Ya sabemos, por experiencia propia, que los medio no son neutrales, y que se le da cobertura a una noticia siempre y cuando sea ésta beneficiosa para los propios intereses. El sensacionalismo y el juego con los sentimientos de la gente, es un discurso bien utilizado por los medios, con el firme propósito de posicionar tal o cual matriz de opinión, pero qué pasa cuando se invierte la fórmula, cuando la noticia da un vuelco trascendental, qué pasa cuando lo que nos había servido de insumo para la noticia ahora resulta ser todo lo contrario. Sencillo, hay silencio.
Esta situación descrita la podemos observar con una infinidad de ejemplos, sin embargo haremos un ejercicio sencillo con un caso particular: El tema de la migración en Venezuela. Sabemos que son múltiples los factores que han motivado a la migración en Venezuela, la crisis Económica, la precariedad en materia salarial, las perspectivas en cuanto a calidad de vida, pero por sobre todas las cosas las motivaciones inducidas por un sector político, a fin con la extrema derecha, que sentó la idea en un número importante de la población, de que quedarse en Venezuela era un sin sentido, que en éste país no había futuro y en consecuencia lo mejor era migrar, buscar futuro en sociedades, en las que se privilegiara el libre mercado, lugares en los que "la libertad campea y la democracia es pura" (no decimos pura paja, para no manchar el escrito).
Queremos dejar claro algo, antes de proseguir con éste texto: con estas líneas, no pretendemos hacer ningún juicio de valor con relación a la migración en Venezuela, pues la entendemos como un derecho, la gente debe vivir dónde se sienta mejor, dónde crea que tendrá un futuro realizable según las expectativas de movilidad social. Sin embargo es cuestión de paradigmas. Qué modo de vida aspiramos, cuál es el país que queremos, hacia dónde queremos enrumbar nuestro futuro. ¿Nuestra cotidianidad se ve satisfecha en la medida que tenemos acceso al mercado de bienes y servicios? Ese debate no se está dando en nuestro país, y a nuestro juicio debe ser público, que participen personas de diferentes edades y diversos estratos sociales.
Continuamos. Cosa que abunda en los pueblos, y no estoy exagerando, es la solidaridad, la posibilidad siempre de tender una mano amiga a quien lo necesita, lo hemos vivido y lo hemos practicado por lo menos desde el 2015, esa ha sido la práctica del Venezolano desde siempre, pero más aún desde que se ha agudizado la crisis económica que impacta la cotidianidad del Venezolano. La política de los CLAP’s es un ejemplo de ello, esfuerzos enormes se hacen para garantizar alimento a comunidades enteras, sin distingo de color político, dejando claro la corresponsabilidad que implica tener vocerías de alguna estructura organizativa comunitaria. Otros ejemplos como los comité de prosumidores, vecinos que se juntan para adquirir rubros alimenticios de diversa índole, para luego ser distribuidos entre los vecinos asociados, todo a un precio módico evitando a toda costa caer en manos del mercado especulativo, dan cuenta de nuevos procederes frente al mercado.
Pareciera que todo este asunto de la Covid-19, nos tocó, llegó y ya teníamos una preparación previa importante en cuanto a lo organizativo. Estamos curtidos en materia de situaciones difíciles, sabemos como sobre llevar las dificultades, y en ese andar nos encontramos con la pandemia de mayor impacto en el siglo XXI.
Los Medios y los vaticinios agoreros:
El 2020 inició, y sectores reaccionarios de la política nacional, se frotaban las manos anunciando por un lado la suma de 4.9 millones de migrantes y refugiados, afirmando tajantemente de que en el transcurso del primer mes del año, Venezuela sobrepasaría los 5 millones de migrantes. Ese ha sido el discurso de la "preocupación lastimera" de un banda delictiva que esconde sus verdaderos intereses tras la política, para hacerse de recursos, dilapidarlos y despreciar a quienes desde la subalternidad han hecho eco de los postulados de las clases dominantes. Han utilizado una terminología que les ha dado múltiples ganancias, tal como ha sido la denominación de refugiados, la cual les ha servido para -mal- administrar importantes sumas de dinero que van a parar en la compra de apartamentos lujosos en diferentes ciudades de Latinoamérica, bacanales a todo trapo y lujos considerados "gastos operativos" para su modo de vida jactancioso.
Todavía en Febrero del año 2020, vaticinaban una catástrofe migratoria que nunca llegó. Apoyados en supuestos informes de las Naciones Unidas, algunos portales web anunciaban que en el 2020, la crisis migratoria venezolana se profundizaría, en este caso se auguraba una crisis migratoria de dimensiones inimaginables, se hablaba de "6.5 millones" de migrantes venezolanos para el primer tercio del año. Nostradamus parecía quedarse sin trabajo, pues estos "analistas" "daban en el clavo" cuando exponían sus números.
El canciller Colombiano Carlos Holmes Trujillo, quien ha demostrado no saber nada de Derechos Humanos, afirmaba en dicha nota de prensa que la migración Venezolana era la segunda después de la de Siria, y claro que ésta era culpa del régimen revolucionario que perseguía a los ciudadanos y bla bla bla. El señor de cuello blanco, Smolansky manejaba números más escandalosos, éste hacía mención a 7 millones de migrantes Venezolanos para mediados del 2020. Círculos de paja correrían por las calles de las ciudades venezolanas.
Lo que sí parece cierto es que en dichas estadísticas migratorias entran quienes, por distintas cuestiones, van y vienen diariamente a Colombia, sus perros y sus gatos. Las cifras también tienen sus usos y manejos políticos, sobre todo cuando de su manipulación a discreción se pueden obtener recursos económicos. De ahí que el mismo Smolansky hable de 40 mil personas que cruzaban el puente internacional Simón Bolívar diariamente. Sin saber para qué, nomás importaba el número de ida, ya el de retorno era innecesario contabilizarlo.
Lo cierto es que el incentivo migratorio y el manejo a discreción de las cifras con respecto al tema ha sido bastante lucrativo para una camarilla vestida de opositores políticos al proyecto revolucionario. 50 millones de Euros aportados por España, 170 Millones de Euros aportados por La Unión Europea, 52 Millones de Dolares entregados por los Estados Unidos, dan cuenta de un jugoso negocio a costa de promesas falsas propiciadas por los paladines de la "democracia" Venezolana, quienes meten en las estadísticas abultadas a un poco de gente que no recibe ni las miradas de desprecio que dichos "dirigentes" están acostumbrados a proporcionar a los pobres, porque nunca les ven la cara. Es más se afirma descaradamente que: La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) informó que el financiamiento que ellos han aportado, ha sido destinado a medios independientes, la sociedad civil, el sector de la salud, pago a diputados y miembros de la Asamblea Nacional de Venezuela. La plata es para ellos, para los políticos promotores de "la desgracia Venezolana", los migrantes que se resuelvan como puedan, las cámaras y el show es para recibir dinero, para estos mercaderes de la política, los migrantes seguirán siendo solo números. Asombra, pero la verdad está saliendo a flote, y la estela que ha dejado este sector político identificado con la derecha más rancia, es de decepción, frustración y desesperanza entre sus filas.
Las predicciones se derrumbaron, ahora la realidad es otra.
Resultó ser que llegó la pandemia y mandó a parar. La crisis sociopolítica en las sociedades neoliberales era inminente, el desgaste social ya venía causando estragos en países como Colombia, Ecuador, Perú y Chile, la protesta social se hacía cada vez con mayor fuerza, y nuestros connacionales, que migraron con la única intención de trabajar para abrirse nuevos horizontes sentían en carne propia los rigores de una lógica que no perdona la morosidad ni la pobreza. Xenofobia, explotación, vejaciones, desalojos, despidos, han sido algunos de los azotes que han sufrido los migrantes venezolanos, quienes están atravesando una verdadera crisis humanitaria, por la falta de solidaridad y de atención a necesidades mínimas, recordemos que no todos ni todas se han topado con buenas voluntades, expresiones de solidaridad, que hay que decirlo abundan en esos territorios. El asunto es que de todas las cifras dichas, ninguna ha cumplido su vaticinio, y la tortilla se volteó, ahora regresan a su país porque no consiguen empleo, regresan porque la promesa Neoliberal sencillamente es irracional, es insoportable para la vida, es segregacionista, es competitiva e individualista al extremo. Recientemente cifras oficiales hacen mención de 55 mil connacionales que han regresado, en un flujo permanente de personas que vuelven al país desde varios destinos, entre los que cuentan Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y algunas islas del Caribe. Lamentablemente queda develado que los intereses de los medios que daban cobertura a la migración venezolana, no eran otros que darle legitimidad y argumento al financiamiento extranjero, para luego hacerse de éste y dilapidarlo tal y como lo han hecho los voceros que hoy por hoy representan las conductas más deplorables que político alguno haya acometido en historia venezolana.
La gente regresa en bus o a pie si es necesario, estafada y abandonada por quienes les aseguraron que fuera de nuestras fronteras había un mejor futuro. Es más, este asunto del retorno al país ya venía ocurriendo desde finales del 2019, claro sin recibir atención mediática alguna, incluso algún vocero de la oposición en ese mismo momento del año pretendió hacer un llamado de atención a quienes retornaban a Venezuela, calificándolos de débiles y conformistas.
A través del Plan Vuelta a la patria, el Gobierno Revolucionario ha hecho un despliegue para la atención de todos los connacionales que hoy vuelven al país, mientras los voceros de la "desgracia" se gastan los dolares y Euros, que en algún momento denominaron ayuda humanitaria y que fueron transformados en ayuda imaginaria, pues la gente de a pie no le ha visto la cara a ninguno de esos centavos. El plan Vuelta a la patria suma voluntades, en ese sentido las organizaciones de base hacen lo suyo para practicarle las pruebas rápidas a los recién llegados a las comunidades, brindarles apoyo y atención inmediata. Las fuerzas sociales se mueven por todo el país para atender a los connacionales que regresan a la patria.
Los muy mentirosos medios financiados desde la USAID y otras organizaciones internacionales, quieren hacer entender a la población, que el retorno de los venezolanos es a causa de la pandemia del Coronavirus únicamente, cuando no es así, digamos que la Covid-19 es una de las razones, sin embargo de fondo está lo inhumano del neoliberalismo, lo inoperante que se ha convertido vivir en las sociedades de Mercado, y que con todo éste proceso queda demostrado que nada es más inaguantable que el individualismo exacerbado de las sociedades en las que se priva el mercado.
Ya para cerrar es necesario comprender, que en Venezuela existen libertades, al mejor estilo del libre mercado, que en todo caso, si la gente emigra no lo hace a causa del socialismo, o de cualquier sistema anticapitalista que esté oprimiendo a los seres humanos de esta patria, si lo hace es por razones de precariedad que el capitalismo ha generado. Es la propia dinámica especulativa del mercado la que genera la inflación, el ataque a la moneda, la producción sin planificación. Son esas aspiraciones sin fondo de la cultura burguesa las que sumergen en la miseria al pueblo, por ello es necesario un replanteo de los andares.
Ahora que retorna bastante gente, con el aprendizaje adquirido de los que fueron, vivieron y vieron otras realidades, y de los que se quedaron luchando por el país, estamos seguros que puede consolidarse un potencial transformador, que brinde garantías a las necesidades reales de gente, que planifique el trabajo y la producción, y ponga en el horizonte la libertad plena del ser humano. Si de todo este andar no aprendemos y no crecemos como pueblo, es mejor decirle a Trump que venga con sus mercenarios y nos termine de exterminar definitivamente de la faz de esta tierra de gracia.