El silencio de armas venezolanas llevadas a Cuba en diciembre de 1958

Lunes, 07/12/2020 08:09 AM

En las primeras horas del amanecer del domingo 7 de diciembre de 1958, en el lugar denominado la "Cienaguilla" del Oriente Cubano, en una improvisada pista de tierra, aterrizó un C-46, repleto de armas y otros pertrechos militares, los más modernos de la época.

Este equipo bélico enviado desde Venezuela, tiene la virtud de estar revestido de una aureola con alto contenido patriótico, muy lejos de ser una operación mercenaria. Fue un acto de solidaridad del pueblo venezolano y sus máximas autoridades con la tierra de José Martí

La guerrilla cubana no pago un centavo por ellas, siendo las únicas armas que el Ejército Rebelde recibió en forma gratuita, durante toda la guerra contra las fuerzas del dictador Fulgencio Batista. El alijo, contentivo de ochenta y cuatro cajas con un peso total de siete toneladas, tiene el mérito histórico de haber sido utilizado en la última batalla de Maffo que se tuvo contra los militares defensores del régimen despótico de la isla. El avión partió de Maiquetía a las 10 de la noche del sábado 6 de diciembre de 1.958 (víspera de las primeras elecciones presidenciales, después de la caída del dictador Pérez Jiménez), mientras la mayoría de los venezolanos se encontraban involucrados y distraídos, dedicados exclusivamente a la participación en estos comicios.

El vuelo se planificó de manera sigilosa y dentro de un gran secreto de Estado. En total las ochenta y cuatro cajas, transportadas en el C-46, contenían 10.000 tiros 30.06 y 181 armas entre fusiles ametralladoras browing, granadas de demolición, ametralladoras calibre 30 de trípode y un fusil automático ligero (FAL) obsequio de Wolfang Larrazabal.

Materializar el envio fue un largo y penoso proceso que tuvo avances y retrocesos, dirigido con cautela, discreción y mucha paciencia por el Dr. Francisco Pividal que para ese entonces, era la persona de mayor prestigio en el Movimiento 26 de Julio y con excelentes relaciones en el sector castrense por su condición de haber sido profesor en la Escuela de Aviación Militar.

Las armas fueron gestionadas por este representante del "M- 26-7", ante el Coronel Hugo Trejo, y permanecieron almacenadas en el cuartel San Carlos desde finales del mes de abril. Es decir que permanecieron en el histórico recinto militar, ocho meses a la espera del mejor momento, retardo generado por diversas circunstancias y las pretensiones de Rómulo Betancourt para que el alijo no llegara a la Sierra Maestra.

La posición adversa de Betancourt de no permitir el envió de las armas y ante la inminencia de su triunfo en esos comicios de 1.958, obligo a los dirigentes del Movimiento 26 de Julio, a plantearse que el traslado no podía pasar de aquel 6 de diciembre.

Simultáneamente el "M-26 -7", a través de su tesorero, Oscar Villar Fernández, iniciaron las gestiones para comprar un avión, operación que se concretó con la empresa colombiana AVIANCA, al adquirirse un C-46 por la cantidad de 90.000 dólares que fueron aportados con las recolectas de la campaña 1 bolívar para la Sierra, más una porción que fue enviada de Miami por Haydee Santamaría.

Para matricular el C-46, se constituyó una ficticia empresa aérea de nombre Motilonian Air Company, que supuestamente se dedicaría al transporte de carne en el área del Caribe. Esa noche del 6 de diciembre junto con las armas, también viajó el Dr. Manuel Urrutia, Presidente de la República de Cuba en Armas y otros revolucionarios miembros del "M-26-7".

Aterrizar exitosamente en la Cienaguilla fue una verdadera proeza de los pilotos. Lo hicieron a media noche en una improvisada pista de tierra, guiándose solo con el auxilio de mechurrios que en fila india levantaban con sus manos simpatizantes de la guerrilla,

En su libro "Por los Caminos de la Sierra. La Victoria Estratégica", en el último párrafo del texto, Fidel escribe: (...) "El 11 de noviembre de 1958 había salido de la Plata (Sede de la Comandancia y de la emisora Radio Rebelde) con 30 hombres armados y 1000 reclutas desarmados a conquistar la patria anhelada por los mambises, con el propósito de que esta vez sí entraríamos a Santiago. El 1ro de Enero de 1959, tras la epopeya escrita en montañas, campos y ciudades, nada pudo impedir el triunfo de la independencia definitiva y la justicia en Cuba"..

Hasta el momento de la confrontación bélica en la batalla de Guisa, del 20 al 30 de Noviembre, el Comandante en Jefe, utilizó un Fusil Belga con mirilla telescópica de gran precisión al momento de disparar.

Para la batalla de Maffo (ultima de la guerra) que comenzó el 10 de diciembre (tres días después de la llegada del Arsenal venezolano), la refriega fue dirigida personalmente por Fidel y en este combate el líder máximo de la revolución cubana, abandona su acostumbrado armamento y utilizo el Fusil FN Fal, con mayor poder de fuego, que le fuera enviado desde la patria de Simón Bolívar.

Con el arsenal venezolano, más otras recuperadas en el combate de Guisa, por primera vez el Ejercito Rebelde tuvo un poder de fuego ofensivo uniforme, causando este importante detalle, un efecto psicológico devastador en las fuerzas enemigas, cundiendo en sus filas la desmoralización y el pánico, el abandono de las posiciones y la rendición sin ofrecer combate.

En el libro "Cien Horas Con Fidel" de Ignacio Ramonet, el autor escribe que (...) "El 19 de enero de 2003, observó el histórico Fusil Belga con mirilla telescópica, cuando acompañado de Fidel visito el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba.

Es de suponer que al momento de producirse este recorrido por el Cuartel Moncada, con toda seguridad Castro le habría comentado sus razones para dejar de atacar con el Fusil de mirilla telescópica, y en su lugar utilizar el Fusil FN Fal enviado, junto con las otras armas desde Caracas. De modo que es extraño que el autor haya dejado de hacer mención de este importante acontecimiento en la enumeración de "Algunas Fechas Claves en la vida de Fidel Castro y la Revolución Cubana (1926-2005)" que aparece en la parte final de la obra.

En el renglón de los agradecimientos Ramonet expone (...) Que si el lector percibe defectos, debilidades o insuficiencias…. Debe saber que yo soy el único responsable de tales carencias". Aprovechando esa apertura que brinda el conocido intelectual, dejo expresa inconformidad por la total omisión en este trabajo editorial, del importante episodio que para la revolución cubana, significó el gesto heroico de haber llevado a la Sierra Maestra, desde Caracas el ya descrito arsenal bélico.

En ninguna parte del extenso volumen dedicado a la vida de Fidel Castro, se hace mención de este acontecimiento. Este olvido inexcusable, es imperdonable., más aun cuando el propio estadista cubano en agradecimiento por este apoyo recibido, decidió hacer la primera gira internacional, comenzando por Venezuela, en una tacita demostración de que le atribuía gran importancia a las relaciones con la cuna de El Libertador de América, incluso por encima de los EEUU, país que visito en su segundo viaje al exterior.

Así mismo, se observa en el mimo texto un grave desconocimiento de la historia reciente de Venezuela, cuando en una escueta nota sobre Rómulo Betancourt, se dice que fue derrocado en 1964.

La batalla de Maffo, dirigida personalmente por Fidel, fue la más larga de toda la guerra (duro 20 días) y culminó el 30 de diciembre con la victoria aplastante de la guerrilla sobre las tropas de Batista. Después de este triunfo, los acontecimientos se precipitaron aceleradamente.

Seguro de su derrota, un día después (31) por la tarde, el dictador propicia un aparente "golpe de estado", renunciando en privado ante la cúpula militar y en la madrugada del 1 de enero de 1.959, sale huyendo despavorido hacia Santo Domingo.

Para contrarrestar la maniobra, Fidel ordena una huelga general para el día 2 y en esa misma fecha a las 2 de la madrugada, en el balcón del Ayuntamiento de Santiago, es juramentado Manuel Urrutia como Presidente Provisional.

El 4 de enero a las 3 de la mañana, mediante una llamada telefónica de Caracas a Maracay, hecha por el periodista Arístides Bastidas, el Dr. Francisco Pividal, es notificado de su designación como Embajador de Cuba en Venezuela, nombramiento apresurado, para poder atender el deseo de Fidel Castro de estar en la cuna de Bolívar, con motivo del primer aniversario del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez y en agradecimiento por el gran apoyo que recibió el Movimiento 26 de Julio.

Vista la decisiva contribución que tuvieron estas armas venezolanas en el desenlace final de la guerra a favor del Ejército Rebelde, es menester reivindicar la fecha del Siete de diciembre como una importante Efeméride que debe ser recordada por todos los latinoamericanos como uno de los mejores ejemplos de solidaridad entre naciones que luchan por una autentica soberanía, se respete la Autodeterminación de los pueblos, por un destino mejor y contra la dominación imperial.

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