14-01-21.-Desde mediados del año 2019, luego del apagón general que azotó el país completo, se normalizaron las transacciones con dólares en efectivo. Desde entonces, los comercios que aceptan divisas, rechazan billetes en ‘mal estado’: rotos y rayados, con la excusa de que ya que no es posible cambiarlos en los bancos. Pues, a juicio de los que obligan, además, a gastar todo el billete porque supuestamente no hay cambio, el papel moneda presentado en caja debe estar en el mejor estado posible.
En Estados Unidos, lugar de origen de esta moneda global, no existe ninguna restricción comercial con respecto al billete que se entrega en los diferentes locales. “Es completamente normal que te reciban un billete en mal estado. Recuerdo que la primera compra que hice cuando llegue a EEUU, fue en Burguer King, con un billete de 10 dólares, que no me habían recibido en Venezuela», aseguró María Romero, una marabina que paso las navidades con sus hijos en el país norteamericano.
Por su parte, Clara señaló que al llegar a Estados Unidos, depositó en un banco todos los billetes viejos y rayados que no le quisieron recibir en los comercios de Venezuela. En una oportunidad, alguien comentó que estos billetes en mal estado, fueron comprados por menos de su valor real para luego ser depositados en el extranjero.
En Venezuela, la situación es diferente. En los comercios, se vive un infierno a la hora de pagar, a veces, los productos quedan tirados en las cajas y los clientes se retiran molestos e indignados, ya que o te obligan a gastar todo el billete; no hay para dar cambio o devuelven el billete por ser viejo o estar rayado.
Ante la crisis, Venezuela ha sufrido una dolarización de facto, entre tanta cosas, para proteger los ingresos de los trabajadores, los cuales, en la mayoría de los casos, se otorgan en dólares por el impacto de la hiperinflación. Sin embargo, esto en vez de ser una solución, parece que más bien es un problema. Quienes trabajan ocho horas para ganarse unos pocos verde que apenas les alcanza para medio comer, deben lidiar también con la viveza de los comerciantes.