"Estamos urgidos de una política económica sistémica que estabilice y genere confianza".
No es posible pensar la Venezuela post-rentística sin un acelerado proceso de industrialización para las exportaciones.
Declaración de los economistas y profesores de la escuela de Economía de FCES de LUZ: Rodrigo Cabezas, Blagdimir Labrador y Eddy Aguirre.*
I.- En atención a la propuesta formulada por parte de respetados economistas nacionales y extranjeros de dolarizar la economía venezolana, consideramos necesario como profesionales de la ciencia económica fijar nuestro criterio.
Son varios los argumentos que nos permiten afirmar convincentemente que renunciar al bolívar como moneda nacional por el dólar es inconstitucional y no es una opción razonable para la economía venezolana y para su pueblo:
1.- La dolarización cercena la soberanía en el ejercicio de la política monetaria y cambiaria, al subordinarnos a una moneda extranjera que limitaría la acción del estado nacional frente a emergencias económicas, sociales o desastres naturales. Esto es ponerse de gratis una camisa de fuerza en lo concerniente a la política fiscal.
2.- Esta medida afecta la estrategia de diversificación comercial adelantada por la República Bolivariana de Venezuela en los últimos años particularmente con el Asia-Pacifico (China e India), Rusia e Irán que nos permite convenios directos de intercambio comercial en nuestras propias monedas, disminuyendo sensiblemente los costos financieros al obviar el uso de la divisa dólar.
3.- Asumir el dólar como la moneda de curso legal, coarta la experiencia de integración de Venezuela con América Latina y el Caribe en lo relativo a la profundización de los mecanismos de pago intrarregionales con nuestras propias monedas, como el establecido en el Convenio reciproco de pagos de la ALADI y el ensayo de moneda virtual SUCRE (Sistema Unitario de Compensación Regional).
4.- La convertibilidad a dólares de nuestro sistema monetario en un contexto de caída de los ingresos petroleros es absolutamente inviable desde una perspectiva de la economía real (importaciones, exportaciones, salario e inversión) y circulatoria (gasto público, deuda y ahorro). El impacto en el crecimiento económico y la pobreza de la población sería devastador.
II.- Dado el diagnostico de los graves desequilibrios económicos y sociales que predominan en la coyuntura de la economía venezolana, es vital tener una visión sistémica, coherente y unitaria de la política económica (fiscal, monetaria, cambiaria, de la producción y el sector externo) que permita generar confianza en los actores económicos: trabajadores, empresarios nacionales e inversionistas extranjeros. Estamos urgidos de un programa de estabilización y crecimiento económico, antiinflacionario y generador de empleo, que a la vez permita al Estado recuperar su rol de garante y conductor de las estrategias de crecimiento y desarrollo de la nación.
En el marco de la emergencia económica decretada por el Presidente de la República Nicolás Maduro, estimamos que debe priorizarse la lucha contra el agudo proceso inflacionario, atacando las causas que lo explican macroeconómicamente, a saber: la alta liquidez monetaria que acrecienta la Demanda, las distorsiones del sistema cambiario de carácter devaluacionista con impacto en los precios internos, el déficit fiscal financiado por la vía de la monetización, la caída de la Oferta nacional e importada en términos reales que ha forjado desabastecimiento, especulación y contrabando de extracción y, las expectativas negativas en los actores económicos originadas por la ausencia de una política sistémica que genere confianza.
En atención a la experiencia de la economía venezolana, un punto de partida en la lucha contra la inflación y la especulación está en la racionalización y estabilización del régimen cambiario, construyendo un mercado referencial y transparente que confronte y derrote la especulación del paralelo y despenalice las transacciones en el mercado de valores, por lo que el Ejecutivo nacional y el BCV deben proceder inmediatamente a la simplificación del sistema cambiario, corrigiendo el significativo diferencial entre el DICOM y DIPRO, dado que la sobrevaluación estimula las importaciones y desincentiva la producción interna.
La estabilidad y confianza en el sistema cambiario, contribuirá a incrementar el flujo de financiamiento requerido para la reactivación de la economía.
Finalmente, pensando en el mediano y largo plazo y en el desafío de la superación del modelo capitalista rentístico petrolero, reclamamos a los actores políticos, sociales y económicos de nuestra nación, colocar en la agenda decisoria el necesario debate de la nueva economía productiva que le garantice a las nuevas generaciones un país de oportunidades, productivo, diversificado en camino al desarrollo. En consecuencia, no es posible pensar la Venezuela post-rentística sin que se adelante un acelerado proceso de industrialización para las exportaciones con epicentro en una educación de excelencia, generadora de innovación científico-tecnológica que nos incorpore plenamente a la sociedad del conocimiento global.
*Econ. Eddy Aguirre S., Director de la Escuela de Economía de LUZ. Profesor e investigador de las cátedras de Economía Internacional y Economía de la República Popular de China.
Econ. Rodrigo Cabezas M., Profesor e investigador de las cátedras de Economía Venezolana y Economía de la República Popular de China. Ex ministro de Finanzas.
Econ. Blagdimir Labrador M., Profesor e investigador de las cátedras de Mercado e Instituciones Financieras. Ex presidente del Banco del Tesoro.
rodrigo1cabeza@yahoo.com