La petición a favor de la prohibición del Festival de Carne de Perro de Yulin, que comenzó el 21 de junio pasado, ha sido firmada ya por más de 3,6 millones de personas. La celebración del solsticio de verano en la ciudad china reúne a toda una industria de la crianza de perros con el fin de su posterior matanza para el consumo de carne. Durante el festival entre 10 y 15.000 perros son torturados y muertos.
La propuesta ha sido entregada en la Embajada de China en el Reino Unido este jueves por la organización Humane Society International, que lucha por los derechos de los animales.
Según las creencias chinas, el consumo de la carne de perro ayuda a resistir los fríos del invierno y además trae buena suerte a quienes la comen. La costumbre muy antigua de los poblados de ciertas regiones de China de comer la carne de perro llegó a ser un festival nacional en los 90, cuando llegó a las ciudades grandes.
"Yulin es un ejemplo relativamente pequeño de un caso mucho más grande y feo que miles de personas dedicadas en China están tratando de parar", afirma Claire Bass, directora de Humane Society International en el Reino Unido, en una declaración citada este sábado por Independent.
Sin embargo, como recalca la vicedirectora de la misma organización Kelly O'Meara en entrevista para People, "contrariamente al famoso prejuicio, la mayoría de la gente de China, Corea del Sur, Vietnam e Indonesia no come carne de perro y la idea del consumo de carne de perro es detestada por muchos, sobre todo entre las generaciones jóvenes".
El promotor de la petición, Paul Fong, añade que muchos de los perros que mueren en el festival provienen del mercado negro y pueden portar diferentes enfermedades peligrosas.
Actualmente China no cuenta con ninguna ley de protección de los animales. Los primeros intentos de proponerla tuvieron lugar en 2009, pero el Congreso Nacional Popular de China todavía no ha tomado ninguna decisión al respecto. Los expertos en los derechos animales denuncian que los perros ajusticiados en el festival se crían de la manera ilegal. O'Meara se muestra esperanzada, pues cree que, al recibir presiones de la comunidad mundial, las autoridades chinas están empezando a cambiar de opinión respecto a la venta ilegal de la carne de perro y presionan cada vez más a las redes de vendedores