En España, donde desde los tiempos de la república no daban ejemplos de una conducta popular que valiera la pena emular, se ha iniciado un movimiento mundial que allá tomo el nombre de ‘los indignados’ o también la designación ‘15-M’, por ser el pasado 15 de mayo cuando salió a la luz pública.
Ciertos comentaristas afirman que los indignados de España son la respuesta europea al fenómeno político y social que arrancó en Túnez y causó conmoción en diversos países del norte de África, en particular aquellos donde había gobiernos hegemónicos, con 25 o más años de control absoluto del poder.
Por cierto, no todos los casos son iguales y, cuando la diplomacia gringa quiso pescar en río revuelto, intentando derrocar a Kadafi en Libia y Asad en Siria, la gracia se les convirtió en morisqueta.
Por aquellos lados tienen motivos específicos para protestas populares masivas que aquí ocurrieron hace años, a la caída de Pérez Jiménez y durante el Caracazo (27/4/1989), con actividades más recientes durante el fallido golpe de abril de 2002 y sus secuelas.
Por cierto, resulta increíble lo ocurrido en Estados Unidos, donde millones de personas perdieron sus casas y quedaron endeudadas sin que se produjera ni una sola demostración de indignación. Definitivamente ese pueblo tiene el cerebro lavado por los medios que lo desinforman, amén del consumo intenso de drogas que el gobierno tolera o patrocina.
En Venezuela, donde políticamente tenemos mayor madurez que muchos, nos estamos acercando peligrosamente a una situación explosiva que puede estallar de repente, sin que el gobierno o sus simpatizantes se den cuenta.
En Margarita, en menos de 72 horas hubo 7 asesinatos a balazos, entre ellos dos ejecuciones triples atribuidas a cobros de facturas entre hampones.
Ayer en Caracas los choferes de una ruta trancaron la vía durante varías horas creando un caos vehicular en protesta por el asesinato de un chofer agremiado.
La violencia hamponil tiene a la gente en ascuas. De seguir así tarde o temprano habrá manifestaciones como las de España, con la diferencia que las de aquí serán a causa de la impunidad que favorece al hampa.
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