En mi reciente artículo anterior, sobre
la llamada Tragedia de Amuay, señalé otras dos tragedias, la de Tacoa i la de
Tejerías, durante las presidencias de Luis Herrera i Carlos Andrés Pérez, en la
que nadie se ocupó ni de pensar si tuvieron responsabilidad o no, pero en
cambio en nuestros tiempos, hasta las lluvias torrenciales en las cabeceras de
los ríos, son culpa de Chávez. En la IV República no hubo ni una sola
presidencia que fuese decente, pacífica i no corrupta. Recuerdo que la primera
vez, Caldera ofrecía 60.000 casas al año, mientras que en dos presidencias, si
acaso hizo 60, fueron muchas. No hubo una presidencia donde no hubiesen
tragedias, unas de accidentes como la de los maestros en el Puente de la Llovizna,
la caída del avión con el orfeón universitario i muchas otras que otros
articulistas se han encargado de recordárnosla, i todas con el denominador común
de ser tapadas o silenciadas casi totalmente por los medios de información
oficial, aunque deberíamos conformarnos con saber las de la Industria Petrolera,
en manos improvisadas de sus dirigentes, luego que desapareciera un hombre como
Pérez Alfonso que siendo adeco con genes de decencia i fundador de la OPEP,
escribió
Hundiéndonos en el excremento
del Diablo, o
El Desastre, en colaboración con Domingo Alberto Rangel i otros.
Ahora, han aparecido dinosaurios de la llamada Gente del Petróleo, dirigentes
todos corruptos i tremendos ladrones encabezados por Luis Giusti, quien valiéndose
de la Citgo, la gente de ellos mismo decía que, más de 14.000 estaciones de
Servicio, en los Estados Unidos, eran o son de su propiedad; multimillonario al
cual di clases en bachillerato en el Colegio Gonzaga (una vez publique un
extensa semblanza del caco sin moral) i exiliado luego de la presidencia de
Chávez i el Paro Petrolero, sigue siendo asesor petrolero de la familia Bush,
que creo todavía comercia con la de Bin Laden. De esos dinosaurios o alcatraces
con el pico abultado como un saco para guardar mentiras –ya lo dije antes− que
no caben en su cerebrito o cabeza oligofrénica, apareció José Toro Hardy, que
no sé si es Jesús, mamífero de cara manchada, que asegura que, la explosión e
incendio, es culpa de los improvisados que quedaron en PDVSA, al despedir a los
que boicotearon a la empresa, que tenían el cerebro electrónico “regalado” a
las transnacionales, que destruyeron todo lo que pudieron, dejaron al país sin
la producción gasolina i demás derivados
i en fin, produjeron días terribles de desestabilización i pérdidas por más de
20.000 millones de dólares. Fueron unos 18.000 empelados i obreros que se
retiraron i perdieron sus puesto por abandono i aplicación correcta de las
leyes, pero son los únicos seres humanos en el país que saben de petróleo. Este
señor, que me atrevo a decir que no sabe sino lo que ha podido leer en dos o tres
libros, que en el año 1976 estuvo enredado en casos de corrupción i tuvo que
exiliarse (o escapar) por unos ocho (8) años hasta que el caso prescribiera;
ese señor que no tiene entonces ni moral ni ética para abrir la boca ni para
bostezar, viene a hablar pendejadas sobre el incendio por explosión en Amuay. I
seguro que debe estar asombrado de la
eficiencia, de la actuación del Presidente de la República, del magnífico
Vice-Presidente joven que tenemos, del Presidente de PDVSA i Ministro de
Energía i Minas, más la superior actuación del Ejército, Guardia Nacional i
sobre todo Bomberos, para apagar apenas
en tres días semejante incendio, causado por una explosión que por lógica
elemental, es obra de la oposición, con ayuda i asesoramiento del Imperio i del
ex presidente delincuente del país vecino, al oeste. Así regaron cuanta mentira
se les ocurrió, como la del olor a gas durante unos cuatro días; sin embargo un
experto extranjero ha declarado que el gas industrial no tiene olor, aunque es
cierto que si paso frente a una panadería huele a pan, frente a una licorería,
huele a licor, o como se da en otros casos: cuando vivía en Isla Dorada, casi
frente al Tablazo, a veces había una neblina que decían era de amonio, i olía a
amonio; cuando en Francia pasas por una carretera del este, vía a Dijón, durante
kilómetros huele a queso Gruyere fabricado en una ciudad que está distante; mi
amigo Prieto Oberto me dice que llegando al aeropuerto de Lima, donde cerca
está una Procesadora de Harina de Pescado, huele a pescado, pero nunca olores
que sean agresivos o indiquen peligro. I por ser por televisión la entrometida
del dinosaurio Toro Hardy, fue que no nos llegaron a los chavistas, malos
olores de albañal de sus mentiras acusatorias. Un corrupto resucitado, para
mentir.
Pero además; recientemente en Geo Mundo,
hai fotos i noticias de un incendio en los Estados Unidos, en un campo de Golf,
en Denver, Colorado, que se inició en
enero-febrero, i lo terminaron de apagar
a los meses, después de quemarse más de 14 hectáreas.
También los dinosaurios, los alcatraces i
los caimanes dormidos, deben acordarse de que hace años, en la era de los que
saben de petróleo, cuando se incendiaba un pozo, solamente un pozo (balancín i
cabria) la PDVSA meritócrata, tenía que llamar al técnico norteamericano (que
no era ningún ingeniero de estudio sino un obrero de gran experiencia) llamado
el Colorado Ryder, para que lo apagara. Un escritor amigo lo conoció en una de
sus venidas, comiendo en un restaurate común, creo que en Lagunillas, i hasta
le explicó que toda su técnica consistía en dinamitar el pozo con una jirafa, i
hacerlo explotar, con lo cual se cerraba i apagaba.
Jamás
un Luis Giusti, un Calderón Berti o un Quirós Corradi, ni se acercaba a ver el
pozo incendiado. Ellos sabían de haber hacer “explosiones e implosiones” pero
con el dinero (dólares) que se llevaban
las compañías petroleras, les daban una buena tajada (todos son
multimillonarios) i a la nación un 1 o 4%, para mantenerla pobre i sumisa.
Ahora, Presidente i Vicepresidente, más
todos los ministros que tengan que ver con un acontecimiento terrible, no están
sentados en un escritorio, en ambiente lujoso i bellas secretarias. Todos andan
en la calle, como hombres comunes, pero haciendo labor de patria. Por eso el país es otro. Jamás había conocido
un presidente más preparado, leído, conocedor del último rincón de su país i
metido de cuerpo i alma a resolver los problemas. Fíjense, mientras el majunche
opositor anda haciendo de títere movido por hilos de mala calidad (las
apetencias asesinas del Imperio i la mediocre calidad de su comando electoral i
busca-puestos que le siguen), el presidente i su gabinete enfrentan i han
resuelto tres graves problemas al mismo tiempo: la inundación de Cumanacoa por
el río Manzanares, la caída del puente sobre el río Cúpira, i el más difícil,
el incendio en Paraguaná en la Refinería de Amuay. El presidente de PDVSA,
Rafael Ramírez demuestra con cifras aparecidas hoi en números grandes, las potencialidades
que tiene la Empresa en sus tres refinerías de Falcón i las del resto del país;
se ha atendido a las víctimas con todos los recursos posibles, se crearon 11
refugios que ya se cambiaron por 60 casas nuevas, de la Misión Vivienda, i los
documentales recogen las vivencias del más humano, digno i amoroso presidente
de cualquier país del mundo, dando ayuda, consuelo i amor, a su pueblo. Este
hecho provocado por la oposición, en vez de restarle votos como estúpidamente
creen, los desfavorece a ellos i aumenta la devoción i el apoyo que, este
pueblo noble, descendientes de Bolívar, ven en él, también, al hombre de la
dificultades, pero con la fuerza casi descomunal para superarlas. Repito una
vez más la frase del Libertador: “La
gloria está en ser grande y en ser útil”
robertojjm@hotmail.com