He leído su artículo en el cual pone en tela de juicio mi ética profesional. No pretendo cambiar su punto de vista. Es asunto suyo.
Pero no puedo dejar pasar sus comentarios sobre temas de fondo. En primer lugar, hace un esfuerzo inútil por desmentir la existencia de presos políticos en la Venezuela de hoy. La lista es larga. Muy larga. Decenas, centenares, tal vez . Muchos de ellos en manos de la justicia militar aun siendo civiles .
Usted dice que yo busco manipular cuando afirmo que visité a mi padre en la Digepol y que los presos políticos en la llamada Cuarta República podían recibir visitas. Numerosas veces fui al Cuartel San Carlos a visitar a muchos de ellos, e incluso a entrevistarlos para Tribuna Popular. Pregúntale a Gabriel Puerta, Álvaro Carrera, César Solórzano. Pregúntele a Francisco Arias Cárdenas. E incluso hable, si puede, con Nicolás Maduro y que me desmienta si no lo vi con mis propios ojos en un tigrito en la vieja Disip, cuando yo era diputado y presidente de la Sub comisión de Derechos Humanos del Congreso. Dígale a Freddy Bernal que me desmienta y que afirme que nunca lo visité en la Disip, en los tiempos del segundo gobierno de Caldera.
Es una verdad histórica que en la cuarta fueron asesinados todos esos presos políticos que usted enumera. Y también es cierto que en estos tiempos de presunta revolución se incomunica, se da tratos crueles y degradantes a los presos políticos. Se envían estudiantes a las colonias móviles de El Dorado, como el caso de Kevin Rojas y otros
alumnos de la UPEL de Maracay. Pregúntele a los familiares de Willmer Azuaje, diputado de Barinas, cuántos meses pasó incomunicado en el Sebin. Y si fue golpeado o no . Pregunte las hijas del general Raúl Baduel si es cierto o falso que estuvo y nuevamente está incomunicado.
Y si es verdad o no que pasó casi un mes con la misma ropa y sin poder bañarse. ¿Le gustaría pasar por ese turismo de aventura siquiera una semana? Ni se lo recomiendo ni se lo deseo.
¿Sabe usted o se niega a aceptar que los fiscales y representantes de la Defensoría del Pueblo son "rebotados" en las puertas de os policía política y no se les permite hacer su trabajo? ¿Cree que es un cuento chino que los diputados tienen prohibido el acceso a los centros de reclusión? ¿Cómo le parece que al hermano del embajador ante la ONU en Ginebra Jorge Valero lo tuvieron incomunicado varios días en el Sebin, y que sus familiares me pidieron hacer público el caso? ¿No se enteró del caso del abogado Ángel Vladimir Zerpa, que estuvo detenido un mes en un baño sumido en la podredumbre? No se trata de lavarle la cara a la Cuarta sino de mostrar las lamentables verrugas en el rostro de la Quinta . Y ojalá alguien las corrija.
¿Usted es ingenuo o se hace? ¿O quizás es un revolucionario acomodaticio que teme confrontarse con la realidad para no ser presa de sentimientos de culpa? ¿Se atreve a verificar todo esto y a reclamarle al gobierno con la misma fiereza que seguramente utilizó contra gobiernos de la Cuarta, si es que realmente lo hizo? ¿Puede usted sostener sin ruborizarse la tesis de que en Venezuela no hay presos políticos?
Es muy doloroso que la Carta Magna de la cual soy firmante sea utilizada como un coleto por quienes dirigen la represión en Venezuela. Y que personas como usted descalifiquen las graves denuncias existentes sobre la situación de derechos humanos. Claro que en la llamada Cuarta se violaban esos derechos . Lo lamentable es que la cosa no ha cambiado y en algunos aspectos incluso ha empeorado. De eso es responsable el actual gobierno, en cuyo seno están muchos ex presos políticos, entre ellos el propio Jefe del Estado. Pregúntele a Rafael Ramírez si no denunció en mi programa los atropellos y abusos cometidos en el Sebin contra uno de sus antiguos gerentes de PDVSA, Rafael Parada, hoy gravemente enfermo, y a quien se le negó y no sé si se le sigue negando la atención médica.
No manipulo, señor Arroyo. Todo lo que he escrito es absolutamente verificable. Lo que no sé si es verificable o no es su supuesta ética de autodenominado revolucionario, que no abre la boca cuando la injusticia es cometida por sus compañeros de ruta. Esos que hablan de revolución y manosean la Constitución para esconder sus tropelías . Qué pena ajena dan aquellos que se hacen los locos frente al abuso de poder .