Cinthya Machado Zuloaga está que se le cae su linda y bella y otra vez linda, cara. “Lo que vi por televisión no tiene nombre y los twitters de mis compañeros de la oposición, eran peores de lo que estaba pasando en la Asamblea Nacional, había compañeros que se disputaban ser más corruptos que los diputados a los que estaban denunciando”.
El mesonero se acerca, la ve y le dice: “¿Cómo está la portadora de la más grande belleza del mundo?”. Ella sonríe y le hace una señal y él coloca la botellita de agua Evian sobre la mesa y deja el café negro por allí. Y después, como siempre, se va de espaldas para seguir adorando a Cinthya.
Y ella, con esa clase de privilegiada, sigue diciendo. “ Primero el cheque que la señora Mendoza le dio a su hijo Leopoldo para que se lo diera a Julio Borges para la Fundación Primero Justicia, y después el vulgar video de Juan Carlos Caldera recibiendo un sobre lleno de dinero. Y más adelante el padre de Enriquito cobrando en efectivo o cheque. Así seguimos pasando pena, penita pena, y uno los ve con sus caras tan lavadas y tan sinvergüenzas, que pareciera que no les importa. Mi padre cuando escuchó a Richard Mardo defendiéndose se moría de la risa, porque dice que el diputado sabe cobrar pero no sabe defenderse”.
Saca su iPad y lo enciende y me muestra la foto de los miembros de Primera de Justicia con Felipe González en Bogatá. “Aquí está el Cartel de Primero Justicia reuniéndose en Bogotá con Felipe González, conocido como Felipillo, ¿Qué necesidad tenemos de hacer este ridículo?. Eso es propio de hijos de papá, de esos que hacen lo que quieren pero no saben hacer política. Ya dicen por allí que por donde pasa un diputado de Primero Justicia suenan todas las alarmas. Y ver a Julito en la Asamblea con un cartón donde se leía Venezuela no es Cuba, daba tanta lástima que provocaba enviarle un tweet y decirle, claro que no es Cuba, ni Colombia, ni Estados Unidos, y menos mal que Venezuela no es Cuba, porque si fuera Cuba ya Julito, Enriquito y Leopoldo tendrían años presos por guarimberos”.
Cierra su computadora portátil y, viendo al techo del Centro Comercial San Ignacio, dice: “Una vez que recibes un cheque de esa manera, te conviertes en un corrupto al portador, y ya no te puedes defender”.
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