Ya las asimetrías del mercado capitalista significan que se trata de contratos mercantiles leoninos porque todas las compraventas suponen una parte pasiva forzada a pagar sobreprecios, y otra activa que controla a su favor el precio de las mercancías.
Otra manifestación de asimetrías la representa el comercio exterior cuyas importaciones se lanzan al mercado doméstico con precios cargados de costos internacionales y costos nacionales, los primeros en dólares, y los segundos en bolívares.
Parte de esos costos, efectivamente, son desembolsos en dólares hechos por fabricantes e intermediarios que el Estado se los suministra (caso de Control de Cambio) según una paridad cambiaria nacional que está fincada en el volumen del circulante nacional y la disponibilidad de dólares o reservas internacionales.
Cuando esos importadores vendan sus mercancías en bolívares (es lógico pensarlo así), recuperarán tantos bolívares como los representativos del monto de dólares medidos según la paridad cambiaria, y el resto en bolívares según su valor nominal por concepto de insumos nacionales.
Hasta allí todo sería coser y cantar. Sin embargo, este importador cada día, sin importar nada más y ofreciendo sólo el inventario ya contabilizado, recalcula sus costos a la paridad nueva que, por ejemplo, con un bolívar devaluado, según la fórmula cambiara.
Pensemos que el bolívar amanezca devaluado 50%. En tal caso, el importador, si vende a "costo viejo", estaría recuperando sólo la mitad de los bolívares que le costaría recargar su inventario. En lugar de desembolsar 1.000 bolívares para comprar 100 dólares, tendría que "bajarse" con 2.000 bolívares y, además, con otros mil bolívares para los costos nacionales. O sea, su inversión podría elevarse a 3.000 en lugar de los 2.000 anteriores (Bs.F).
Quede claro que esos 3.000 bolívares son capital, y a este él le sacará su correspondiente tasa de ganancia.
Sin embargo, así no ocurren las cosas. Ocurre que nuestro importador no tiene nada de pendejo para los "negocios"-eufemismo de trampas-: él afirma que los 2.000 bolívares de su inventario a precio viejo ahora sólo le permitiría comprar 50 dólares, y que como necesita 100 $ obviamente requerirá 4.000 bolívares, en lugar de aquellos 3.000. Por supuesto, vende a este falso y especulativo precio .
De resultas, este tramposo, ahora ha terminado devaluando también los 1.000 bolívares necesarios para su inversión en insumos netamente nacionales.
En números tendremos:
1.000 Bs.F/10$ = paridad cambiaria o moneda internacional: 1 dólar = 100 Bs.F.
1.000 Bs.F = 1.000 Bs.F, moneda nacional.
Costo del inventario = 2.000 Bs. F.
Si el Estado necesita lanzar nuevas monedas al mercado, por ejemplo, para comprar excedentes nuevos de producción artesanal o agrícola, entonces, según la perversa fórmula cambiaria, por ejemplo, un incremento monetario = 1.000 Bs.F.
Ahora tenemos, para insumos nacionales constantes:
2.000 Bs. F/10$ = nueva paridad cambiaria o moneda internacional: 1 dólar = 200 Bs. F.
Costo sincero del nuevo inventario = 3.000 Bs. F.
Costo falso del mismo inventario = 4.000 Bs. F.