10-03-18.-De las declaraciones del vicepresidente Tarek El Aissami, respecto a la producción agrícola, deducimos que van a repetirse los mismo errores que se han cometido en los últimos 70 años, los cuales han hecho pedazos la tierra, las condiciones de vida y la producción en el campo venezolano. 

Venezuela no llega hoy a tres millones de hectáreas productivas lo cual es vergonzoso y doloroso. Sólo para comparar podemos decir que Ecuador,  un país con poco mas de un tercio de la población de Venezuela y muchos menos recursos tiene seis veces más área sembrada (18 millones de hectáreas).

A pesar de lo anteriormente mencionado, el Vicepresidente ha planteado, como salida a la profunda crisis que vivimos, lo mismo de siempre: ayuda económica y técnica a los pequeños y medianos productores para incentivar la producción.
¡Por Dios!  ¿Hasta cuándo?  ¿Cuántas veces se ha dicho y se ha hecho eso? ¿Qué hemos logrado?

La ayuda económica a los productores además de haberse demostrado hasta la saciedad que no es la solución;  es una forma descarada de fomentar el capitalismo. Es usar la renta petrolera para enriquecer a unos productores que una vez lograda su cosecha, salen como buenos capitalistas a especular el pueblo, tratando de obtener la mayor ganancia posible de sus productos.
¿Alguien conoce un productor que venda sus productos más baratos porque recibió ayuda del Estado?

¿Cómo vamos a desarrollar el agro dando un crédito o, peor aún, regalando dinero a fulano para que siembre maíz, a sutano para que siembre plátanos,  a perencejo para que siembre tomates y a sutanejo para que siembre cebolla?
¿Qué sistema de planificación es ese?  ¿Se soportan esas ayudas en el uso óptimo de la tierra?

Que bueno sería que el alto gobierno entendiera que el desarrollo de la producción agropecuaria pasa por grandes inversiones en estudios de suelo,  desarrollo de tecnología para la producción de semillas, desarrollo de la genética y sistemas de riego.

En fin,  y para exponer por qué custionamos que se cometan una y otra vez los mismos errores, insistimos en nuestra propuesta:  Para desarrollar el agro venezolano es necesario trabajarlo desde tres perspectivas: La empresarial, la científica y la social.

La empresarial
Debe crearse una empresa mixta integrada por los dueños de la tierra, el Estado y una empresa privada, con dinero y tecnología, para explotar unas seis millones de hectáreas.
Una empresa de esta magnitud si puede crear vías,  sistemas de riego,  canalizar agua. En fin, modernizar y tecnificar el agro.
Esta empresa, adicionalmente, debe, además de la produccion,  orientarse a la industrialización, pues si produce, por ejemplo tomates, debe producir pasta de tomate,  salsa de tomate,  salsa para pastas, jugó de tomate y más.
El Estado venezolano no debería tener más del 49% para evitar la burocratizacion y la mala gestión.

La científica
Constituida esa gran corporación debe crearse un departamento científico dentro de ella para que haga los estudios y desarrolle proyectos de tecnología orientados a crear semillas, rebaños con características adecuadas para nuestro clima, etc.

La social
La empresa debe cambiar las condiciones de vida del área donde opera y la forma de hacerlo es a través de la construcción de campamentos como los que construyó la empresa petrolera desde sus inicios. Campamentos con casas dignas,  clubes,  campos deportivos,  oficinas, talleres,  clínicas,  colegios, pequeños centros comerciales y casas de abastos.
Los trabajadores de esta empresa deben tener beneficios similares a los de la industria petrolera: jubilación, seguros, utilidades,  bono vacacional, pago por sobre tiempo,  jornada nocturna y tiempo de viaje.

Lo planteado, muy resumidamente por limitaciones de espacio,  es muy diferente a repetir el viejo esquema de querer incentivar la producción con ayuda a particulares, sin mejorar la calidad de vida de la gente del campo y sin impulsar un desarrollo verdadero desde el punto de vista tecnológico.