticos que representan intereses de clase ajenos, los trabajadores tienen la imperiosa necesidad de construir una herramienta propia, un partido político que se plantee la lucha por un gobierno propio de los trabajadores y el pueblo pobre.

Desde la LTS planteamos que se trata de poner en pie un partido revolucionario de trabajadores, y no el fraude que siempre fueron el chavismo y sus partidos, que al contrario de luchar por un gobierno así, fortalecieron el poder del Estado capitalista, sus burócratas y sus militares, en contra de los trabajadores. Solo un gobierno así puede reorganizar la economía y planificarla en función de las necesidades de las grandes mayorías del país y terminar con los males a que nos condena esta sociedad dividida en clases, de explotación capitalista.

 

 

 

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