Clases de Turas y sus diferentes funciones

Re-visión etnohistórica de la danza de las turas de los ayamanes (VIII)

"Las turas que yo profeso: Las que por danzar nadie me paga, primero, porque no son mías. Segundo, porque nadie detenta tanta riqueza que pueda comprarlas".

Nasser Navarro.

El ritual de Las Turas se presenta en dos formas: la Tura Grande y Tura chiquita. La Tura Grande, según algunos autores, es de carácter privado y se celebra en lugares secretos por los descendientes ayamanes. La Tura Pequeña, de carácter público, se celebra durante toda la noche, en los "patios de turas" de los mayordomos, pero veamos lo que dice el "Reglamento de Tura", del que ya me he referido, donde se lee:

Título 3°, Artículo 6. Habrá dos clases de turas; la tura chiquita y la tura grande.

Artículo 7. La tura chiquita la bailará cada uno de los ocho mayordomos, en el patio de su casa, cuando lo ordene el Capataz y cuando el maíz del conuco de este, se pueda hacer mazorca.

Articulo 8. Después que cada mayordomo reciba del Capataz la orden del baile, con ocho días de anticipación invitará a sus respectivos cazadores, sin cacería, ayudantes, músicos y vecinos para que concurran a las tura chiquita, la cual durará un día y una noche. La comida, instrumentos, modo de bailar y ceremonias en estos preliminares actos, serán los que siempre se han acostumbrado y al siguiente día de verificado el baile, cada Mayordomo notificará al capataz, que está cumplida su orden.

Artículo 9. También se bailará por espacio de una noche, esto es, la víspera del primer día de la tura grande, en el patio de la casa de cada mayordomo, las cacerías que sus respectivos cazadores presenten por orden de este.

Artículo 10. La Tura Grande se bailará en el patio del Capataz, cuando este lo ordene y cuando la cosecha del maíz en los conucos del capataz, mayordomo, cazadores, músicos y ayudantes, esté en disposición de moler jata, o sea carato.

Artículo 11. La tura grande durará cuatro días y cuatro noches. La comida será la que siempre se ha acostumbrado, y los instrumentos, modo de bailar y ceremonias, serán los que establecen los artículos 30, 31, 32, 33, 34 y 35 de este Reglamento.

Ahora veamos que nos dicen estos mencionados artículos del Reglamento de Tura:

Artículo 30. Se definirá el primer día de la tura Grande para hacer la recepción en el patio grande en distintas horas, a la primera, Segunda, Tercera y Cuarta parcialidad, presididas estas por sus respectivos mayordomos. El Capataz es quien las recibe con las ceremonias acostumbradas.

Artículo 31. La fiesta del primer día de la tura grande corre a cargo de la primera parcialidad, y las fiestas del primero, segundo, tercero y cuarto día, corren a cargo de la Primera, Segunda, Tercera y Cuarta Parcialidad.

Artículo 32. El mayordomo que presidiendo su parcialidad, quiera entrar al patio grande, lo avisará al capataz, sonando los instrumentos. Este lo recibirá con todas las ceremonias de costumbre y lo llevará bailando, hasta el lugar donde está la comida. El Mayordomo entregará al capataz toda la casería, la comida, las frutas y todo lo que trajere a la fiesta; y luego el capataz le dará las gracias por su buen comportamiento y lo excitará para que sea lo mismo en la siguiente cosecha. Después de esta ceremonia el Mayordomo se retirará bailando con su sola parcialidad a la orilla del patio, y se acampará bajo una enramada o pabellón adornados con ramos, palmas y flores naturales. Acampada la Parcialidad, como queda dicho, ella puede bailar en el patio cuando quiera, sola o en reunión con las otras parcialidades, durante los cuatro días de la fiesta.

Artículo 33. Se desinará el segundo día de la tura grande para la ceremonia de los matrimonios.

Artículo 34. Se destinará el tercer día de la tura grande para repartir, por iguales partes, entre el Capataz, Mayordomos, Cazadores y Músicos y después de haber bailado todas las caserías, todas las carnes, mazorcas, pan, frutas y todo lo que hubieren traído al patio grande las cuatro parcialidades.

Artículo 35. Se destina el cuarto y último día de la tura grande, para la elección de los nuevos empleados conforme a los artículos 12 y 21 de este Reglamento; para la ceremonia de botar la basura y para el baile del Guanache, con lo cual terminará la fiesta, pudiendo continuar el baile, hasta que termine el carato.

En lo que se refiere al baile del "Guanache", no hemos podido saber de qué se trata este mencionado baile, puede tener tiene relación con el juego del Guaneico, que se realizaba en el Cerro de Mororturo. Ahora pasemos a revisar las normativas contenidas en los artículos 12 y 21 que terminan de reglamentar lo concerniente a la tura grande:

Artículo 12. Para la mejor organización de la fiesta de la tura grande, habrá un capataz, ocho mayordomos, mitad hombres y mitad mujeres, sesenta y cuatro cazadores, ciento veintiocho ayudantes, mitad hombre y mitad mujeres y treinta y dos músicos. Por manera que, a cada dos mayordomos hombre y mujer, le corresponden 16 cazadores; 32 ayudantes hombres y mujeres y 8 músicos.

Es importante observar en este artículo cómo se toma en cuenta a la mujer, aplicando el concepto de la paridad de género, lo cual explica la importancia de la mujer en la cultura de los pueblos originarios y en cuanto a la cantidad de cazadores y ayudantes en la actualidad no se cumple, en cuanto a los cazadores, ya la cacería está prácticamente extinguida en todo el Territorio de la Turas de los Ayamanes. En el siguiente artículo del Reglamento, vemos cómo se manifiesta la parte política-organizativa, que se mantenía en lo que respecta al ritual, pero también podemos deducirlo como la organización del gobierno comunitario de los pueblos aborígenes, antes de la invasión de los europeos.

Artículo 21. El último día de la tura grande, eso es, el cuarto día, a las 12 a.m., tendrá una reunión en el patio grande compuesta de 8 mayordomos, los 64 cazadores, los ciento veintiocho ayudantes y los 32 músicos y todos presididos por el capataz, con el objeto de nombrar nuevos empleados, por mayoría absoluta de votos.

Y refiriéndose a la secuencia de los actos de las Tura pequeña catalogado por Luis Arturo Domínguez como (exotérica) y la grande como (esotérica), descritas por Luis Arturo Domínguez, aun cuando en el Reglamento de Turas, no lo expresa de esa manera, Barroso apunta:

…coinciden esencialmente entre sí, (…) y, a la vez coinciden con los actos que yo registré en la pública anual del Cerro de Moroturo…. la pequeña de Mapararí, Domínguez la resume así:

Limpieza del patio; construcción del palacio, ofrendas simbólicas; elecciones de mayordomos, ayudantes, reinas y músicos; denominaciones de los tonos musicales; instrumentos musicales; simbolismos de los movimientos danzarios, practicados por hombres y mujeres; realización de cortesías, ante el santo patrono (dueño del patio, en el retiro de las ofrendas simbólicas del patio, en el encuentro de los tureros invitados); botada de la basura; árbol de la tura; zumbado de los inviernos (bautizo o brindis de la chicha de maíz al árbol de la basura), comida ritual delante de ese árbol; repartición de las hojas verdes por los mayordomos y ayudantes; repartición de vainitas de caraotas por la reina a los tureros agricultores; talismán de lochas y medios; alumbrado del espíritu del árbol de la basura. Todos estos acontecimientos integran, sin duda, un rito de carácter esotérico, ya que aquellos indígenas lo realizaban en presencia de otras personas ajenas a sus creencias y costumbres tradicionales y no tienen nada de misterioso ni de secreto, más bien lo que contienen es un carácter simbólico fácilmente traducible a conocimiento común.

Aquí me permito hacer una acotación en lo que se refiere en el párrafo anterior, a "el encuentro de los tureros invitados", ya que es una ceremonia, como lo expresa el artículo 32 del Reglamento de Turas: "El mayordomo que presidiendo su parcialidad, quiera entrar al patio grande, lo avisará al capataz, sonando los instrumentos. Este lo recibirá con todas las ceremonias de costumbre", y es importante explicar sobre esta ceremonia, que muy poco se habla, y es cuando el Capataz se apresta a recibir a las parcialidades invitadas, que son de otros pueblos vecinos, como también puede ser representantes de otros pueblos aborígenes que vienen a compartir el ritual, el Capataz con la parcialidad anfitriona se dirigen tocando y danzando al encuentro de la parcialidad visitante, también tocando y danzando hasta toparse frente a frente, luego ambas desde sus respectiva ubicación danzan sobre tres giros contrarios al curso de las agujas del reloj, lo cual representa una simbología de ordinaria rutina en este ceremonial denominado el encuentro. Luego se unen las dos parcialidades continuando la danza hasta el patio y así se repite hasta la llegada de la última parcialidad visitante, que el artículo 32 dice que son cuatro, lo que también hemos investigado porque al parecer la numerología en el ritual de las Danza de Las Turas el número 4 juega como un elemento místico, en la simbología de la cultura Ayamán. Y en cuanto a la tura pequeña Barroso hace las siguientes acotaciones:

(…) La tura pequeña se celebra una sola vez en el poblado cuando los ejecutores han obtenido una buena cosecha y durante los meses de septiembre y octubre, celebración ésta que se hace por invitación expresa de algún dueño de patio con el objeto de que los tureros tomen parte en determinadas fiestas patronales y cuyos gastos corren por cuenta de dicho personaje.

Y en cuanto a la tura grande la autora según las responsabilidades del Capataz Mayor, registra lo siguiente:

(…) la escogencia por parte del Capataz Mayor de los sitios donde deben encontrarse el Árbol –Palacio, el Árbol de la Basura y el lugar donde tienen que practicarse los actos (…); ofendas simbólicas; de productos vegetales y piezas de cacerías; participación de siete capataces, siete mayordomos, siete ayudantes, siete grupos de danzantes; instrumentos musicales confeccionados con cachos de matacán y de venado, flautas de carrizo o guasduas y maracas agujereadas; simbolismos de los movimientos de la danza, cortesía y encuentro de los grupos de tureros que deben participar en las ceremonias rituales; Botada de la basura; Árbol de la Basura, brindis de agua o carato de maíz al Árbol de la basura; comida ritual delante de esta vegetal y repartición de hojas verdes por los capataces, mayordomos y ayudantes. Como se observa todo esto se lleva a cabo en forma más diferenciada que en la tura pequeña o exotérica. (…) La Tura Grande es celebrada únicamente por los descendientes de los Ayaman y los otros indígenas antes mencionados, sin que puedan participar en ellas otras personas extrañas, y se efectúa en lugares selváticos especialmente seleccionados para ello. (…) La tura Grande, (…) tiene un carácter marcadamente misterioso y secreto, lo cual nos hace pensar, con mucha seriedad, que se trata de un rito mágico, sólo conocido y practicado exclusivamente por esos grupos indígenas, (…).

Aunque esta afirmación que hacen estos autores sobre la tura chiquita, como exotérica, y la Tura grande, como esotérica, no está contemplada de esta manera, en el Reglamento de Tura, elaborado en el caserío Quebrada Honda de Churuguara, en el año 1890, sin embargo es de entender que los pueblos originarios, en su tiempo, sí aplicaban esta modalidad, debido a la necesidad del acercamiento espiritual, en la comprensión de la cosmovisión aborigen, donde los gasgas (piachis) Ayamanes podía elevar sus ruegos y plegarias espirituales, donde a la vez se generaban los actos de adivinación y presagios mediante la celebración de ceremonias mágico-religiosas, que versaban sobre los destinos del pueblo, en un acto secreto en sitios especiales de las montañas; árboles, manantiales, cuevas, arroyos y quebradas, sitios que llamaban y aún se siguen llamando encantos, caracterizados como aposentos espirituales que denominaban palacio de los espíritus y que todavía los descendientes del pueblo Ayamán siguen estas creencias, aunque no en la misma intensidad, como lo hacían los ancestros.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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