Cuando en junio de 2008 recibí el correo de Víctor Ochoa-Piccardo, lejos estaba de imaginar la nostalgia con la que reviviría algunos episodios de mi juventud.
Había escrito yo en Últimas Noticias la inquietud en torno a cómo se pronunciaba y escribía el nombre de la capital de China, pues estábamos a las puertas de sus juegos olímpicos. La respuesta me la dio aquél correo de Víctor Ochoa fechado el 5 de junio de 2008. Estábamos en Tves en los preparativos de viaje a Beijing de nuestro equipo periodístico y la respuesta de Ochoa me llevó a plantearle que nos concediera una entrevista, algo que aceptó gustosamente. De ese trabajo salieron dos buenos programas informativos.
Me contó que era un venezolano con muchos años viviendo en China, donde culminó sus estudios de Arquitectura y le iba bien. Cuando le pregunté cómo había llegado a China, Víctor Ochoa me dijo que había sido por su papá, Víctor Ochoa Gómez, el fundador en Caracas de la librería “El Viento del Este”. El impacto que esa información produjo en mí fue muy grande.
“Viento del Este” fue punto de encuentro de muchísimos de mi generación, quienes comenzábamos o ya militábamos en la izquierda venezolana. Evoqué inmediatamente aquellos libros y revistas, y aquella vidriera iluminada en el CSB ante la que nos deteníamos a mirar las obras de Mao y las portadas de “Pekín informa”. Evoqué el rostro de aquél señor amable, siempre presto a compartir con los visitantes. Inolvidable.
Víctor Ochoa Gómez falleció en Caracas el pasado 1° de octubre. Su iniciativa y su convicción marcó con sencillez a miles de venezolanos. No vi que el gobierno le nombrara, ni Cultura, ni Comunicaciones. Tengo la impresión de que el señor Víctor Ochoa fue un irreductible, y cuando se es así no importan ciertas superficies.
Honores para él y paz a su alma eternamente.