Estamos ante una guerra no convencional y que esta puede desembocar en asistencia humanitaria; pero si ésta se da al estilo yanqui, Venezuela superará al terrorismo que se vive en Libia: nos obligarán a arrodillarnos ante las fuerzas extranjeras, que se suplanten las funciones del Estado venezolano y sacar por cualquier medio al presidente y demás líderes elegidos por el pueblo.
En materia de alimentos, aquí se producen las mejores reses, pescados, verduras, legumbres, tubérculos, frutas, café, cacao, azúcar, lácteos, variedad de leguminosas, entre otros rubros, porque tenemos la mejor tierra; sin embargo, la mayoría de estos rubros se lo llevan para la frontera y se benefician los que sacan los rubros, los guardias nacionales corruptos, el colombiano empresario que recibe la mercancía, los colombianos que compran nuestros bienes a menor costo que el que ellos puedan producir y el gobierno colombiano que se hace de la vista gorda para no atender a sus ciudadanos en la frontera.
Solo hay un grupo perjudicado y es el pueblo venezolano. Los líderes mundiales que quieren una ayuda humanitaria para el país dejarían de ser antihumanos si se preocupasen más porque los presidentes de nuestros países vecinos brinden la asistencia social y alimentaria a sus ciudadanos y no desangrando a Venezuela para llevarla a la hambruna total, e imponer sanciones por usar nuestro signo monetario como una herramienta para desestabilizar un gobierno legítimamente electo.
El gobierno venezolano también debe aplicar las medidas urgentes necesarias: mayor supervisión y control en la frontera, renovando a quienes custodian hoy día los mismos, imponiendo sanciones severas contra funcionarios que matraquean. El sector empresarial privado tiene su cuota de responsabilidad en esta crisis, valiéndose de un DólarToday para especular con los pocos productos que nos quedan. La crisis real es la ausencia de un alto valor de humanismo, estamos dejando de pertenecer a la especie humana para convertirnos en la peor barbarie para colocar a nuestros propios hermanos en la mendicidad.
No nos dejemos engañar cuando nos hablen de ayuda humanitaria, mientras ellos justifican acciones tan dispares, los humanistas pensamos en el porvenir tratando de superar la crisis presente, creemos en la libertad y en el progreso social en colectivo; aspiramos a una nación más humanista en un mundo multipolar; queremos un ejército de libertadores que lleve la esperanza y la solidaridad como un principio integrador de los pueblos. Cuando tu casa sea mi casa y mi casa sea la tuya, mis hijos sean los tuyos y los tuyos sean los mismos, habremos logrado el propósito por el cual bajamos a este plano: un mundo más humano.