¡El que calla otorga! No hemos dicho un carajo ante el atentado y nos estamos haciendo los pendejos, y eso da mucha pena, penita, pena, porque ya todo el mundo se está dando cuenta de quiénes somos. Es que no perdemos oportunidad para que la gente sepa que somos unos grandes carajos. Dígame los compañeros dueños de los medios de comunicación, no saben qué decir: presunto, supuesto, quizás, vamos a ver, a lo mejor, quien quita. Inventan vainas para no reconocer la verdad. Y lo mejor es el peo que hay entre nosotros, ahora hay unos cuantos que quieren asumir que estuvieron allí, y otros que dicen que es un show, un montaje del dictador para quedarse, en fin, que si el dictador anterior nos volvió locos, este dictador de ahora nos graduó de locos summa cum laude.
Los compañeros amos de medios de comunicación no saben cómo entrarle al atentado, y lo peor es que con ese silencio ya todo el mundo sabe que aquí no hay medios independientes ni éticos por ninguna parte, así que no me vengan con sus cuentos y esperen que yo les crea. Hay que decirlo: hubo atentado y nosotros rechazamos con toda la energía del mundo esa vaina. Ah, pero ni de vaina, nadie de nosotros se atreve a decir algo como eso porque le van a decir de todo por las redes antisociales que manejamos nosotros mismos. Hasta el periodista mayamero que habla más consigo mismo que con los invitados, reconoció que estuvo en ese peo, pero el gobierno del compañero Trump no dice nada, también el compañero policía de San Diego, en Valencia, asumió y se fue a la toma de posesión del archiduque de Colombia. En fin, que así no vamos a ninguna parte y reparte. Y para más vainas, al compañero Matemático Borges le allanaron la inmunidad parlamentaria, y él declaró desde Colombia que eso para él no era ninguna sanción, sanciones eran las que él había conseguido que le aplicaran a Venezuela en comidas y medicinas, esas sí son sanciones, dijo el compañero desde Júpiter, perdón desde Colombia, donde el riesgo es que te quieras quedar como se quedan los líderes sociales allá.
El papá de Margot llegó arrechísimo y dijo: "Carajo, y qué quieren, que el dictador esté muerto para reconocer que fue un atentado. Damos vergüenza. Damos pena. Damos lástima con lo poco que decimos y más con lo que no decimos. El compañero Rosales dice que atentado fue el que le hicieron a él cuando le lanzaron una enciclopedia completa con un pequeño Larousse ilustrado que por poco lo matan". Y llegó hasta la puerta del cuarto, se detuvo allí y vio para el techo del apartamento, tomó la puerta con delicadeza y sin pensarlo dos veces, la lanzó como si fuera un dron y aquella vaina produjo un estallido tan grande, que los vecinos gritaron. "A correr que estalló un dron"
- Los marcianos llegaron ya.- Me canta Margot