Breves reflexiones

Detrás del rechazo de los milicianos; existe una animadversión encubierta hacia los ancianos

"¡Esa vieja debiera estar criando gallinas en el corral de su casa!" expresiones como estas, son comunes escuchar entre aquellos sujetos –se presumen decentes, doctos- que eyaculan maldiciones a todos aquellos que por alguna razón u otra; descansan sus creencias en la filosofía de izquierda, o para decirlo mejor, doctrina chavista ¡Qué desprecio se percibe! Recalcitrantes argumentos le son imputados, sólo porque esas personas de la tercera edad portan un uniforme miliciano, con el propósito de coadyuvar en la soberanía territorial. En realidad, soy el que piensa, que no es por lo de la milicia, que tradicionalmente ha existido desde tiempos de la colonia, sino por la condición vetusta de quienes portan la prenda castrense. Lo vilipendian, lo humillan, porque consideran que ya no son útiles, como si la defensa de una nación, es sólo asunto de los militares o de las almas más jóvenes.

Dentro de todo este escenario, es que muchas veces, se oyen estos argumentos –es hasta ruboroso decirlo- de personas adultas que no pasan los cuarenta años de vida, como que si ellos no van a ser vejestorios. El aborrecimiento hacia esos hombres y mujeres, encubiertas detrás de los milicianos y milicianas; hacen que les brote el azúcar de la amargura. Amargura que no los hace pensar razonadamente, dilucidar que esos compatriotas, prestan su contribución voluntaria en áreas administrativas, en procesos logísticos, en centros asistenciales, en sectores de dependencias públicas, donde tanto usted, como yo, somos atendidos gustosamente por esos colaboradores, que en ocasiones, pueden ser nuestros padres o hermanos mayores. Emplean a la milicianidad (expresión mía) como una pantalla, pero en el fondo derraman animadversión encubierta hacia los ancianos.

Desde mi recoveco de apreciación, esos señores y señoras que cooperan voluntariamente en la milicia, se sienten útiles, capaces, aun en condiciones biológicas y fisiológicas limitadas, no obstante, están colocando su granito de arena para la defensa del suelo que los vio nacer ¿Quién puede impedírselo? ¿Quién tiene moral para censurarlos, para vilipendiarlos? Creo que merecen nuestro respeto y consideración, porque el suelo que están defendiendo, y por lo que están aportando, muchas veces, hasta su sangre; es el mismo terruño donde nos encontramos todos, nuestros familiares: ascendientes y descendientes. No hay que verlos con ultraje. No sabemos cuándo vamos a necesitar de ellos. Prestémosle nuestra colaboración cuando lo requieran en el área de nuestras competencias. De no ser así, la primera ráfaga de viento que pase nos arrastrará. No es un sofisma.

Ya para ir despidiéndonos, podemos alegar que las personas adultas mayores que integran la milicia, sienten necesidad de desprender sus energías para cubrir sus necesidades, que no resultan solamente materiales, sino que advierten que pueden contribuir desde su mundo interno, con el contexto social donde se desenvuelven. Considero que es una forma de sentirse realizados, llegar a la plenitud de su vida, poner en ejecución sus experiencias. Experiencias que pueden ser beneficiosas a la sociedad como forma de aprendizaje para la juventud del país. Perciben que sus necesidades están latentes y palpables por el bien común. Como bien lo dice Barroso en su obra: Autoestima, ecología o catástrofe. Págs.: 252-253…"No hay necesidades prestadas. Las necesidades son propias del organismo. Yo soy el único dueño de mis necesidades"… Los milicianos tienen las suyas. ¡Respétalos!

¡Muchas gracias! Si la providencia lo permite, no leemos en la próxima sesión.



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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