Hoy domingo 20/02/2010, en unos de los tantos mercados a cielo abierto que hace Mercal, observe de manera directa un hecho que me dio mucha pena con mis vecinos y con muchos del pueblo humilde que ven como sus recursos ya no alcanzan producto en muchos casos de las especulaciones en los precios y van a Mercal hacer sus compras. Me sentí impotente al ver como se obligaba al pueblo a comprar un litro de leche para poder venderle un kilo de azúcar; ¿Razones? Las personas con las que hable me manifestaron que no les gustaba el sabor de esa leche y que no sabían que harían con ella, pero no tenían más remedio, ya que no hay azúcar por ninguna parte; por lo que el kilo de azúcar indirectamente se le estaba vendiendo a 7 Bs. el kilo, entonces: ¿a que se debe esta orden? No me queda duda de que las razones de tan vergonzoso acto era que la leche se vence en tres meses y los que tienen el poder en Mercal tenían que quedar bien ante usted señor Presidente y evitar que se les venciera un producto que no era aceptado por los consumidores.
Señor Presidente, cuando queremos introducir un producto al mercado pese a ser un producto genérico, debemos hacer pruebas para ver que opina la gente con respecto a su sabor, color y otras características del producto; existen productos que sus sabores y presentación difiere en relación de un país a otro por razones culturales. En nuestro propio país encontramos personas que les encantan una caraota con azúcar y otras que no; en fin estimado Presidente estamos enviando señales de miedo al pueblo, muchos después de comprar se preguntaban: ¿Es que tenemos que comprar lo que ellos quieren y lo que a ellos les parece bueno? Estamos próximos a unas elecciones de vital importancia, pero las actuaciones de los que tienen el poder son muy distantes de los intereses de un pueblo que ve como se les obliga adoptar patrones de consumo no propios a su cultura y estilo de vida.
Esto cambios solo podrían ser posible a través de un plan estratégico a mediano y largo plazo capaz de provocar cambios en los patrones de compra y consumo de un País, logrando que los mismos se logren de manera voluntaria y no impuesta; no lograremos esto con improvisaciones y soluciones a intereses de algunos que buscan a expensas de un pueblo que se siente indignado corregir sus errores producto de sus incapacidades o porque no pensar alcanzar sus propios intereses económicos.
Por cierto en estas ventas de Mercal a cielo abierto no había leche en polvo, pollo, ni mantequilla, tampoco estaban los precios fijados y no había sencillo para dar vuelto (Aquí la cuña publicitaria del BCV quedo en el olvido).
Cuidémonos del principal imperio, el de la improvisación, el de la incapacidad y de la corrupción.
El autor es profesor Experto en Mercadeo en UNEG
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