La confesión de Borges

Jueves, 28/01/2021 03:05 AM

Ya casi termina el mes de enero del Anno Domini 2.021, pero algunos tristes personajes aún no han pasado el ratón de sus opulentas farras decembrinas. Así, asomó la cabeza (y su lengua viperina) el próspero magnate, Don Julio "Corleone" Borges, escribiendo desde la portentosa comodidad de su exilio bogotano una serie de escamosos tuis, en modo Mensaje a García, que no tienen desperdicio alguno para la fauna política opositora.

Falsamente indignado, este ratero de siete suelas se puso el pañuelo en la nariz para confesar su angustia por la descomunal acumulación de denuncias de corrupción por parte de agentes y enviados especiales pertenecientes al equipo íntimo del exdiputado Juan Guaidó, ahora autonombrado como dictador perpetuo.

El inmenso hedor que emana de cada gestión adelantada por los mercenarios-gestores es imposible de ocultar. Los rapiñeros y avariciosos representantes de la extrema derecha (G4: Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática) metieron sus sucias garras en cuanto activo, fondos y cuentas del Estado venezolano encontraron en el extranjero, para pasar raqueta y beneficiar exclusivamente a la miserable cúpula de su organización criminal.

Carcomido por la angustia de que su imagen, nombre y reputación bajen aún más en el lodazal de la historia política venezolana, un conmocionado Borges escribió proféticamente que prácticamente se aproxima una inminente, certera e imparable "andanada de guerra sucia y acusaciones falsas contra el liderazgo democrático". Alguna infidencia habrá escuchado para tener tanto temor.

Borges se apresura a marcar distancia de sus supuestos socios de negocios en el bacanal en que se ha convertido el G4. Señala que "Desde Primero Justicia queremos insistir en la necesidad de mostrar los resultados concretos de las investigaciones que hemos solicitado, con el fin de aclarar si hubo un manejo transparente de los fondos públicos". Este es un evidente reconocimiento a la magnitud del saqueo indiscriminado dirigido por sus criminales colegas en la causa opositora. Quizás todo sea una pataleta de inconformidad por quedar por fuera (guayabera de colores) en la repartición de las millonarias coimas recaudadas en todo el planeta por los agentes del espurio criminal Juan Guaidó. Ladrones esquilmando a ladrones. Rateros pisándose la manguera. Esto es lo único que se ve en la comarca opositora. Bien lejos de "la obligación de dar el ejemplo" que implora un compungido y arrepentido Julio Borges. Tarde piaste pajarito, tus socios rasparon la olla.

Con el mayor descaro, el canciller de Narnia de Guaidó presenta su propia lista de los activos donde la extrema derecha viene ejecutando personalísimamente su despiadado pillaje: "Crystallex, PetroParaguay, el manejo de la Fund. Simón Bolívar de CITGO, las irregularidades de la Com. De Contraloría". A confesión de parte, relevo de pruebas. Este develamiento solo incrementa el profuso expediente criminal de la dirigencia opositora. Todo el país ya conoce el modus operandi de la banda criminal que comandan Leopoldo López y la marioneta Guaidó.

Que nadie se confunda. La confesión de Borges intenta falazmente poner la responsabilidad del saqueo en manos del partido neofascista Voluntad Popular. Nada que ver. Todos los miembros de la dirección del G4 son cooperadores activos y necesarios en la consumación de una agenda criminal planificada y ejecutada implacablemente desde el año 2.017, para generar acciones de violencia (guarimbas), intentos de golpe de Estado y magnicidios, usurpación de funciones, robo de activos de la República, corrupción y muchos cargos más. Los bandidos deberán enfrentar todo el peso de la justicia por la rebatiña perpetrada.

El prófugo de la justicia, el exdiputado Juan Guaidó, salió con prepotencia a refutar las palabras (lamentos más bien) de su propio canciller imaginario. Rabioso y picado de culebra, Guaidó hizo alarde de su mayor virtud: escurrir el bulto. Tartamudeando, como de costumbre, negó enfáticamente que entre su banda de criminales y malhechores haya ladrón alguno. Palabra de Pinocho mayor. Afirmó que todo es una vil falacia montada para enlodar su inmaculada gestión al frente del gobierno imaginario. Que todas las denuncias son solo "propaganda de desinformación". Habla el maestro del espejismo que ni contratando docenas de empresas de marketing pudo levantar nunca su patética e insípida imagen.

El descarado hampón y criminal Guaidó confiesa cándidamente en su declaración que gracias a sus funestas gestiones como máximo representante de la extrema derecha golpista venezolana, los activos del Estado "seguirán protegidos". Es decir, permanecerán bloqueados e incautados por sus patrones del imperio norteamericano ("nuestros aliados", los llama). Mayor desubicación y sumisión imposible. Está bien clara su responsabilidad política, administrativa y penal.

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