Efecto contraproducente de los ajustes salariales por Decreto

El monto del salario originalmente estuvo a cargo del arbitrio patronal; reclamos constantes y la bajísima productividad labora los obligó a mejorarlo.

Con la aparición de los sindicatos estos fueron acosados hasta que los propios patronos cayeron en cuanta de que era mejor y más rentable negociar (comprar) una directiva sindical que negociar con cada trabador; por eso fueron coadmitidos corrompidos como ya lo sabemos.

Los salarios son concebidos como valor de una determinada cesta básica; sin embargo, los contratos obrero-patronales suelen ser de uno o más años y generalmente por tiempo indeterminado. Mientras corre el tiempo los precios de la cesta básica suelen moverse y especialmente en estos momentos de guerra económica confrontada por la sociedad venezolana.

Resulta falso que una mejor productividad del trabajador se traduzca en una baja en los precios del mercado. Toda mejora productiva se traduce en una mayor plusvalía relativa. Si una mayor oferta provoca baja en los precios, las fabricas simplemente ralentizan la oferta, bajan la producción, pero siempre que los precios no bajen, o sea, si la demanda sube y no precisamente por mejoras salariales otorgadas por los patronos. Este es el caso de los actuales ajustes que hace el gobierno como paliativo a la hiperinflación que nos está consumiendo lateralmente.

 

Ya se ha criticado esos ajustes salariales que por Decreto viene concediendo el gobierno ya que simplemente se vienen traduciendo en un freno a la producción y a la oferta lanzada al mercado, única manera que en el capitalismo provoca bajas en los precios, es decir, a mayor oferta, menores precios para una demanda dada, o mismos precios para una demanda menor-caso de insolvencia parea muchos consumidores..

Es diferente el caso de ajustes de los salarios por comprobada mayor productividad-caso de buenas cosechas o de las vacas gordas-, en estos casos, y en aquellos cuando la competencia lance mayor oferta a menores precios con miras a ganar más mercado.

Así las cosas, hemos caído en un círculo vicioso: los precios suben porque suben los costes, y como la demanda crece o se mantiene igual por decretos salariales, la oferta queda congelada al nivel precedente a cada decreto.

Digamos que estos ajustes salariales, mientras no sean en especie, sólo están manteniendo el nivel anterior de la oferta, y como los salarios son costes, a más costes mayores precios para la producción.

Ya en entrega anterior sugerí que las empresas podrían pagar en bolsas de comida y de otros productos que, lejos de incrementar la demanda y traducirse en mayores costes de producción, los patronos podrían adquirir a mejores precios a la baja por sus compras al mayoreo.

No hace falta abundar en que hemos llegado a la situación de que una o dos mercancías de la cesta básica se traga el salario mínimo de un mes.

Como quiera que loa CLAP ofrecidos por el gobierno resultan insuficientes y de entregas esporádicas, las empresas privadas deben cambiar el salario monetario por un salario de trueque o en especie.



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Manuel C. Martínez


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