Caracas, marzo 16 - Es difícil definir libertad de forma objetiva, cada quien es libre como quiere. Lo que sí se puede decir es que un bailarín tiene una forma peculiar de sentirse libre y es a través del movimiento corporal que le ofrece la danza, una disciplina que les permite hasta volar.
Se puede entender de forma metafórica, pero cuando vemos o escuchamos la pasión con la que hablan los integrantes de Coreoarte, es fácil apreciar que ellos primero se sienten libres de pensamiento y luego dejan que el cuerpo hable.
Y con esa misma llama, cada uno de los integrantes de esta compañía se prepara para celebrar sus 35 años, con los montajes El Último Canto y Leu solèy léve (Cuando sale el sol) en el escenario de la sala Ana Julia Rojas de Unearte, este sábado 17 de marzo a las 5:00 de la tarde y el domingo 18 a las 4:00 de la tarde.
Esta institución de danza contemporánea, más allá de lo artístico, se ha enfocado desde su nacimiento en el año 1983, primordialmente a formar desde la humanidad, así lo pensaron sus fundadores Noris Ugueto y Carlos Orta y así continúan haciéndolo quienes han asumido el legado.
Poy Márquez, directora general de Coreoarte, explicó que "este proyecto nace porque había una necesidad de crear una escuela de danza contemporánea para todas y todos, a fin de brindarle a los participantes una buena formación, la oportunidad de viajar, de estar en el medio de la danza que en ese momento era exclusivamente para las personas pudientes".
Esta agrupación se ha proyectado tanto en el territorio nacional como internacional, y en cada escenario ha mostrado una danza que identifique al venezolano y al latinoamericano. "La intención siempre ha sido formar bailarines con un sentido de pertenencia, de identidad, sin perder la idea de sabernos de dónde venimos, en el caso de la mayoría de sectores populares", agregó Márquez.
Aunque han visitado casi todos los países de Europa, también de América Latina y Estados Unidos, expresan no tener distinción en cuanto a la calidad del espectáculo que ofrecen en los grandes escenarios o en las comunidades y barrios populares del país, indican, que allí nacen sus raíces.
Con este norte formativo y humano, la Fundación cuenta con una escuela y ofrece clases a niñas y niños de 7 a 13 años de lunes a juves y a jóvenes y adultos los miércoles y jueves de 4:30 pm a 5:00 pm por un costo mensual simbólico de Bs. 30 mil.
En la escuela, ubicada en la avenida Zuloaga, Quinta Micomicona, Los Rosales en Caracas, reciben clases de danza contemporánea pero igualmente pasan por todos los géneros para formar a un bailarín completo y darle la oportunidad de desarrollarse en el área que más le guste.
Hablan los bailarines
María Avendaño, integrante del elenco de la agrupación, detalló: "La formación de Coreoarte es con un enfoque integral, amplia, pensando en la vida. Ha sido un tesoro, Coreoarte ha sido mi casa".
Alfredo Oliva, por su parte, expresó: "yo llegué a la danza por casualidad, siempre he tenido curiosidad por el movimiento, y actualmente he descubierto que la danza es profunda y tiene un componente estético muy fuerte. También descubrí que la danza tiene mucho de meditación, introspección y te permite explorar tus capacidades, conocerte a ti mismo, cuando uno se mueve se siente libre, el movimiento es vida",
También ofreció su testimonio Orlymar Paredes. "Entrar a Coreoarte no es entrar a una institución común, allí te descubres como ser humano y la institución te lo permite, en los ensayos tratamos de aprovechar nuestras emociones de la cotidianidad, y eso nos hace escucharnos y expresar lo que queremos a través de la danza, ser naturales, simplemente ser nosotros".
Finalmente Nayibe Berroterán señaló: "Cuando entré en Coreoarte sentí como la institución le dio sentido a mi danza, sobre todo porque allí uno desarrolla un compromiso social, contigo mismo, con tu misión (...) Yo siento que ahorita hay muchísimo talento y también hay oportunidades".