Hermoso y bello, orgullo y emoción, fue saber este domingo que la selección de Venezuela de Futbol Sub-20, le gano a la denominada potencia mundial, los Estados Unidos de Norteamérica (USA), porque este triunfo de Venezuela, es la eliminación del torneo de los gringos, es decir, los envió a su casa. En tiempos de revolución, eso es una estocada y golpe duro que sufren los Gringos y decepción fatal para los y las personas que no aceptan que la revolución bolivariana esta progresando. El significado histórico y relevancia de ese encuentro quedara para siempre en el corazón de los y las bolivarianos, los hijos de Hugo Chávez derrotaron a los herederos del imperio; preludio y satisfacción en vía de la construcción de la gran Potencia enmarcada en el II Objetivo histórico del Plan de la patria.
Al saber la noticia, imagine por un momento estar en ese estadio gritando a todo gañote "… y siiiii, y si, y siiiiiii nos da la ganaaa…de ser una potencia latinoamericana" e izar mi bandera tricolor con las ocho estrellas y correr por las gradas o saltar al terreno o campo de juego, sin importarme que me metieran 30 años preso, como el independiente Puertorriqueño Oscar López Rivera; bajo un frenesí de hurras y evocando vivas. Un recorrido imaginario por ese lugar, me hizo volver a la realidad y exclamar en la ventana de la residencia ¡Aquí estamos los venezolanos, precursores de la patria grande, los herederos de Simón Bolívar, el hombre Americano más grande de todos los tiempos. ¡Viva Venezuela, no joda!
En repetición de TV, veía una y otra vez, cuando el balón cruzaba la línea del arco y se introducía en la red de la selección gringa, ese Goooooool tan ansiado, convertido en mi pasión y anhelo cada vez que jugaba la selección de Venezuela en mis tiempos de fútbol activo, aquella cenicienta que se llamo en la IV república, ahora ya no lo es, que cosa más grande. En una oportunidad, fuimos capaces de eliminar a Brasil (eliminatorias de unas Olimpiadas con un golazo de Gerson), pero, siempre esos triunfos pasaron desapercibidos. Al respecto me dije, algún día será.
Como practicante y apasionado de este deporte, jamás perdí la esperanza de ver la selección nacional triunfante. Hoy gracias a la revolución bolivariana este sueño fue hecho realidad. Poco a poco se hizo sentir este momento. En el año 2007, fuimos capaces de organizar y ser Sede de una Copa América, evento extraordinario jamás imaginable en mi época de futbolista. También vimos brillar a la selección nacional denominada "vinotinto" con la talla de grandes jugadores herederos de otros que sudaron la camiseta venezolana como el Pájaro Vera, Vizcarrondo, Ricardo David, Angelucci, Dudamel, Surdo Rojas, Arango y otros mas, ellos nos dejaron el sabor a gol. Fue el inicio de una nueva generación que caminó sobre el riel de la revolución y sobre la base del trabajo incesante y perseverante e identitario del Profesor Richard Páez; previo empuje de su antecesor José Pastoriza. Persistió en este trabajo incansable, el Profesor Cesar Farías y Noel Chita Sanvicente y por supuesto en las categorías de prospectos a nuestro inolvidable Lino Alonzo, entre otros. Nuestro agradecimiento de verdad, a estos dignos hombres que forjaron a esta generación.
Hoy, un integrante de aquella selección prospectiva, el Gran Rafael Dudamel, nuestro arquero de lujo que junto a Angelucci, Golindano y otros mas, trasfirieron el ímpetu y pasión por este deporte, nos da una lección, si podemos estar en un evento mundial. Más tarde que temprano, esto se concretará y en el marco de la revolución de las revoluciones, se logrará. Bravo Dudamel, su nudo en la garganta en la entrevista que te hicieron este domingo, fue sentido y como solemos decir los futbolistas ¡Jugamos bien, porque ganamos".
El año pasado, visionamos algo en el horizonte, vivimos la experiencia y sabor del triunfo en el Balompié criollo con la femeninas, de los botines de Deyna Castellanos, salió un balín casi de media cancha y se convirtió en profecía; Venezuela hecha mujer daba el empuje necesario para que hoy nuestra generación de Oro, le ganara a la potencia del mundo y lo eliminara.
Quedará para la historia, el domingo 04 de junio de 2017, a los 187 años del asesinato de Antonio José de Sucre, el Abel de América, Dudamel y la sub-20 de futbol, salió a darnos alegría. Esta vez la orquesta del futbol cantó al son del alma llanera con un goooool a todo dar, ese grito airoso y fuerte que al son y galope del caballo blanco de Escudo Nacional, hizo brillar la esférica del triunfo, muy de mañana.
Este desafío entre Venezuela y USA, en el futbol Sub 20, más que un encuentro deportivo, es y fue un reto de convicciones. El sentido heroico y salvador del mundo, se quedó mudo, ante el ímpetu y fuerza galopante del amor fraterno. Valor imponderable que sembró el gigante en la generación de oro, cuyo semblante es de notar al momento que el balón cruzaba el fondo de la red. Un gol, metido por el increíble Adalberto Peñaranda, un guerrero que sepultaba las esperanzas del imperio yanqui para avanzar a otra fase del torneo. Nuestro muchacho del Vigía (Mérida), andino de pura cepa, donde se juega a la pelota de barro y con los pies descansos y varas de bambú o café, hacia estremecer el pecho de la selección de los que se creen dueños del mundo, esto no es poca cosa. Tenía que ser un andino, así somos (Táchira, Mérida y Trujillo) jugamos al futbol con pasión, a pata limpia, en sabana y tierra apuntando nuestro marco de gol en una vara de café o carruzo, amarrado con bejuco. Afinamos la puntería, el caño y el fifi, juéguele y pásala al son del pitazo y drible. Este triunfo es y será para los que sentimos el fútbol, una peña poética, ¡…que viva, que viva, la vinotintooooo!.
Con este triunfo de la selección sub-20 de futbol venezolano, los que se oponen al proyecto bolivariano no sabe qué decir, una tristeza abismal los embarga. ¿Cómo explicar a sus amos del norte esta azaña de nuestros muchachos?, sin comida y medicinas a según, y le ganamos en fútbol. Cómo ofrecer, disculpas por esos bambinazos y marcador final (2x1) y de paso eliminarles. Como reafirmarle a Trump o Shannon, que nuestra Generación de Oro en verdad no es una amenaza para su país. El triunfo de nuestra muchachada del futbol sub 20 los convertirá en muerte subvita, definitivamente. Algunos tratarán de reducir esta victoria a casualidades o afirmarán "no podemos ligar el deporte con la política"; pero, es un duro golpe en la ingle, así como el 95,6% de los votos a favor de Venezuela en la ONU para presidir la Comisión de Misiones de Paz, Descolonización y Palestina.
Este triunfo de la Vinotinto, insisto en tiempos de revolución bolivariana, tiene un significado histórico. Dos goles que demuestran esfuerzo y tesón de nuestra generación de oro. Aunque nadie lo crea, son hijos de la revolución. Aquellos, que han tenido la oportunidad de estar en una selección de alto nivel y jugar a placer, creatividad y estimulo nacional para que puedan generar resultados satisfactorios para el bien de un país. Y los que faltan.
Como practicante de esta disciplina, rindo honor y estoy orgulloso de los muchachos sub-20 de futbol venezolano, doy gracias a la patria grande por darme la oportunidad de estar viviendo este momento. Nuestra selección poderosa y triunfante como el ejercito libertador patriota que cabalgó hasta Pichincha, Ayacucho y Boyacá para libertar otras naciones y no invadir, asesinar gente, nos bendice con este victoria. Triunfo que es de todos (as) los futbolistas venezolanos (as), los que no pudimos vivir ese sueño en la IV república, hoy gracias a la política y motivación del gobierno bolivariano, lo sentimos como nuestro. ¡Gringo go home!
En próximo jueves, vamos contra la selección de Uruguay (cuartos de final), parece que es una semifinal anunciada, equipos de Latinoamérica contra las Europeos. Todo parece indicar que la final va ser la disputa de la Copa Mundial sub-20, entre dos continentes distintos. ¿Qué sucedería si nuestros muchachos son los finalistas?
En una oportunidad, cuando jugaba un torneo de futbol y cuando por primera vez, usaba unos zapatos de futbol (tacos, guayos), soñé en estar en mundial y donde le daba a mi Venezuela querida la oportunidad histórica de ser campeones. Hoy pareciera estar a punto de cumplirse este sueño. Ojala las marcas deportivas que son dueñas de este deporte, dejen jugar a placer y no empañen con sus "finales adelantadas". Que sea el omnipotente quien interceda para que eso no ocurra. Se convertiría en un triunfo ineludible para la Paz, terminaríamos de hundir a los violentos y terroristas que trancan las calles e impiden el libre tránsito en Venezuela, para abrir las alamedas de abrazos y pitos a favor de nuestra selección en dicha final. Los asesinos y fascistas que andan copulando guerra en nuestro país, se retorcerían los pescuezos y su pudor criminal, sucumbiría en las tinieblas.
Me imagino una Peña poética de goles, al ritmo del director de la Orquesta: Dudamel, pero, no la de Gustavo, sino bajo la varita de Rafael, aunque a Gustavo Dudamel lo invitaríamos un día después, para que se reivindicara con el pueblo recibiendo a los muchachos bolivarianos de la generación de oro sub-20 de futbol, con su orquesta.
Lo otro punto, es la Tricolor, es hora de usarla, la selección de futbol nacional debe poseionarse con la tricolor, dejar a un lado el color Vinotinto, amarillo o fucsia, y ponerse la casaca Tricolor con las ocho estrellas y el caballo galopante. Hoy nuestra generación de oro debemos inculcarlos el valor grande de este símbolo patrio, sino, vamos a ver una posible final de futbol mundial y alguien celebrando los goles enseñándonos un "S.O.S Venezuela" y no el grito hermoso de un gooool a la Republicaaaa Bolivarianaaaaa de Venezuelaaaaaaaaaaaaa.
Quedará para la reflexión y debate constituyente.
Bravo muchachos, viva generación de Oro, nos vemos en el próximo juego: Charrúas y Caribes, aquí le dejo el grito del guerrero: Oto waraporekariña