Pero Díos sabe lo que hace y Vladimir mi hijo, sigue su camino con las bendiciones del señor; pero al parecer este poder judicial cobarde se ensaña contra él, por mis denuncias y las de otros articulistas de aporrea; hace poco lo llamó un abogado que trabaja en ese poder judicial y le dijo que tenía que presentarse el 10 de julio en la sede del poder Judicial del Estado Táchira, de lo contrario lo mandaría a buscar y meter preso. Jamás ese poder judicial corrupto se preocupó de lo que sería de mi hijo Vladimir cuando saliera libre y eso pasa con todos lo que ya sea por injusticia o violación a las leyes hayan estado detenidos; hoy a sabiendas que está trabajando en el estado Bolívar que está estudiando (se enviaron copias de estudio y trabajo), lo amenazan que si no se presenta lo detienen; ¿es que acaso ese poder judicial no forma parte del poder judicial del Estado Bolívar? Porque no le facilitan su presentación y le dicen que se presente en la sede del tribunal de Puerto Ordaz; es que acaso es justo que deba perder tres días de clases y solicitar tres días de permiso en un trabajo en el que solo tiene cinco meses (el viaje son 20 horas en autobús; Bolívar- Táchira); sin contar con los gastos en que debe incurrir.
¿Lo mismo que le tiene que preguntar el señor abogado en el Estado Táchira no se lo puede preguntar un abogado que trabaje en el poder judicial del Estado Bolívar?
¿Donde está el humanismo que tanto se pregona en la revolución y la sed de buscar que los penados (hasta injustamente) se inserten en la sociedad y sean ciudadanos de provecho?
Muchas veces siento que la revolución señor Presidente solo existe para usted en el poder judicial, pero para los hijos de Monseñor Romero, esos que van descalzos y a los que la serpiente de la corrupción muerde y no descansa hasta acabar con ellos, su odio no tiene límites. Son los hijos de Monseñor Romero los que salieron a la calle cuando el golpe de estado a defender su vida señor Presidente, pero para ellos no existe la justicia; para ellos solo existe el yugo de la humillación y el recuerdo de que no tienen permitido ser nada en la vida.
Por eso señor Presidente le pido, que aplique de una vez con contundencia las tres R al sistema judicial, en especial al del Estado Táchira; la desilusión que existe en los hijos de Monseñor Romero es grande y solo con verdaderos cambios volverán a creer que la revolución fue hecha para ellos y en ese momento usted podrá afirmar que la revolución vino para quedarse por una eternidad; el tiempo es su peor enemigo, pero nunca es tarde cuando de verdad se quiere hacer revolución; es ahí donde nacen los que nunca serán olvidados y los que creen que es posible hacer patria para quienes nunca ha existido.
Vladimir es un hijo de Monseñor Romero, un hijo dado a este humilde servidor por Jesús de Nazaret y el cual estoy dispuesto a dar la vida aquí y en el mas allá.
JUSTICIA COBARDE Y CORRUPTA
*Profesor UNEG
henryantonioc@gmail.com
