El Arado y el Mar

El CoronaFaes es pandemia más peligrosa que el Coronavirus

Las faes, organismo de represión creado por el madurismo, han sido condenadas por Michelle Bachelet, son consideradas por muchos como una organización terrorista; tiene un récord de muertes que las coloca por encima del coronavirus en el nivel de daño y de muertes. Veamos.

China reporta cerca de 3000 mil muertos, el porcentaje en relación a la población de mil seiscientos millones de habitantes da como resultado un número muy bajo. Aquí se reportan alrededor de 5000 asesinados por las faes en 30 millones de habitantes: la diferencia con el virus chino es inmensa en contra de las faes.

Si las faes tuvieran la cobertura mediática del coronavirus el mundo estaría aterrado por ese "virus". Si el país tomara conciencia del peligro de las faes, entonces no se agotarían los gel bactericidas, las mascarillas, sino que el gobierno caería de manera inmediata. Todo esto lo que demuestra es el poder de los medios, el poder del engaño y la manipulación a la población sometida a un proceso de adormecimiento tan grande como el nivel de desastre que sufre sin protestar. Pero sobre todo demuestra el nivel de deterioro, de corrupción moral que sufre la dirección política del gobierno y de la oposición gringa.

Todo esto nos señala la necesidad de la restauración moral de la sociedad, regenerar los factores cohesionadores, los valores de la fraternidad, de la conciencia del deber social, de pertenencia a la humanidad. Ya el éxodo de millones es una señal de alarma: algo está pasando en el país cuando se da esta estampida. Dejamos pasar mucho tiempo y todavía no entendemos la magnitud de la tragedia, el país sigue viviendo como si unas elecciones, un nuevo cne arreglarán la crisis, piensa que esta peste sistémica se arregla con pañitos calientes. No atinamos a entender que el mal toca lo más profundo de la espiritualidad, es allí donde debemos empezar la reconstrucción de la Patria.

Y esta reconstrucción amerita acciones que sustenten un discurso que confiera credibilidad, que devuelva la confianza a la gente en la dirigencia. Mucho se ha hablado, mucho se ha mentido, se ha construido una fantasía de país, una mentira que ahora se derrumba sobre la dirigencia agotada. Nada de lo dicho es creíble, nada de lo hecho es confiable, nada funciona. No tenemos moneda, no existe ley, no funciona el Estado, millones le dan la espalda al suelo patrio. El país se nos disuelve en las narices. Esta situación requiere de acciones, de discurso directo, sincero.

Un clásico dijo una vez que las clases sociales no se suicidan. Hoy, aquí, se está demostrando que estaba equivocado, este país se está suicidando. ¿Qué nos pasó? ¿Será éste el destino de una sociedad rentista? O por el contrario los pueblos tienen reservas morales, históricas para superar todos los males, a la larga son invencibles. ¿Será que asistimos a una batalla final que desintoxicará al país del lumpen sindical, de la clase media clientelar, de los políticos profesionales del egoísmo, o lo extinguirá en el propio fuego que sus dirigentes crearon?



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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