El candidato presidencial de la UPP 89 Reinaldo Quijada afirma que el país atraviesa una crisis moral de dimensiones nunca antes vistas. Hace críticas muy duras a la intelectualidad venezolana y al activismo político. Contrapone dos posiciones ante la situación del país: la de "los que tienen voz" que han abandonado sus convicciones, han decidido no luchar y rendirse ante el poder del gobierno y del partido de gobierno, y han enterrado sus principios, y la de "los que no tienen voz", el pueblo mayoritario que lucha por sobrevivir sin muchas posibilidades, la juventud a la cual no se le ha dejado otra alternativa que irse del país, el funcionariado público amenazado con perder sus puestos de trabajo y los empresarios honestos obligados a callar porque sus procesos productivos dependen de las materias primas e insumos que importa el gobierno.
"Las bajezas morales – la adulación, la desvergüenza, la desfachatez, la cobardía, el servilismo, el disimulo – se han inoculado, de una manera dramática, en la mayor parte del mundo intelectual y político venezolano. Los valores morales – advierte Quijada – le han cedido su espacio a la vulgaridad y al egoísmo. El sujeto noble y honesto, el hombre y la mujer de trabajo, se ven aislados. No tienen posibilidades reales de enfrentar estas miserias. Lo que queda es una terrible desmoralización en la que ya nada importa, en el que se pierden todos los valores superiores de referencia porque el individuo piensa que ya nada es posible, salvo dejarse llevar por la corriente o seguir pasivamente al rebaño. Hay un miedo terrible a decir la verdad".
"Vemos un cuadro deprimente de muchos intelectuales y muchos dirigentes políticos – continua Quijada – que han dejado de ser sujetos que ejercen plenamente su libertad interior, su conciencia propia y su responsabilidad personal y son objetos pasivos que pueden asistir a cualquier acto público oficial, sin inmutarse, y reírse y celebrar abiertamente, sin pudor alguno, cualquier expresión de sordidez y de soberbia de poder de nuestra dirigencia actual. Todo esto es expresión de la postración moral del país cuando la clase social llamada a denunciar los excesos del poder calla y se hace cómplice de las arbitrariedades"
"El ejemplo y la coherencia ética de un nuevo liderazgo es el punto de partida para que el país pueda reencontrarse moralmente consigo mismo, para que la dignidad, la integridad y el sentido de responsabilidad personal vuelvan a ser valores esenciales de nuestra sociedad, y para que la gente recupere el respeto hacia sí misma y esté dispuesta a luchar por el país", finaliza sus declaraciones el candidato presidencial.