Aunque hubo asambleas y concentraciones precedentes en el transcurso del sábado 7 y el domingo 8 de enero, fue el lunes 9 cuando salieron simultáneamente a la calle, cada quien en su zona, los trabajadores siderúrgicos de Sidor, de Ferrominera del Orinoco, las trabajadoras y trabajadores de la educación, los de Venprecar (Venezolana de Prerreducidos Caroní C.A), y los madereros de Masisa. Atentos y dispuestos a empalmar con la ola de movilizaciones se encontraban los de Venalum, las briqueteras y otras empresas de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).
Las y los docentes se movilizaron el lunes en todo el país, protagonizando potentes manifestaciones también en el estado Bolívar.
En Guayana, los sidoristas y ferromineros marcharon con nutridas y animosas protestas, haciendo sentir de manera estruendosa sus reclamos y consignas. La gente de Ferrominera hizo una caminata desde el exterior de la planta hacia las áreas de trabajo, y los siderúrgicos trancaron el acceso a Ciudad Guayana y la vía hacia Ciudad Bolívar. Trabajadores movilizados de la empresas básicas de la CVG convergieron con los maestros en un intercambio solidario.
Los reclamos
A los trabajadores del acero les habían prometido respuesta a varios reclamos y pago de un bono adeudado, lo que no se produjo en la mañana del lunes y enardeció a la masa laboral. Salieron a la calle y bloquearon vías. Se hizo notar un amplio grupo de trabajadores "no requeridos" (también conocidos como "no convocados") a los que se mantiene con pagos ínfimos y sin "beneficios", por fuera de la producción, categoría en la que suele entrar todo aquél que reclama o protesta, como una especie de retaliación o castigo. Una de las exigencias que se hizo sentir en la movilización fue la incorporación de todos los "no requeridos" al trabajo, con disfrute de todos sus derechos laborales y contractuales, además, por supuesto, de la exigencia de un salario digno y suficiente para vivir.
Otro grupo de trabajadores de la industria siderúrgica que se mostró muy molesto fue el de los que son accionistas tipo B que además de soportar la precaria situación a la que se les somete, ni siquiera pueden disponer de sus acciones.
El cumplimiento del contrato y el ajuste del salario, como exigencia fundamental, se acompaña del reclamo de implementos de trabajo y de seguridad laboral, insumos y repuestos para sostener la producción.
Califican su salario como "muy precario y miserable", y exigen que sea acorde con lo que establece el Artículo 91 de la Constitución, en correspondencia con el costo de la Canasta Básica, que para poder cubrirla habría que ganar decenas de salarios mínimos como el que les pagan. Además quieren que sea indexado según la inflación y que esté a la altura de la dolarización imperante.
El testimonio de un grupo de trabajadores manifestantes revela que están "cansados de esta situación, pasando un diciembre sin Navidad, sin poder conseguir ropa para vestir a nuestros hijos o echarle una pinturita a la casa como es tradicional, además de tener muy poco para comer y que no alcanza el salario ni para pagar el pasaje para ir a trabajar".
La protesta de Ferrominera estuvo mucho más centrada en el salario, con la consigna de "¡Ajuste Salarial!", repetida a lo largo de su manifestación. Una vocería de los ferromineros dijo que exigían "ajuste salarial a la tasa inflacionaria del Banco Central a la cual sí ajustan todos los bienes y servicios" (más no así el salario); a lo que otro agregó: "¡Y anclado al dólar!". Entre los trabajadores se hacían comentarios de que "ya basta de engaños y estafas, con promesas y promesas".
En la entrada de su respectiva empresa se concentraron igualmente los trabajadores de Venprecar.
Solidaridad de clase
Trabajadores de la transnacional maderera Masisa se movieron a hacer contacto con los trabajadores sidoristas y de otros sectores, con su vocero de base Jean Mendoza, expresando palabras sobre la importancia de la mutua solidaridad, tanto en Guayana como a nivel nacional, y particularmente con la lucha de los educadores. Instaban a la unión de las luchas comunes, y recalcaban la importancia de compartir las experiencias de los distintos sectores de trabajadores, así como la necesidad de organizarse en comités de conflicto por empresas para articularlos unitariamente en la lucha, en vista de la ausencia de un liderazgo sindical válido y reconocido por las basas, y para evitar las manipulaciones por las cúpulas. Plantean que esos comités de conflicto sean autónomos y estén controlados por asambleas de trabajadores, las cuales discutirían y fijarían los objetivos y tareas de la movillización.
Los de Masisa hicieron una asamblea el sábado y se vienen movilizando hace tiempo por varios reclamos pendientes, relacionados con la salud y seguridad en el trabajo, el derecho a renovar su directiva sindical en elecciones, el cumplimiento de un Acta Convenio, la reincorporación de los trabajadores "no convocados" y el aumento de los salarios en concordancia con el Art. 91 CRBV, entre otros asuntos. Por estas luchas el vocero Jean Mendoza incluso llegó a ser privado de libertad.
Amenazas
A pesar de la tranca temporal de vías de circulación, no se tuvo conocimiento de ninguna acción represiva policial durante el día lunes, aunque se percibía la vigilancia sobre el desarrollo de las protestas. Algunos funcionarios de rango gerencial tuvieron actitudes provocadoras y de maltrato a los trabajadores al volver a sus áreas de labores, negándoles el agua de beber y la comida. En la noche del martes 10, los trabajadores de Sidor volvieron a interrumpir el paso en la zona del portón 4 y se produjo un apagón local para desmovilizarlos, coincidente con la llegada de vehiculos con agentes de la Guardia Nacional (GNB) y de la policía para garantizar su retiro. Más tarde, según dijeron familiares de trabajadores sidoristas movilizados, aparecieron cuerpos de seguridad por las casas de algunos de ellos haciendo referencia a supuestas citaciones para que se presentasen ante Fiscalía y tribunales.
Fuentes laborales dijeron que no descartan que el gobierno busque criminalizar y judicializar las protestas espontáneas de los obreros, recurriendo a las acusaciones de sabotaje, instigación al odio o incluso a las acusaciones de terrorismo, como ha sucedido en otras ocasiones.
Siguen las movilizaciones que arrancaron a inicios de la semana
En la mañana del miércoles 11, los puntos de movilización y focos de protesta reaparecieron en varias empresas y particularmente en Sidor, abarcando otros lugares de movilización.
A las acciones de los sidoristas y ferromineros se han sumado también, por el momento, algunos trabajadores de Consigua y Venalum, que se muestran solidarios y con reclamos similares. En Bauxilum hubo una paralización.
Estamos ante lo que parece ser un repunte o recuperación de las luchas de los trabajadores, que ya veremos si es coyuntural o si tiene una mayor trascendencia, que por ahora se hace notar en el gremio docente a escala nacional y con un punto caliente entre los trabajadores de las empresas básicas de Guayana, así como de lagunas empresas privadas de la región.
Contraofensiva patronal-gubernamental
En el día de ayer, 10 de enero, hubo de claraciones del gobernador del estado Bolívar y del presidente de la CVG, en las que apuntaban a descalificar las protestas y a vincularlas con intenciones golpistas y "guarimberas", dirigidas a sabotear la producción, tratando de darle a las expresiones de descontento del movimiento obrero una connotación politiquera, al tiempo que convocaban a sectores afectos al gobierno a una manifestación éste miércoles 11, de apoyo al presidente de la República, Nicolás Maduro, en rechazo a las protestas y en favor de la producción, por la "paz laboral" y la "recuperación de las empresas". Al respecto, desde el lado que protagoniza el conflicto, comentaban que era el gobierno el que tenía a las empresas paralizadas o semiparalizadas por falta de insumos, repuestos, mantenimiento e inversión, o peor aún, socabadas por la corrupción, pero además con salarios de pobreza extrema, por lo que no se le podía atribuir ningún "saboteo" a los trabajadores que reclaman, sino al gobierno mismo y a sus burocracias. Advirtieron que el gobierno metería todos sus recursos para mover a la maquinaria de la Administración Pública y al aparato del PSUV (UBCH, CLAP, líderes de calle del partido de gobierno, Brigadas Somos Venezuela, milicias, Hogares de la Patria...), dirigencia sindical progobierno, etc., a fin de hacer ver que la mayoría de los trabajadores está por producir sin protestar.
Simultáneamente, se percibe que, para ablandar las acciones conflictivas, han comenzado, como en otros años, a dejar correr la "bola" de que el presidente Maduro estaría considerando en estos momentos un ajuste salarial (con unas declaraciones no oficiales de Freddy Bernal, dirigente del PSUV y gobernador del Táchira, hubo, como ya ha ocurrido antes), porque parece que la gente no se aguanta y la caldera está por reventar. Faltan 3 meses y medio para el 1º de Mayo, pero los aumentos anuales del salario mínimo no se le acercan ni de lejos al costo de la canasta básica, y tampoco al de la canasta alimentaria, muy al contrario de lo que dispone claramente el Artículo 91 de la Constitución.
Comentarios en favor de la unidad, la organización, la autonomía y la democracia por la base
Como expresión de la tendencia que se está observando a la simultaneidad y convergencia de las luchas, declaró el vocero de los obreros de Masisa, Jean Mendoza desde @j_mendoza77 que: "Somos solidarios con los justos reclamos del magisterio y rechazamos los señalamiento del gobierno para meter miedo, con amenazas o acusando la lucha como ‘golpista’. Sólo advertimos que esa lucha debe ser con democracia sindical de base".
Reproducimos a continuación un hilo y alguno de los tuits compartidos desde Guayana por el trabajador de la madera (Masisa) Jean Mendoza: