Re-visión etnográfica de la danza de las Turas de los aymanes (XII)

Relación de elementos Naturales con la Danza de las Turas de los Ayamanes.

 

"Todas las plantas son nuestros hermanos y hermanas.

Nos hablan y si escuchamos, podemos oírlas".

Proverbio del Pueblo Arapaho

"Agua, criatura humana, tierra, árboles y animales eran una misma cosa en su marcha acompasada del día a día".

José Millet.

Existe una atrayente relación cósmica-ambiental entre los actos ceremoniales de la Danza de las Turas y la diversidad natural, sobre todo cuando observamos la utilización de múltiples elementos naturales que se pueden apreciar en el contenido de esta Danza. Como podemos ver, el material con que se fabrican las flautas que son hechas del tallo de una planta conocida con el nombre de "tura" que también se le llama "caña brava", cuyo nombre científico es Bambusa vulgaris Schrad, que se consigue en los bosques y humedales a orillas de ríos y quebradas. El tallo de esta planta es más grueso que el carrizo, y más delgado que la guadua. Pertenece a la Familia de las Gramináceas. Según algunas investigaciones realizadas hemos podido constatar que los aborígenes, aparte de utilizar su tallo para la elaboración de las flautas para la Danza, también la utilizaban como producto medicinal.

Los bosques, arroyos y manantiales eran, para los ancestros Ayamanes, sitios sagrados sobre todo el agua como fuente y elemento generador de la vida y, entre los árboles consagrados a las ceremonias de este pueblo aborigen, era el Copey (Clusia rosea), de la familia clusiáceas también llamadas gutíferas, que suelen crecer sobre otros árboles. Emite raíces aéreas y puntales, también se observa otra variedad con las mismas características llamada Matapalo (Ficus prinoides), que posee las mismas características del Copey ya que se comporta como enredadera , siendo planta epífita, en su fase juvenil, llegando a estrangular y matar al árbol sobre el que se apoya para alcanzar su desarrollo. Son dos especies arbóreas, con particularidades semejantes, que indistintamente eran tomadas en cuenta por los aborígenes Ayamanes, por ser de características afines, dándoles igual importancia mística. Fueron estos árboles, antes de la invasión de los europeos, el elemento central llamado el Árbol Mayor o Árbol de la Vida, donde el árbol de Copey y el Matapalo, venía siendo la deidad principal en la ceremonia de la Danza de las Turas, antes de la imposición de la cruz, que ahora llaman "altar mayor". El antropólogo José Millet afirma que,

"… el círculo de los tureros se desplaza alrededor de un árbol acompañado de su música y de los característicos movimientos corporales. Aquí resalta la función exacta de las flautas: avisar al oído de las plantas, mediante el estremecimiento de su sonido, que debe activarse su capacidad reproductiva, el flujo de la savia, su ascenso a los gajos y fronda".

El matapalo también fue muy útil en la medicina aborigen, específicamente para curar heridas, aporreaduras, torceduras; se utilizaba la corteza machacada, se cocinaba, se colocaba en la parte afectada y se aplicaba hasta que la herida quedara sana.

En cuanto a la presencia del árbol de copey es de notar que en la toponimia del Municipio Urdaneta, nos encontramos con un pueblo que se denomina El Copey, perteneciente a la Parroquia Siquisique, que según sus habitantes sostienen que su nombre se bebe a un árbol de Copey que existía donde hoy está ubicada la manga de coleo, de ese pueblo, lo que pude corroborar en una amena conversación que sostuve con Crisóstomo (Choto) Perozo, en el año 2000, en el Cerro de Moroturo y, me dice que allí, en el pueblo de El Copey, "siendo él un muchacho se reunían los "manos" (tureros) de la Catalina y los de San Miguel a bailar las turas", y mi amigo Hermes Gordillo habitante nativo de El Copey, también me informó que en la parte alta, al sur de ese pueblo, existe un sitio denominado El Palacio, que era donde los tureros tenía su aposento espiritual, donde realizaban las ceremonias preparatorias del ritual, como era la invocación para pedir el permiso espiritual, para la realización del encuentro turero, bajo el árbol mayor que era el Copey del cual me he referido. Respecto a este tema de árbol del copey, Douglas López en la revista Urdaneta en Magazine, número 10, relata:

Para los tureros, los árboles de copey son sagrados, ya que al terminar el ritual de las turas, bailan en la montaña alrededor de uno de esos árboles, previamente escogido, y dejan a su alrededor la "basura", es decir las hojas de las mazorcas del maíz, los vástagos de cambur y otras sobras de los frutos que se consumieron y utilizaron en la fiesta. (Pág. 32).

Es importante hacer la aclaratoria, que cuando se habla de la basura, no es tal, ya que más bien es una ceremonia donde se deposita todo el bagaje natural de los productos ofrendados, y se depositan al pie del árbol como tributo, que sirve de abono al árbol garantizándole larga vida a ese vegetal al que también se le rinde agradecimiento por sus múltiples beneficios.

Otro árbol relacionado con la Danza Las Turas de los Ayamanes, es el totumo o tapara (Crescentia cujete), es un árbol de la familia de las bignoniáceas, originario de la zona intertropical de nuestro Continente, la cual es utilizada en la fabricación de las maracas, instrumento guía en la música de la Danza de Las Turas, cuyo significado está reflejado en su forma redonda, que representa la redondez de la tierra, que a la vez emite un sonido que remeda el ruido de la maraca del cascabel, cuando alerta su presencia, como también el ruido de la lluvia.

Tradicionalmente los ancestros aborígenes, utilizaban la fruta de la tapara o totumo en la fabricación de utensilios, como totumas y vasijas para almacenar y transportar agua y otros insumos líquidos, como cocuy de penca, chicha o carato: también eran utilizados como insumo en la aplicación de la medicina aborigen, como era la decocción que se aplicaba por vía oral para tratar la diarrea, dolor de estómago, resfriados, bronquitis, tos, asma. También la pulpa del fruto era apreciada para un variado uso medicinal.

Otro árbol que se consigue en las montañas de los estados Lara y Falcón, dentro del Territorio Ayamán, es el bariquí, que tiene relación con Las Turas. Es un árbol que alcanza hasta unos 15 metros de altura, de frondoso follaje. Con la corteza de este árbol se elabora la tintura que se utiliza para el acto ceremonial denominado embariquizamiento.

Pero una de las especies vegetales más preciadas en la cosmovisión de nuestra danza aborigen y en especial del pueblo Ayamán, es el maíz, que siempre resalta en el ceremonial de Las Turas, cuya significación sostiene una importantísima simbología, en cuanto se refiere a la vida, ya que es el punto de partida en la alimentación tradicional de los habitantes originarios y su descendencia, del Continente Abya Yala. El maíz ha representado un alimento imprescindible, que guarda una estrecha relación cultural, que parte desde la historia, la organización social, espiritual y la cosmovisión aborigen, como podemos ver desde El Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, que relata los ensayos sobre la creación del hombre, según la creencia cultural maya; los creadores del hombre, que en sus primeros intentos, lo elaboraron con barro y madera pero carecía de movilidad o de la capacidad de hablar; hasta que se utilizó el maíz y crean al hombre con todas sus capacidades, partiendo desde allí la legendaria teoría del "Hombre de Maíz", que hoy somos los hombres y mujeres de maíz, descendientes aborígenes de este Continente.

Del maíz, que es por excelencia una de las plantas sagradas en la cosmovisión aborigen, que se desenvuelve en el desarrollo de la Danza de las Turas de los Ayamanes, que es con que se elabora la arepa, alimento insustituible en la mesa del campesino, en gran parte del nuestro Continente, también se elabora la mazamorra, chicha, carato y la jata, utilizada en las ceremonias de las Turas,

1 El Popol Vuh, también conocido como Libro del Consejo, es un libro que guarda gran parte de la sabiduría y muchas de las tradiciones de la cultura maya, establecida principalmente en lo que hoy en día es el territorio de Guatemala. Este libro es un completo compendio de aspectos de gran importancia aborigen, como religión, astrología, mitología, costumbres, historia y leyendas que relatan el origen del mundo y de la civilización, así como de los muchos fenómenos que suceden en la naturaleza, escrito en kiche' y español, se conserva en un manuscrito bilingüe redactado por fray Francisco Ximénez, quien se identifica como el transcriptor (de la versión en maya quiché).

 



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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