Fuerzas militares y policiales, comandos entrenados para el crimen político guiados por traidores y delatores asesinaron a 23 revolucionarios el 4 de octubre de 1982 en lo que se conoce como la Masacre de Cantaura, población del municipio Pedro María Frites, estado Anzoátegui.
Más de 500 efectivos entre militares y efectivos de los cuerpos de Seguridad de Estado (Disip, DIM), helicópteros artillados y aviones Gamberra y Bronco asaltaron el campamento guerrillero del Frente Américo Silva, del partido Bandera Roja, y sin respetar las "Reglas de la Guerra", como prestar atención médica a los heridos y respetar la vida de los detenidos, actuaron con saña al torturar y ejecutar a los combatientes mal heridos.
Helicópteros de la Fuerza Aérea ametrallaron el campamento cerca de las 5:00 de la mañana y acto seguido ingresó la jauría militar policial a cumplir la orden de tierra arrasada para no dejar a ningún revolucionario vivo, y esa orden se cumplió parcialmente. Esta operación fue ejecutada por un oficial general, ocho oficiales superiores, 24 oficiales subalternos, 378 efectivos de tropa y 96 funcionarios de la Disip.
Los autores intelectuales de la llamada "Operación Cantaura" son: el General de División (Ej) Vicente Luis Narváez Churión, ministro de la Defensa para entonces; el General de División José Dionidio Murga Cabrices, Comandante del Comando de Cazadores, mientras que los funcionarios de la Disip fueron comandados por el Director General Remberto Uzcátegui Bruzual, el Director de Inteligencia José Domingo Yépez, el Director de Operaciones Henry Rafael López Sisco y el comisario Antonio José Días Rojas, respectivamente.
En la operación se emplearon dos aeronaves modelo Camberra; dos aeronaves modelo 0V-10, Bronco; dos helicópteros de combate modelo Bell UH, del Departamento Aéreo del Ejército y un helicóptero de la Disip. Todo este despliegue de tropas y equipamiento demuestran la asimetría y el uso desproporcionado de la fuerza de la operación.
Eran tiempos de la cuarta República, gobernaba el país el socialcristiano Luis Herrera Cámpins y desde el Congreso de la República dominaba AD, pieza fundamental del bipartidismo corrupto y entreguista. Los cuadros de la Disip y la DIM recibieron entrenamiento por parte de la CIA y los militares en la Escuela de Las Américas, entre ellos Henry López Sisco.
Hoy los medios de comunicación privados nada dicen de la Masacre de Cantaura. Son 40 años de impunidad, de silencio cómplice y hasta un piloto de gamberra, Róger Cordero Lara, fue diputado electo en las listas del PSUV.
Desde entonces la Fiscalía General de la República paralizó las investigaciones y después de 40 años los responsables están libres y otros fuera del país que se declararon "perseguidos políticos". Son criminales sin castigo, con total impunidad.
A 40 años de la Masacre de Cantaura rendimos homenaje a los 23 revolucionarios caídos por la barbarie militar policial.
Honor y gloria.