Por antisociales hemos tenido siempre a la gente de barrios y suburbios, pobre y marginados, a los ladrones y asesinos, a los sicarios y terroristas.
Sin embargo, hay un grueso de variedades de antisociales que han pasado como inadvertidos y hasta reciben eufemismos.
Tal es el caso, del comerciante, eufemismo de fariseos en lenguaje bíblico. El camionero que mantiene encendido su vehículo a diésel durante horas, dañando el ambiente a los vecinos del lugar donde se estaciona.
También son antisociales los corruptos que roban, sustraen y usufructúan para sí los cargos públicos en perjuicio de todos los ciudadanos que por una u otra razón necesite esos servicios públicos donde el antisocial hace de las suyas. Se trata del burócrata corrupto, eufemismo de antisociales. La Política suele ampararlos, particularmente cuando los burócratas de supremo y medianos rangos suelen ser los más sobresalientes corruptos.
Pero, hay el antisocial que menos mal visto se halla: se trata del vecino que hace ruidos a cualquier hora-alto volumen en fiestas individuales-por ejemplo. Además, aquellos que a cuenta de estar trabajando lo hacen a cualquier hora del día, y cualquier día feriado y de asueto; cualquier día y con todo género de abusos que perturban la paz familiar de sus vecinos más inmediatos, de sanos y enfermos. Muchos extranjeros son los protagonistas de esta variante de antisocialidad, por supuesto, extranjeros muy maleducados en sus países de origen.
01/08/2018 06:01:26 p.m.