Un total de ocho mujeres habían sido trasladadas en el vuelo de deportación con 238 migrantes venezolanos hacia El Salvador, ordenado el pasado fin de semana por el gobierno de Donald Trump, en Estados Unidos (EE.UU.).
Sin pruebas, antecedentes ni conexiones concretas, fueron vinculadas con la organización criminal Tren de Aragua y llevadas a la fuerza y sin derecho a la defensa al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), un recinto diseñado únicamente para hombres, construido por el presidente salvadoreño Nayib Bukele para encarcelar a los peores criminales de las mafias centroamericanas, pero también para cometer injusticias.
Tras haber ignorado y violado una orden judicial que exigía el regreso inmediato de todos y cada uno de los connacionales, finalmente el gobierno estadounidense permitió el retorno de estas ocho mujeres venezolanas inocentes de delitos, informó María de Los Ángeles Padilla, madre de Eimar del Cielo Padilla, una de las connacionales trasladadas, que presenció las humillaciones y torturas recibidas por los venezolanos al bajar del avión.
"Allá las regresan porque esa no es una cárcel para mujeres, es una cárcel para hombres. A ella le tocó presenciar todo lo horrible que se vivió en ese avión porque ellos fueron engañados», dijo.
Padilla también denunció que su hija y las demás migrantes fueron víctimas de un engaño. «A ellos les dicen que se alisten porque se vienen a su país. Les cambian la ropa y ellos creen que van a ser deportados a Venezuela. Pero, al aterrizar, ven un cartel que dice ‘Bienvenidos a El Salvador’. Ahí todos entraron en pánico», dijo en una entrevista con el politólogo David Rivas.
El traslado se realizó bajo la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una normativa estadounidense que data de más de dos siglos y que la administración de Donald Trump utilizó para justificar la deportación de los venezolanos.
Sin embargo, las mujeres no recibieron información clara sobre su destino final ni tuvieron acceso a un proceso legal que garantizara sus derechos. Padilla aseguró que su hija fue tratada como una criminal peligrosa, a pesar de no tener antecedentes penales.