En la foto Ernesto Carmona, Luis Conejeros, Isabel Gallardo, Alfredo Taborga, Juanita Rojas
(texto de Ernesto Carmona)
Una
nutrida concurrencia de medios informativos y familiares de las
víctimas presenció la inédita ceremonia en que el Colegio de
Periodistas de Chile pidió perdón por los reporteros que, en 1975,
ayudaron a disfrazar como “enfrentamientos” los asesinatos de 125
personas en los casos “Rinconada de Maipú” y “Operación Colombo”. Los
ocho periodistas involucrados en las mentiras fueron sancionados e
diferente grado –incluso con expulsión– en dos sumarios de los
tribunales éticos de la orden profesional solicitados por las familias
de las víctimas, pero los medios de prensa y televisión en que
trabajaban siguen guardando silencio. El Mercurio omitió la noticia del
acto del perdón, aunque concurrió el ministro Secretario General de
Gobierno, Francisco Vidal, pero no ocultó la información en su versión
electrónica, www.Emol.cl.
Llegó tanta gente hasta la sala del
reuniones del Círculo de Periodistas, en el tercer piso del edificio
institucional, que hubo que trasladar el encuentro a un auditorio del
piso 8, que fue colmado por unas 200 personas, entre periodistas que
acudieron a la cobertura, familiares de víctimas, organizaciones de
derechos humanos y público general. Los familiares llevaron pancartas y
folletos informativos sobre los asesinatos y las víctimas.
Intervinieron
Luis Conejeros, Presidente del Colegio; Juanita Rojas, Presidenta del
Tribunal Nacional de Ética y Disciplina (TRINED); Alfredo Taborga,
Presidente del Tribunal Regional Metropolitano (TRED); Isabel Gallardo,
familiar de tres de las seis víctimas de La Rinconada; y Roberto
D’Orival, que tiene un hermano entre los 119 desaparecidos de la
Operación Colombo. También habló el ministro Vidal y como conductor se
desempeñó Ernesto Carmona, consejero nacional del Colegio y coordinador
del departamento de Derechos Humanos.
Periodistas sancionados
En
el caso Rinconada, los periodistas sancionados con suspensión temporal
de su colegiatura y censura pública fueron Claudio Sánchez, quien en
1975 trabajaba en el Canal 13 de la Pontificia Universidad Católica;
Julio López Blanco, Roberto Araya –el único expulsado–, Vicente Pérez
Zurita y Manfredo Mayol, todos de Televisión Nacional (TVN) - Canal 7,
cuando ocurrió el montaje. Sánchez recurrió a la Corte de Apelaciones
de Santiago, pero su reclamo fue rechazado el 2 de junio.
Por la
difusión de noticias falsas en la Operación Colombo fueron suspendidos
y censurados públicamente los ex directores de medios Fernando Díaz
Palma, de Las Últimas Noticias, de la cadena El Mercurio; y Alberto
Guerrero Espinoza, de La Tercera; y la periodista Beatriz Undurraga
Gómez, de El Mercurio. Por haber fallecido, se declaró no imputables a
los directores de El Mercurio, René Silva Espejo, y del vespertino La
Segunda –también de El Mercurio–, Mario Carneyro. Los familiares
también acusaron a la periodista de El Mercurio Mercedes Garrido
Garrido, pero el tribunal la absolvió porque no pudo probar su
culpabilidad.
El acto de mea culpa
El
Colegio reconoció que no estuvo a la altura de las circunstancias ni de
las demandas de información veraz de la ciudadanía durante los 17 años
de dictadura, pero también advirtió que los vacíos legales todavía no
garantizan una tuición ética efectiva de los colegios profesionales.
Básicamente, quiso cerrar un capítulo bochornoso del periodismo y, a la
vez, dar una señal política a los medios involucrados, que todavía
guardan silencio sobre su responsabilidad en la fabricación y “pauteo”
de noticias falsas.
Luis Conejeros dijo que "la impecabilidad de
nuestro Tribunal Metropolitano como del Tribunal Nacional ha sido una
vez más respaldada y reconocida, ahora por la Corte de Apelaciones de
Santiago". Añadió que las instancias éticas institucionales "no juzgan
personas, juzgan hechos, y en sus casos, estos juicios dicen que
algunos de los nuestros abandonaron la esencia del periodismo. Por
decirlo de algún modo, dejaron de servir al periodismo, a la verdad, a
la libertad, a la humanidad, para servir a otros amos. En ese tiempo,
dicen los tribunales, el Colegio dejó de estar del lado de ustedes. Por
eso hemos venido a pedirles perdón. Por eso les ofrecemos nuestras
excusas públicamente".
Asimismo, precisó que "si algunos
periodistas, en algunas oportunidades, y el Colegio de Periodistas como
institución no estuvieron a la altura, nuestros medios de comunicación,
aquellos para quienes trabajábamos, aquellos que eran dueños de las
cámaras, de los micrófonos, de las rotativas, también hicieron su parte
y de ellos hasta hoy no he escuchado palabra alguna". Agregó que "los
periodistas y los medios nos sentimos autorizados a pedir cuentas a
todos, a exigir transparencia a todos, a inmiscuirnos en la vida de
todos", pero, "lamentablemente aún no se ven con la frecuencia que
debiera nuestras propias cuentas públicas, la cuentas de los medios,
los defensores del lector, del auditor; aún no se ve una actitud
socialmente responsable de rendición de cuentas en la prensa chilena y
quizás cuantas veces más estaríamos obligados a pedir perdón, no sólo
por lo que pasó hace treinta años, sino por la falta de rigor o de
impecabilidad en que incurrimos ayer o anteayer".
Enseguida,
dirigiéndose al ministro Vidal, dijo que "si los tribunales de Ética
fueran reconocidos por la legislación, si se crearan los tribunales
especiales para no colegiados, si se restituyera a la Colegios la
tuición ética, estas familias que están hoy día acá y a quienes les
pedimos perdón, podrían ver sanciones efectivas, sanciones ejemplares".
Reclamó que "la democracia está en deuda con un Chile que necesita cada
vez más profesionales responsables, con altos estándares y con efectivo
control ético", mientras los "proyectos para avanzar en este sentido,
que hoy son apoyados por parlamentarios de todas las bancadas,
continúen en sueño sin urgencia alguna en la Secretaría General de la
Presidencia y en el Parlamento".
Juanita Rojas, presidenta del
TRINED, dijo que “más que pedir disculpas” había que rendir un homenaje
a la tenacidad de las familias de las víctimas por buscar no sólo
justicia y sanción en los tribunales ordinarios, sino también en la
instancia que rige a los periodistas. También recordó un crudo “mea
culpa” público de la ex periodista de El Mercurio, María Angélica de
Lukigi, que contiene frases tan duras como ésta: “Mientas a otras
chilenas les rompían la vagina con animales, botellas, electricidad,
les daban puñetazos y mataban a sus hijos y padres, yo le leía cuentos
a mi hijo, pololeaba, iba a las cabañas de los periodistas en El Tabo,
usaba suecos y minifalda y correteaba. ¿Era feliz? Lo siento”.
La impunidad de "Alexis"
Alfredo
Taborga, Presidente del TRED, dijo que "así como la Constitución
defiende a los medios de comunicación, así también debe defender a la
sociedad contra el manejo interesado y manipulador de la verdad que
pueden hacer esos medios". Puso de relieve "la necesidad de que se
establezca, también con rango Constitucional, el derecho de la sociedad
a estar adecuada, oportuna y verazmente informada, no sólo con el
criterio del medio que entrega la noticia sino con aquel que respete la
verdad, independientemente de los intereses empresariales,
gubernamentales o municipales de los propietarios de medios".
"El
Tribunal Metropolitano en una instancia que puede proyectarse ante la
ciudadanía como un referente al que pueden concurrir los habitantes de
Chile cuando estimen que los periodistas no estamos cumpliendo a
cabalidad nuestras obligaciones éticas en el ejercicio profesional",
dijo Taborga. Añadió que el Colegio "tiene la seriedad de poder
investigar conductas y sancionar cuando corresponda a los periodistas
que puedan apartarse del camino ético con que deben cumplir su deber en
la sociedad".
"Y lo estamos haciendo adecuadamente, tal como lo
acaba de ratificar la Corte de Apelaciones al rechazar la apelación
impuesta por el colega Claudio Sánchez contra un fallo que lo sancionó
emitido por el TRED Metropolitano en el caso Rinconada de Maipú. La
Corte estableció que lo obrado por nuestra instancia fue correcto,
apegado a las disposiciones y normas vigentes y con el respeto a las
formalidades del caso", agregó.
Taborga llamó la atención ante "la
total impunidad que hasta el día de hoy existe sobre un personaje que
en todas las declaraciones e instancias de la investigación del caso
[de Los 119] aparecía como un responsable central", incluso reconocido
por altos miembros de la dictadura y en los documentos desclasificados
de EEUU: "Me refiero, dijo, a un personaje que se hacía llamar Álvaro
Puga o Alexis, del cual nunca más se tuvo noticias". Añadió que "con
los escasos medios de los tribunales de nuestro colegio, se pudo
establecer su alta participación en el montaje de estas operaciones de
inteligencia que significaron una burla sangrienta para todo el pueblo
de Chile".
Las familias
Isabel
Gallardo, familiar de tres de las seis víctimas de La Rinconada,
expresó complacencia porque el Colegio “haya sido capaz de,
auto-críticamente, realizar un acto simbólico de esta naturaleza por
hechos ocurridos hace 33 años”. Dijo que la importancia de este acto,
la vemos en el contexto de la necesidad de reflexionar sobre nuestro
pasado, por sanidad mental, pero también la vemos en el contexto de dar
un ejemplo, en tanto podemos sacar enseñanzas y conclusiones, para el
presente y el futuro”. Añadió que “estas enseñanzas que son
consecuencias de aquellos hechos de dolor, son las que aspiramos a que
lleguen hasta las mismas personas que planearon, manipularon,
ejecutaron y difundieron las distorsionadas informaciones que nos
enlodaron”.
“Hoy comprendemos ¡qué distintas! pudieron haber sido
las cosas, si aquellos periodistas, en esos momentos, hubieran usado
todos esos medios todos esos recursos para decir la Verdad. La verdad
de los terribles hechos de represión que sufrimos no sólo en este caso,
sino también en un espectro más amplio, como pueblo chileno, durante 17
años de Dictadura Militar”, dijo Gallardo. Agregó que “vemos en este
acto un valor profundo, contenido en este gesto que el Colegio de
Periodistas nos está ofreciendo; este valor es uno de los más
preciados, de los más nobles de los seres humanos: el de asumir una
culpa y pedir una disculpa; también vemos que en este acto, el gremio
de los periodistas está asumiendo, colectivamente, la responsabilidad
que le cabe a unas cuantas personas, con nombres y apellidos, lo que le
da un valor mucho más alto; es decir, el Colegio nos está dando una
Cátedra Magistral en tanto está asumiendo la responsabilidad de
personas que no se han hecho cargo de sus actos”.
Roberto D’Orival,
hermano de uno de Los 119, recordó que el periodista José Carrasco
Tapia, asesinado por órdenes del esbirro Álvaro Corbalán en 1986,
encabezó una huelga de hambre en la cárcel para denunciar en 1975 que
la Operación Colombo era un montaje periodístico de la dictadura.
Añadió que todavía quedan tareas pendientes en la cobertura de los
medios, como “la constante criminalización y estigmatización de las
protestas populares, en particular los reclamos de los estudiantes y el
movimiento mapuche, sometidos, además, a una feroz represión”.
Repercusiones en la prensa
La
presencia del ministro Vidal atrajo a más periodistas de todos los
medios a la cobertura del acto, porque además el secretario de Estado
le pidió a los reporteros que habitualmente cubren el palacio
presidencial La Moneda para reportearlo el día sábado que concurrieran
a escuchar sus declaraciones políticas en el Colegio de Periodistas.
"Todos debemos pedir perdón a los familiares de las víctimas de la
violación de derechos humanos en Chile", afirmó Vidal.
Vidal dijo
que cuando fue presidente de TVN, hace menos de un año se retransmitió
por primera vez en esa estación la imagen en blanco y negro de Julio
López “reporteando” en 1975 las huellas de los extremistas en el falso
enfrentamiento La Rinconada de Maipú: unos cartuchos de bala vacíos que
examinó en cuclillas, aparentemente “en vivo y en directo”, pero era un
film de 16 mm. "Todos hemos aprendido de esta experiencia", señaló
Vidal, quien se sumó a la petición de perdón.
El periodista Jorge
Escalante destacó en La Nación del domingo que Julio López admitió que
al Canal 7 – TVN llegaban agentes de la DINA a pautear a los editores y
periodistas, y que estos entregaban incluso los libretos de lo que
había que difundir. Además, conducían a los reporteros y camarógrafos a
las locaciones de supuestos enfrentamientos, como ocurrió en Rinconada
de Maipú.
Escalante añadió que en 1987, Julio López fue contratado
por Álvaro Corbalán, el entonces jefe del cuartel Borgoño de la Central
Nacional de Información (CNI), ex DINA, como “subdirector” de la
revista “A Fondo”, creada para la difusión del movimiento Avanzada
Nacional, un invento del sicario en sus esfuerzos por convertirse en
líder político del pinochetismo.
También reveló que el ex director
de La Tercera, Alberto Guerrero, fue estrecho amigo de Corbalán.
Asistió a una cena de gala el 13 de junio de 1987, en el hogar del
sicario, "horas antes de que la dictadura asesinara a doce militantes
del FPMR entre los días 15 y 16 de junio de 1987", en la Operación
Albania, afirmó Escalante. Su fuente es la hoja de la guardia de la CNI
que custodiaba el ingreso a la casa de Corbalán, adjuntada "a fojas
5163" del expediente del proceso abierto por esta masacre: “A esta hora
(la hora aparece borrada) ingresan los siguientes invitados: Patricio
Vildósola y señora, Carlos Portales y señora, Sergio Miranda y señora,
Carlos Cruz Coke y señora, señorita Dennis, Benjamín Matte y señora,
Miguel Ananías y señora, Guido Poli y señora, Alberto Guerrero y
señora, René Sotomayor y señora, Juan Carlos R. y señora, Manfredo
Mayol y Willy Bascuñán”. Hoy Corbalán está preso por el asesinato del
periodista José Carrasco, la Operación Albania y otros crímenes.
Emol,
la versión electrónica de El Mercurio, publicó la noticia que su casa
matriz ocultó. Y además, aportó información de su propio archivo, al
indicar que "la "Operación Colombo" fue "montada en 1975 por el régimen
militar (1973-1990) para encubrir la desaparición de 119 opositores, en
la que incluso se fabricaron revistas apócrifas en Argentina y Brasil
para vincular las muertes a pugnas internas del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR)". En efecto, "las fuentes de información" de El
Mercurio fueron las publicaciones O Novo Diario y Lea, que aparecieron
en Brasil y Argentina por una sola vez, sólo para dar la "noticia" de
dos enfrentamientos en "las pampas argentinas", donde hubo un total de
119 "extremistas muertos en combate", 60 ante la Gendarmería y 59 que
“se mataron entre ellos mismos, por diferencias políticas”.
La
versión electrónica de El Mercurio recordó que "la prensa de entonces
publicó titulares como "Exterminados como ratas", por las
circunstancias en las que las 119 víctimas habían sido detenidas en
Chile meses antes y por su posterior desaparición desde campos de
tortura de la policía secreta, como constaba en recursos presentados
por sus familias ante los tribunales que fueron rechazados". Ese título
fue utilizado por el vespertino La Segunda, ...de la cadena El
Mercurio.