La cadena de incendios que azota a la Amazonia, pone en peligro al mas grande bosque selvático del planeta, que coloca al borde de una catástrofe a la humanidad entera. Entre el mes de enero y agosto de este año se han registrado mas de 72.843 focos de incendio, según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil, que ha advertido sobre el peligro en que se encuentra el denominado "pulmón de la Tierra".
La mayoría de los ambientalistas del planeta cuestionan las políticas y responsabilizan al presidente brasileño Jair Bolsonaro por implementar un modelo de desarrollo capitalista de explotación exhaustiva de la agricultura y la minería que estaría llevando a la extinción al pulmón mas grande del Planeta. Muchas ONG han hecho innumerables llamados a Bolsonaro a través de las redes, por las hectáreas de bosques que están siendo arrasadas por el fuego bajo el hashtag #PrayForAmazonia (reza por el amazonas), en el que se observan las imágenes de la selva asoladas por lenguas de fuego.
Con un tono de sorna, el mandatario brasileño tomó las críticas a su política desarrollista:"Me solían llamar capitán Motosierra y ahora soy Nerón incendiando el Amazonas". Aduciendo que es la temporada de sequía la causante de los incendios, tratando de minimizar su responsabilidad y la magnitud del problema que se le ha escapado de las manos y que en vez de tomar acciones que frenen el problema, ha incrementado con sus destempladas intervenciones las molestias de las ONG que abogan por el cambio del modelo que implementa, porque podría acabar con la Amazonia en muy poco tiempo. Por otro lado desmintió los datos provistos por el INPE. A raíz de los problemas y críticas a su mala gestión en términos ambientalistas, reaccionó despidiendo al director del INPE, bajo la acusación de propiciar una "pésima" imagen de Brasil en el área internacional y de supuestamente proporcionar datos falsos.
Además de las acusaciones de ser responsable de los incendios de la Amazonia por sostener políticas extractivistas, deforestación y de agroindustria intensivas, las ONG y ambientalistas, infieren que hay claros mensajes en contra de los pueblos que habitan la selva: La expulsión de las poblaciones originarias de sus tierras lo que permite a los ganaderos, hacendados y terratenientes apropiarse de las zonas protegidas por políticas anteriores que le dan sus derechos a los territorios indígenas.
Los agronegocios forman parte del modelo impulsado por Bolsonaro y sus aliados que pone en riesgo la reserva verde mas grande del planeta, y que las consecuencias ya están alcanzando a los centros urbanos, como el caso de Sao Paulo, que se ha visto oscurecida por la cantidad de humo proveniente de los incendios.
El cultivo de soya, la palma aceitera y la caña de azúcar son los grandes cultivos que están acabando con los bosques nativos de la Amazonia, que sigue un modelo de explotación sin límites, llevado por la codicia de un dirigente de la derecha mas rancia de Brasil y que lleva adelante un modelo capitalista de incremento de la productividad y de ganancias, sin importar la destrucción del ambiente y el desplazamiento de las poblaciones originarias.
Sin embargo, el INPE ha negado categóricamente que la causa sea debido a la estación seca o a los fenómenos meteorológicos, argumentando que "no hay nada raro en el clima de este año, ni en los niveles de lluvia en la región amazónica". Y aunque los incendios sean algo común durante la estación seca, la realidad es que la mayoría son provocados por las compañías madereras que deforestan y en gran medida por los agricultores que realizan quemas ilegales para ocupar las tierras y desarrollar sus negocios explayados en gigantescas hectáreas de la selva amazónica, amparados por la falta de control estatal y las políticas de Bolsonaro a favor de los terratenientes.
Entre el año 1970 y el año 2016, se ha desaparecido casi el 20% de la superficie de la selva del Amazonas, lo que implica un daño ecológico irreparable.
En 2018, se perdieron alrededor de 12 millones de hectáreas de vegetación en las regiones tropicales, incluyendo la Amazonia. Esto equivale a 30 campos de fútbol por minuto.
Un área de estos árboles antiguos e intactos, del tamaño de Bélgica se perdió en 2018, según el reciente informe Global Forest Watch del Instituto de Recursos Mundiales.
A través de la NASA, se ha mostrado varias imágenes satelitales donde una alta concentración atmosférica de monóxido de carbono (CO) se extiende a los sitios desde donde se ha declarado el estado de alerta ambiental por los numerosos incendios. Santiago Gassó, un investigador de la institución espacial, indicó desde su cuenta Twitter que el área de la superficie de América Latina cubierta por el humo era de alrededor de 3.2 millones de kilómetros cuadrados.
Bolsonaro ha dejado en claro que la protección del ambiente no iba a ser prioridad en su gestión administrativa, lo que se vio al tratar de unir los ministerios de Medioambiente y de Agricultura en uno solo, siendo los dos ministerios incompatibles, según la opinión de las organizaciones ambientalistas, porque el ministerio responsable del desarrollo agropecuario sería el mismo que daría los permisos de protección del ambiente. Al no poder lograr dicha fusión, nombró al abogado derechista Ricardo Salles encargado de la cartera de Medioambiente, que al sumir el cargo, lo primero que hizo fue frenar la demarcación de las tierras indígenas, al pasar la responsabilidad de la demarcación al Ministerio de Agricultura, pero Bolsonaro no se detuvo ahí, sino que prometió abrir los territorios indígenas protegidas constitucionalmente, a la explotación minera y forestal, con el pretexto de que los indígenas podrían vivir de las ganancias o regalías generadas por las empresas explotadoras de los ricos recursos amazónicos.
A raíz de las denuncias de las ONG, ambientalistas y de pueblos indígenas, contra las políticas del gobierno de Bolsonaro, Noruega frenó el envío de 30 millones de dólares a Brasil, esgrimiendo que los fondos enviados no se habían invertido adecuadamente por ese país en el Fondo Amazónico, que fue creado en 2008 para la prevención, la vigilancia y la conservación de la región. Noruega acusó a la administración de Bolsonaro de provocar la deforestación del Amazonas y por lo tanto no enviaría dichos recursos a este Fondo.
Los peligros para el planeta Tierra son inminentes, con la selva amazónica en llamas, los bosques de Siberia y grandes incendios en las islas Canarias, estaríamos en presencia de una gran reducción del oxígeno del planeta lo que podría afectar todo el sistema de vida de la Pachamama, sin que todavía podamos calibrar las consecuencias que dejarán estas grandes masas de humo en el corto tiempo, advierten expertos y organizaciones especialistas sobre el tema.
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