Mas de dos décadas como profesor en la Escuela de Economía en La Universidad del Zulia me permite afirmar que la crisis de inseguridad que vivimos los universitarios es la mas grave de su historia. La inseguridad que vivimos hoy en el recinto universitario de LUZ es la máxima expresión de un proceso que dio origen a una red de permisividad, intereses económicos, complicidades, favores recibidos y temores que han conducido a una gigantesca impunidad que favorece al hampa común y organizada que humilla y aterroriza a estudiantes, empleados, obreros y profesores de LUZ.
La impunidad desaforada con que actúan cuatro o cinco bandas de delincuentes es lo que debemos enfrentar y vencer.
No se requiere tanto diagnostico. Los que formamos parte de la comunidad universitaria hemos sido testigos de robos a mano armada de celulares, laptop, dinero, calculadoras, video beam, también de agresiones físicas, daño a bienes, agresión sexual, asalto a salones de clase imponiendo el terror de la fuerza de las armas de fuego, asalto organizado a transporte de mercancías del sector privado utilizando como “refugio” los espacios universitarios.
Si se cuantificara el daño económico por la perdida, hurto y daño de bienes personales y de la institución quedaríamos asombrados de tal magnitud. Después de todo esta es reparable en estricto sentido material. Me pregunto quien repone el daño psicológico de los afectados diariamente? Y como se mide el impacto en nuestros estudiantes y su necesaria prosecución académica por la cantidad de horas/clases que no se dictan cuando aparecen los asaltos, tiroteos o vandalismos que cometen los delincuentes que nos azotan? Denuncio que en los últimos, por lo menos, cinco diciembres no hemos dictado clases en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) porque los desadaptados han vencido a profesores y estudiantes que queremos cumplir con nuestro deber. El terror se ha impuesto.
Debemos reaccionar. Que bueno que los diarios regionales se atrevan a colocarlo en relieve periodístico. Las autoridades universitarias, las rectorales en primera instancia, no pueden permitir que el concepto de autonomía se haya convertido en una vulnerabilidad que facilita la actuación de las bandas delincuenciales en LUZ. Autonomía no es impunidad con la delincuencia.
Las autoridades rectorales deben ponerse al frente, decidida y valientemente, en el combate para derrotar el estado de inseguridad extrema que vivimos. Todos los miembros de la comunidad universitaria debemos no sólo apoyarles, también acompañarles sin esguinces o cálculos políticos. Una estrategia de seguridad para todos los universitarios obliga a actuar en el corto y mediano plazo. No hay excusas.
En el corto plazo, se requiere buscar la colaboración de los órganos de seguridad del Estado. Los arreglos jurídicos lo permiten, les obligan. El articulo 55 de la Constitución otorga el derecho ciudadano a recibir “protección por parte del Estado,…, frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas...”, así mismo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, articulo 3, se establece que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”. La Ley de Universidades en su articulo 7 prevé que la vigilancia y el mantenimiento del orden en el recinto universitario son de la competencia y responsabilidad de las autoridades universitarias. El acuerdo con el DIBISE que involucre al Gobierno Nacional, Gobernación y Alcaldía para custodiar las entradas a LUZ es correcto, pero debe ir mas allá, esto es, que se autorice expresamente operaciones de inteligencia de los cuerpos policiales que permita desmantelar las bandas. Esto no debe esperar un “referéndum” que tiene mas tinte político o de protagonismo de grupos o dirigentes.
Las autoridades rectorales, con el apoyo de la comunidad universitaria decente, debe trabajar para devolver la confianza y tranquilidad a LUZ, y ello se hace dando protección a la integridad física, a los bienes personales y a los bienes de LUZ dentro de la ciudad universitaria, en las zonas aledañas y vías de acceso.
En el mediano plazo, me atrevo a sugerirles cinco propuestas. Primera. Reestructurar el Sistema de Seguridad y Vigilancia Interna, dotándole de equipos de comunicación, grabación y transporte moderno. Esto exigiendo al Gobierno apoyo para la dotación. Consultándose a la comunidad si autoriza o no el porte de armas de estos funcionarios. Segunda. Crear un Centro o Sala de emergencias de libre acceso comunicacional de los universitarios y en conexión con los órganos policiales del Estado. Tercera. Crea un equipo Multidisciplinario (Instituto de Criminología, Escuelas de Ciencias Jurídicas, Trabajo Social y FACES) que adelante un estudio riguroso sobre el tema de la inseguridad universitaria, sus conexiones con la sociedad y las correspondientes recomendaciones. Cuarta. Crear procesos automatizados para controlar el acceso de personas y vehículos a las áreas universitarias. Y Quinta, promover mecanismos de participación de los universitarios en todas las Facultades, en la denuncia, defensa y control de nuestra universidad.
LUZ es humillada y aterrorizada por la delincuencia. Reaccionemos.
rodrigo1cabeza@yahoo.com