El Efecto Moore

El documental Farhenheit 9/11 del realizador Michael Moore llega ahora a los cines de España y está conociendo el mismo éxito que en Estados Unidos y en el resto de Europa. Como se recuerda, la película ganó, en mayo pasado, la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y su autor fue galardonado, en el 2003, en Hollywood, con un óscar por su precedente documental Bowling for Columbine.
Todo esto es muy excepcional. Ningún documental había obtenido la Palma de Oro de Cannes desde 1957, cuando la consiguieron el comandante Cousteau y Louis Malle, autores del Mundo del silencio, una bella película en colores (era una novedad entonces) sobre el universo de las profundidades marinas. Tampoco nunca un documental, en el mercado de Estados Unidos, había batido el récord de taquilla la semana de su presentación en los cines. Por primera vez, Farhenheit 9/11 lo ha conseguido.

¿A qué se debe el excepcional interés suscitado por este filme político? En primer lugar, al momento tan preocupante en que vivimos. Porque sospechamos -aunque no esté muy claro en nuestra mente- que algo está pasando con nuestro sistema político, y que la democracia corre ahora el riesgo, con la complicidad de los medios masivos de manipulación de masas, de ser desviada de forma legal a favor de los intereses de un grupo determinado. Por otra parte están las tragedias: atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, o los del 11 de marzo en Madrid, las guerras de Afganistán y, sobre todo, la de Irak, con su cortejo de destrucciones, de ejecuciones, de torturas y de muertes.

Después de las celebraciones de júbilo oficial por la entrada en el siglo XXI, cuando todo parecía -lo repetían los partidarios de la globalización liberal- que las avenidas de la dicha infinita se abrían para siempre ante nosotros (los occidentales), se producen los inauditos atentados y caemos en esta atmósfera de miedo, desconcierto y tensión que caracteriza el momento actual. Y cuando más necesitados andamos de explicaciones que nos ayuden a entender lo que está pasando, es cuando nos damos cuenta de que el sistema mediático (en particular las televisiones) es incapaz de darnos esas explicaciones. Ni siquiera información fiable. Lo que nos da sobre todo son mentiras y propaganda. Y nos oculta datos fundamentales.

Esta ocultación es la que ha creado el espacio para una película política como Farenheit 9/11 . Moore muestra lo que las televisiones han censurado: los siete minutos de un Bush paralizado ante las noticias de los atentados del 11 de septiembre, incapaz de reaccionar y que se escuda tras un libro de párvulos My pet goat ( Mi amigo el macho cabrío ); o las del vicesecretario de defensa, Paul Wolfowitz, mojándose en la boca con saliva, de manera repugnante, un peine para arreglarse el pelo ante las cámaras. O toda la información sobre las relaciones entre la famila Bush y la familia multimillonaria Bin Laden; o la secuencia de la caza a los «voluntarios» (casi todos negros, pobres, habitantes de barrios marginados) para incorporarlos a los marines, o ese dato insólito, desconocido, de que sólo un único congresista de Estados Unidos tiene un hijo bajo uniforme en Irak, y que todos los demás votaron la guerra para que la hicieran los pobres.

El título de la película aparecera quizás misterioso. ¿Qué significa Farenheit 9/11 ? Es una alusión al título de una novela de ciencia-ficción de Ray Bradbury, Farenheit 451 (adaptada por François Truffaut al cine en los años 1960) que describía un mundo dominado por una organización totalitaria que quemaba los libros (los libros arden a la temperatura de 451 grados en el sistema Farenheit, que se usa en Estados Unidos). En ese universo, cada resistente se aprendía un libro de memoria. Cuando el poder oculta y borra, la resistencia consiste en revelar y en mostrar. Lo que hace Moore.



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Ignacio Ramonet (La Voz de Galicia)


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