El rechazo hacia el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, por su decisión de despedir al jefe de los servicios secretos, Ronen Bar, y el clamor a favor del retorno de los rehenes en Gaza unieron este miércoles a miles de israelíes, en una protesta que marchó hasta la vivienda del jefe de gobierno en Jerusalén.
En los alrededores de la residencia -en la calle Gaza- y en la vecina Plaza de París, el descontento con la gestión de Netanyahu (su abandono hacia los rehenes al reanudar la guerra, para unos, y por su política interna, para otros) aunó este miércoles a miembros de organizaciones como la pacifista Standing Together, allegados de los aún cautivos y exmilitares y cargos de la oposición.
"Estamos protestando contra la combinación de acciones de este gobierno corrupto: que ponen en peligro a los ciudadanos de Israel, manipula el sistema judicial y pone en peligro a los rehenes secuestrados en Gaza", dice a EFE Sagui, de 57 años, quien asegura que todo ello va a poner al país "al borde del desastre".
"Todo lo que hace este Gobierno sirve sólo para la supervivencia de este desastroso primer ministro, esta es la única causa del final del alto el fuego", lamenta.
Muchos manifestantes, entre ellos los más jóvenes, cargan pancartas con mensajes como "poned fin a la guerra. Acuerdo ahora", mientras otros visten gorras rojas con el mensaje "acabad esta jod*da guerra". Para muchos israelíes, la reofensiva en Gaza pone en riesgo a los 59 cautivos, la mayoría ya muertos.
"Gaza es Gaza y el gobierno es el gobierno", dice a EFE Gil, a favor de la ofensiva en el enclave, que ha dejado más de 49.500 muertos, pero en contra de que Netanyahu decida despedir a dedo a quienes no considera sus aliados.
La manifestación de este miércoles fue convocada originalmente en protesta contra el anuncio de Netanyahu de echar a Ronen Bar, pero fue el nuevo estallido de la guerra la madrugada del martes el que disparó y diversificó la asistencia.
Muchos israelíes vinculan la decisión de Netanyahu contra el Shin Bet como una represalia porque la agencia investiga otro de sus escándalos: los supuestos pagos por parte de Catar a asesores del primer ministro que crearon una campaña favorable al país del golfo de cara al Mundial de Fútbol.
Además, el Shin Bet publicó -a principios de este mes- su investigación sobre el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 y, aunque reconoció errores propios, vertió gran parte de la responsabilidad al Gobierno, al que acusó de desoír sus advertencias y tener solo una postura defensiva en Gaza.