Se ha manejado el salario como capital variable o parte del capital dinero adelantado por el capitalista. Hasta ayer toda esa teoría pareció funcionar con la única objeción de que el salario no cubría 100% el valor creado por el trabajador porque este entregaba una plusvalía impaga.
Todo el esfuerzo crítico del marxismo giró alrededor de esta plusvalía, sin embargo, así como está careciendo de racionalidad el canje de bienes físicos como el petróleo por monedas fiduciarias que de partida serían destinadas o retornadas a importaciones, asimismo debe revisarse el cobro en dinero a cambio de los valores de uso que crea el asalariado.
Este tipo de intercambio debe ser revisado.
Es un hecho de que los billetes fiduciarios no se siembran ni por sí mismos garantizan la tenencia de otros bienes no menos físicos.
Es lo que viene ocurriendo con los salarios que hoy recibe el trabajador en billetes cuyo poder adquisitivo resulta cada día más espurio.
Los trabajadores deben comenzar a exigir pago de salarios en especie, en bolsas de comida de las que se encargaría cada patrono de proveerse cada semana o cada 15 días.
Podrían formarse empresa encargadas del acopio y venta al patrono de los paquetes de bolsas destinadas al pago de los salarios. Los trabajadores no pueden seguir recibiendo como paga un dinero que los propios comerciantes hacen agua antes de recibirlos.
Ha resultado muy cómodo para el patrono pagar en dinero para que el trabajador se las arregle como pueda para estirarlo y medio comer. Este tipo de valoración del trabajo debe revisarse urgentemente.
Si el trabajador crea bienes tangibles, ropa, comida, muebles en general, ¿por qué tiene que recibir un salario-ya amputado en la plusvalía-en un dinero que a diario pierde poder adquisitivo?