La conferencia episcopal de Venezuela en su reciente documento expresó denunció a la corrupción como uno de los factores responsables de la crisis actual.
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Tiene mucha razón, pero lo cierto es que se le "olvidó" mencionar que no es la corrupción pública (que por supuesto la hay, y muchísima) la principal causante, sino que lo es la corrupción privada, que se manifiesta mediante la especulación, no sólo de esta crisis sino de las que hemos padecido por más de cuarenta años.
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LA EPOCA DEL "TA´BARATO, DAME DOS"
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La especulación es un fenómeno que aparece en la vida económica de Venezuela en la década de los años 70, cuando el precio del petróleo más que decuplicó su valor en pocos años, originando un exceso de liquidez en la economía nacional, cuestión esta que fue aprovechada en forma abusiva por los comerciantes y empresarios para subir escandalosamente los precios.
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Fue tal el grado de especulación que cuando los venezolanos comenzaron a viajar masivamente al exterior, producto de esa bonanza económica, eran conocidos como los "ta´barato dame dos", porque encontraban una enorme diferencia al comparar los precios de los productos en el exterior con los de Venezuela.
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Las ganancias provenientes de esa especulación eran convertidas rápidamente en dólares por esos especuladores creando tal demanda de divisas extranjeras en el país que el gobierno de Luis Herrera Campins en el año de 1983 se vio obligado a establecer un control de cambio, que se efectuaba a través de una oficina llamada Recadi.
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Esa práctica especulativa ha continuado permanentemente hasta nuestros días, y ha sido la causa de la devaluación continua que ha experimentado nuestra moneda desde 1983, lapso en el cual ha pasado de 4,3 Bs. por dólar a unos 50.000 Bs. por dólar (tomado a Sicad II), lo que ha permitido que esos delincuentes de cuello blanco se hayan llevado más de 400.000 millones de dólares al exterior, descapitalizando, es decir, empobreciendo a su vez y en forma exponencial a los venezolanos que han conservado su dinero en el país.
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UNA ESPECULACIÓN REPOTENCIADA
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La escasez de la oferta de bienes y servicios experimentada después de la muerte de Chávez ha hecho que esta especulación haya adquirido proporciones escandalosas, y como las "ganancias" se siguen redireccionando para demandar divisas se ha elevado considerablemente el valor del llamado dólar negro o paralelo, el cual se cotiza en unas 30 veces su valor oficial, lo que a su vez, al ser tomado este valor como referencia por los "empresarios" para fijar los precios de los bienes y servicios, ha producido una inflación descomunal, en un proceso que se retroalimenta.
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Si se eliminara efectivamente la especulación, no hubiese un exceso de liquidez en los sectores económicamente más poderosos y se mataría esa retroalimentación, por lo que no existiese mayor presión sobre el dólar paralelo, lo que llevaría a muy corto plazo a la eliminación del control de cambio y toda la perversión económica y social que conlleva.
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Como reza sabiamente el refrán popular: "Muerto el perro se acaba la rabia".
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EFECTOS "COLATERALES"
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Pero quizás el efecto más perverso de la especulación es su acción corrosiva sobre los valores éticos de la sociedad.
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En efecto, si un funcionario aduanero, un buhonero, un prestador de servicios contempla como un grupo de delincuentes se alza, con total impunidad, con gigantescas sumas de dinero producto de la especulación, pueden no ver razones para no hacerlo ellos también, bien mediante el cobro de comisiones, elevando sus precios, vendiendo al doble y al triple los productos regulados, etc. corrompiéndose así a buena parte de la sociedad y pulverizando en la práctica cualquier intento de sembrar una verdadera ética social.
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Es sobre que debería opinar la jerarquía católica.
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UNA LEY ANTI ESPECULACIÓN INEFICIENTE
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Por supuesto que el gobierno está consciente de esta situación y como parte de la lucha en contra de esta especulación dictó la llamada Ley de Precios Justos ( inédita en el mundo de la economía) la cual, en mi opinión y a la luz de los resultados, ha resultado en extremo ineficaz ya que:
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1 - Solo cubre aquellos rubros de bienes que se elaboran industrialmente o se importan, dejando afuera toda la comercialización de bienes alimenticios no industrializados (verduras, legumbres, productos locales, etc.): de los servicios privados (médicos, talleres, etc.): de los alimentos expedidos en panaderías, restaurantes: y de todo el comercio informal. Es decir, de la mayoría de los bienes y servicios que se transan en el país.
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2 – Que su forma tan "peculiar" de cálculo puede legitimar la especulación. Pongamos un ejemplo sencillo.
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Si el costo de fabricar un bien es de 100 Bs., según esta ley el fabricante pudiera venderlo al mayorista, con un margen de ganancia de hasta el 30% en hasta 130 Bs.
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Si este intermediario le agrega a ese valor sus costos operativos, que como ejemplo pudiera ser de 25 Bs., su costo total sería de 155 Bs. por lo que pudiera venderlo al minorista hasta en 201,5 Bs.
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Si el comerciante al detal le agrega a ese monto sus costos operativos, digamos 25 Bs, tendría un costo total de 226,5, por lo que el precio final al público, una vez calculado el margen de ganancia de hasta 30%, puede ser de hasta 294,5 Bs.
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Es así como, "legalmente" un bien que cuesta solo 100 Bs. fabricarlo, puede tener un precio final de casi 300 Bs.
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Veamos como en el ejemplo se desglosa ese precio final: 150 Bs. (51%) de costos de fabricación y operación y 144,5 Bs. de ganancias para los empresarios. Un verdadero exabrupto.
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Y si se agregan más intermediarios en la cadena de comercialización, las ganancias se pierden de vista.
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Y esa especulación no se eliminará únicamente con denuncias ni con operativos, que muchas veces son más efectistas que eficaces.
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La receta universal para combatir la especulación ha sido y es, una férrea política impositiva. No hay otra. Sinceramente, no entiendo porque el gobierno no la ha aplicado.
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Yo creo que es un problema de que quienes dirigen las políticas económicas tienen la visión estrecha de que los impuestos son solo para recaudar fondos para el gobierno y desconocen el importantísimo papel que juegan en el control de las principales variables macroeconómicas, y en este caso, en el control de la especulación y la inflación.
LA DEVALUACIÓN, MECANISMO DE EMPOBRECIMIENTO
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Explicamos que la especulación es la causante de la crisis continuada que padece nuestra economía desde la década de los años 70, crisis que creó las condiciones para el ascenso de Chávez al poder.
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Consecuencia y complemento de esa especulación han sido las devaluaciones.
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El mecanismo como funciona es muy sencillo:
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Primero la especulación origina un excedente de liquidez en las clases dominantes y en sus empresas quienes se históricamente se han volcado hacia las compras de divisas para drenar su liquidez, originando una escasez de las mismas y que ha obligado en sucesivas oportunidades a los diferentes gobiernos a utilizar el expediente del control de cambio.
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Como la especulación continúa, surge la inevitable devaluación.
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Históricamente las principales devaluaciones siempre ocurren en los primeros meses del año. Así pasó en 1983, en 1989, en el 1994, y hasta en el 2013.
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Por qué sucede esto?
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La explicación es que las empresas tienen plazo hasta el 31 de marzo para liquidar el poco impuesto sobre la renta que pagan, y como la gran mayoría de ellas han convertido el dinero de la especulación en dólares a través del año, proceden a ofertar parte de esos dólares para adquirir bolívares para liquidar sus impuestos.
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Al ocurrir esas devaluaciones antes del pago de impuestos, les permite a las empresas obtener más bolívares por sus divisas de los que le costaron. Esas devaluaciones siempre han constituido una forma en que los gobiernos de la MUD ayudaban a las empresas especuladoras a disminuir sus impuestos.
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Lo anterior explica la enorme presión que vemos en estos días por parte de las cúpulas empresariales y sus lacayos de la MUD para forzar una devaluación.
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LA DEVALUACIÓN Y EL ACAPARAMIENTO
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Este año la esperada devaluación ha servido para que algunos comerciantes hayan utilizado el expediente del acaparamiento, con el fin de que cuando aquella se produzca dupliquen o tripliquen el precio de la mercancía acaparada.
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A esa conclusión llegué al observar, por casualidad, la fecha de elaboración impresa en algunos productos que "aparecieron de repente" en los supermercados que frecuento regularmente.
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Por ejemplo vi como una lata de leche condensada había sido elaborada en septiembre de 2014 y vencía en los primeros días de febrero de 2015. Es claro que había sido acaparada hasta el límite posible, a la espera de una devaluación.
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Igual sucedió con una margarina suave, que fue elaborada en julio de 2014 y también "apareció de repente" la semana pasada, cuando su fecha de expiración era del 15 de enero de este año.
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Asimismo, un familiar que no conseguía en octubre un remedio llamado Iridus, "milagrosamente" lo logró en diciembre pasado, claro, su fecha de expiración era abril del 2015.
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Pudiésemos presentar infinidad de ejemplos, y lo más seguro es que en estos momentos existan millones de productos almacenados esperando la devaluación para colocarlos a la venta al precio que les venga en gana a los empresarios y así ganar centenares de millones.
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Es lo que explica que las cúpulas empresariales hayan solicitado una prórroga en la impresión del PVP en los productos para después del 23 de enero, es decir, para después de la fecha que ellos estimaban ocurriría la supuesta devaluación y así poder colocar el precio a su antojo.
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En esa lucha el papel de la Ley que fija el PVP es crucial y hay que desechar esos argumentos traídos por los cabellos de que fijar el precio "descapitalizaría" a los comerciantes ante la inflación. Argumento que se cae por si solo al ver los altísimos índices de rotación de los inventarios.
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Esa conducta delincuencial lo que demuestra es la calaña de estos "empresarios" a los cuales no les importan las necesidades y sufrimientos de la población, y muchos menos si se mueren por falta de los medicamente. Lo importante para ellos es el "puñado de dólares".
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Ante la casi segura continuación de la guerra económica con su acaparamiento, es imprescindible que en la Ley del PVP se incluya la obligatoriedad de imprimir la fecha de elaboración.
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Eso permitiría establecer mecanismos de inteligencia que lleven a la localización de los depósitos de acaparamiento. Asimismo, debería habilitarse canales de denuncia de productos que "aparezcan" en los estantes con tres o cuatro meses de elaboración.
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Es que a la población hay que darle protagonismo, ya que es ella la principal víctima de tales delincuentes.
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LOS PENDEJOS HABITUALES
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Que ocurra o no la devaluación va a ser para el gobierno, lo que la prueba ácida es para los contadores. Se sabrá de verdad si gobierna para el pueblo o para los poderosos.
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En mi opinión no se justifica ninguna devaluación ya que el parámetro fundamental a tomar en cuenta, el salario mínimo, luce moderado al cambio actual
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Quienes ganan con las devaluaciones son los dueños de activos y de mercancías que se aprecian con el nuevo valor, o los que tienen divisas en el exterior que se vuelven más ricos con relación a los venezolanos que vivimos aquí. En realidad los que pierden son los que para ellos son los pendejos habituales, es decir los trabajadores y obreros que en cada devaluación ven profundamente mermados sus ingresos.
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UN DEBATE NECIO
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Por eso me parece una necedad que, tanto la jerarquía católica ante tal desvergüenza aparezca pontificando que el "modelo socialista fracasó", como que el Ministro de Educación la emplace sobre si defiende al capitalismo o no.
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Aquí no estamos en presencia de debate de modelos económicos, aquí lo que hay simplemente es una delincuencia organizada que debe ser castigada con todo el peso de la Ley. Y un poquito más. Que es lo que espera la población.
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CONCLUSIÓN
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A lo largo de estos artículos hemos visto como los sectores económicamente poderosos y sus lacayos de la MUD tejieron desde los años 70 un entramado de mecanismos, leyes y normas, como la de establecer bajísimos impuestos, eliminar el PVP, planificar las devaluaciones, etc., todo con el fin de garantizar el funcionamiento de un sistema de especulación en el sector privado y de corrupción en el público, que les permitiese apropiarse de la mayor parte de la renta petrolera en desmedro de la inmensa mayoría de la población.
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Es lo que Chávez bautizó como la cuarta república.
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Mientras ese entramado no se desbarate completamente, no se podrá hablar de revolución ni, mucho menos, planificar algo serio para alcanzar nuestro progreso y desarrollo soberano.
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Esa para mí, y no otra, es la tarea primordial del proceso.